Sonrisas y lágrimas: seguidores de Trump vs. seguidores de Kamala Harris
Palm Beach, en Florida, 6 de noviembre en 2024. Salta la noticia: Pensilvania cae del lado de Donald Trump, lo cual significa que las elecciones están, de hecho, ganadas.
A la misma hora en que los partidarios de Trump celebraban, en Washington D.C. las huestes de Kamala Harris, convocadas en la Howard University, lloraban amargamente.
Total ambiente festivo se vivió entre las filas MAGA que en Florida disfrutaron con una victoria que, minuto a minuto, crecía en dimensión.
Los seguidores de Kamala Harris quedaron en shock. Las encuestas pronosticaban un empate pero la realidad fue que Trump barrió en las urnas.
Quienes apoyan a Trump exhibían una alegría desbordada. Tuvieron fe en su líder y ganaron.
El abismo entre votantes de Trump y Kamala Harris es enorme. El miedo que se suscitan mutuamente explica la angustia de los derrotados.
Nada ha podido contra Trump: ni las consecuencias del asalto al Capitolio que él mismo incitó, ni un juicio en el que acabó condenado ni, por supuesto, un atentado al que sobrevivió. Para los suyos es un héroe.
La facción progresista de Estados Unidos perdió estrepitosamente. La gente de a pie pero también Taylor Swift, Beyoncé o las abundantes estrellas de Hollywood que apoyaron a Kamala Harris.
Donald Trump abandera un movimiento que pretende combatir a "las élites" y eso, tal y como demuestra el análisis de voto, ha calado profundamente entre los votantes sin título universitario.
En cuanto a Kamala Harris, ¿qué falló? Los primeros análisis apuntan a que no movilizó suficiente a su base de votantes y, especialmente, a los hombres.
En los primeros análisis de CNN o The New York Times se señala un posible aumento del voto masculino joven a favor de Donald Trump. También podría haber seducido a una amplia franja del voto latino. Habrá que esperar, no obstante, a los estudios poselectorales para validar estas hipótesis.
La inquietud entre los votantes de Kamala Harris resulta palpable en las imágenes. Quizá sospechen que Estados Unidos se asoma a una suerte de periodo autoritario. Aunque, tal y como se probó durante el primer mandato de Trump y el asalto al Capitolio, el sistema es fuerte.
Entre los que festejaban la victoria de Trump estaba, claro, el periodista Tucker Carlson, expulsado por radical de la Fox y ahora muy próximo al que será nuevo inquilino de la Casa Blanca.
El progresismo estadounidense tendrá que recomponerse y buscar un nuevo liderazgo para combatir a un Trump más poderoso que nunca, con el Senado y la Cámara de Representantes en sus manos.
Y Trump se convierte en líder absoluto de una derecha radicalizada que ha roto definitivamente con el pasado del Partido Republicano.
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