Salvador Illa, biografía de un político en calma
El título de la canción de Siniestro total ('Ante todo mucha calma') puede valer para definir la actitud de Salvador Illa ante la vida y ante la política. Mantener la cabeza fría. Incluso a la hora de enfrentarse a la mayor catástrofe sanitaria y social habida en Europa desde la II Guerra Mundial. Y con la misma actitud calmada, Salvador Illa abandonó su ministerio y se lanzó a pelear por la presidencia de la Generalitat. ¿Cómó empezó todo?
Si una pandemia no se hubiera cruzado en su camino, la proyección política Salvador Illa hubiera sido muy distinta. En tiempos sin catástrofes, en una España con las competencias en manos de las comunidades autónomas, el Ministerio de Sanidad suele ser un destino de poco lucimiento. Sin embargo, Salvador Illa ha tenido que hacer frente al coronavirus y, a juicio de sus partidarios, lo ha hecho bien. Tanto como para alzarse como candidato a la presidencia de la Generalitat. Pero ¿quién es verdaderamente Salvador Illa? ¿Cuáles son sus claves personales?
Es hijo de un trabajador de la industria textil catalana y un ama de casa. Proviene de un estrato social humilde. Tiene dos hermanos. Sobre su situación sentimental, silencio. ¿Casado, soltero, divorciado? Illa blinda su vida privada y no suele exhibirla. Sin embargo, sí son públicos algunos datos biográficos.
Dicen que a Illa le interesó el mundo de la política desde bien joven. Nació en la provincia de Barcelona, concretamente en La Roca del Vallès un 5 de mayo de 1966, estudió Filosofía en la Universidad de Barcelona y, tras hacer el servicio militar, cursó un máster en Economía y Dirección de Empresas en la Universidad de Navarra. Fue durante la carrera cuando accedió al cargo de concejal de Cultura del Ayuntamiento de La Roca del Vallès.
En 1995 se afilió al PSC y, tras la defunción del que fuera alcalde de La Roca del Vallès, Romà Planas i Miró, Salvador Illa fue investido como regidor del municipio catalán. Comenzaba así una prometedora carrera política para Illa en Cataluña destacando, pronto, dentro de su partido. Porque Illa ocupó entre finales de los 90 y comienzos de los 2000 cargos en la Generalitat, en el Ayuntamiento de Barcelona y en la cúpula del PSC. Todo hasta llegar al año 2016 cuando, de mano de Miquel Iceta, se convertía en secretario del área de Organización del PSC.
Salvador Illa es un hombre de partido, un profesional del PSC entre cuyos mejores amigos se cuentan Miquel Iceta y José Luis Ábalos.
En enero de 2020, Pedro Sánchez le ficha como miembro de su gobierno nombrándole ministro de Sanidad en sustitución de María Luisa Carcedo. Era, de momento, la culminación de una carrera política sin grandes sobresaltos y, en el momento de jurar su cargo, todo apuntaba a una legislatura tranquila en lo que a su área se refería.
Pero llegó el coronavirus a nuestras vidas. Los españoles y las españolas ponían voz y rostro al ministro de la pandemia, al hombre que, junto a Fernando Simón (aquí una biografía aproximada) daba cuenta de los avances de un cruel virus que dejaba al mundo lleno de ciudades fantasma y a un Salvador Illa cuyo tono tranquilo transmitía calma en un momento de caos.
Sólo en el Congreso ha sonado crispada la voz de Salvador Illa. En octubre de 2020 le acusaron de estar en contra de Madrid y de "querer volver a Cataluña como ariete de la madrileñofobia". La acusación la hacía un Partido Popular que tildaba al ministro de Sanidad como "activista" de Pedro Sánchez.
"Yo no tengo un pulso con Madrid, tengo un pulso con la Covid", decía entonces el ministro enfrentándose a los ataques del PP. "Si sienten y tienen estima por España", argumentaba Illa entonces dirigiéndose a la bancada popular, "no provoquen divisiones ni agiten fantasmas".
"Tampoco siembren cizaña. Estoy aquí para combatir al virus", decía un Illa visiblemente enfadado.
El trabajo de Salvador Illa ha sido duramente criticado y cuestionado desde la oposición. Han pedido en numerosas ocasiones su dimisión y su labor al frente de Sanidad ha estado más llena de sombras que de luces según partidos como VOX, Ciudadanos o PP.
Una falta de entendimiento total entre Illa y la oposición que aumentaba, más si cabe, tras conocerse a finales de 2020 la intención del político catalán de abandonar el Ministerio de Sanidad y presentarse como candidato por el PSC a las elecciones catalanas del 14 de febrero.
Isabel Díaz Ayuso, líder del PP madrileño y presidenta de la Comunidad de Madrid, le tachó entonces de "ministro a la fuga" y le acusó de anteponer sus aspiraciones políticas a las necesidades de los españoles en plena pandemia.
"Tiene que estar a lo que tiene que estar", decía entonces Pablo Casado, líder del PP, "que es a salvar vidas y no a hacer campañas".
Era así como, poco a poco, el Salvador Illa ministro iba dando paso al Salvador Illa candidato a presidir la Generalitat catalana.
Y una vez confirmada su candidatura, primeros sondeos favorables: comenzaba a hablarse del "efecto Illa".
"Salvador Illa sería el ganador de las elecciones catalanas según el último sondeo realizado por SocioMétrica para El Español", publicaba en enero de 2021 dicho medio. "El PSC obtendría un 21,5% de los votos y 31 escaños".
"Los socialistas podrían gobernar con el apoyo de Esquerra Republicana y los comunes", añadían desde El Español.
"El efecto Illa llevaría al PSC a ganar las elecciones en Cataluña, según el CIS", publicaba en enero de 2021 El País. "Los socialistas podrían gobernar con ERC mientras Ciudadanos se desploma y VOX irrumpe con fuerza".
Buenos augurios que chocan de lleno con otros. Un ejemplo, el sondeo de La Razón que sólo concedía al PSC una leve subida, situándole detrás de republicanos y Junts per Catalunya:. "El efecto Illa no puede cambiar en nada el panorama catalán si ERC no quiere".
"Los socialistas suben de 17 a 25 escaños y ERC gana con 33 diputados, pero no puede gobernar con JxCat y es difícil imaginar que el electorado independentista entienda que los de Oriol Junqueras traicionen al secesionismo".
¿Cuál será, entonces, el futuro político de Salvador Illa? Seguirá siendo, en todo caso, el hombre tranquilo que ha sido hasta ahora. ¿O puede que eso cambie?