Evergrande es un gigante de la actividad inmobiliaria y una de las grandes empresas de China, pero también posee una inmensa deuda que se calcula en 300.000 millones de dólares (equivalente al PIB de países como Sudáfrica). Y esa deuda tiene que empezar a pagarse a partir del 23 de septiembre. Si Evergrande no puede asumirla, quebrará y ello, quizá, tenga consecuencias en la economía de todo el planeta.

Algunos economistas creen que la caída de Evergrande puede ser como la quiebra de Lehman Brothers, que en 2008 provocó el principio de la Gran Recesión. De hecho, las bolsas asiáticas han sufrido ya graves pérdidas.

Los mencionados 300.000 millones de dólares de Evergrande son el equivalente al 2% de la economía china. El impacto de su quiebra en la gran potencia de Asia podría provocar un efecto dominó a nivel global.

Además, si cae Evergrande, se producirá un ajuste de la economía china. La actividad inmobiliaría ha crecido hasta el punto de representar el 29% del PIB, y más de un analista cree que debajo de esa cifra hay una burbuja inasumible, similar a la que (volviendo a Lehman Brothers) provocó la última gran crisis económica mundial.

La prensa asegura que Evergrande tiene grandes proyectos paralizados porque carece de efectivo para pagar las obras en marcha.

Evergrande se mueve siempre en cifras astronómicas. Veáse su número de empleados: en torno a 200.000.

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Hay economistas que llaman a la calma y aseguran que no pasará nada, que la economía mundial puede resistir la caída de Evergrande. Pero hay una regla de oro de la economía: el dinero es asustadizo y, ante la más mínima posibilidad de peligro, huye. Eso afecta a la actividad bursátil.

Evergrande, más allá de la construcción, se ha expandido hacia el sector de los coches eléctricos, el agua embotellada, los alimentos o el deporte (tiene equipo de fútbol -Guangzhou Evergrande- y acuerdo con el Real Madrid).

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Algunos análisis ven un componente político en la caída de Evergrande. Según ciertos expertos, el presidente chino Xi Jinping quiere dejar claro que el país sigue siendo una economía controlada por el Estado y estaría maniobrando para que las grandes empresas tengan claro ese mensaje. En el caso de Evergrande, estaríamos ante un "derribo controlado" por parte de gobierno chino.

Lo cierto es que Xi Jinping es un mandatario que ha puesto en marcha una suerte de culto al líder y hay quien ve una deriva autoritaria en sus políticas o, quizás, una vuelta a ciertas esencias del comunismo. Y ello incluiría limitar la autonomía de las grandes empresas chinas y el poder de los grandes empresarios del país.

Preocupa ahora, si vencen los plazos de la deuda de Evergrande y la empresa no puede pagar, que se produzca una quiebra catastrófica y un efecto contagio en las economías de todo el planeta.

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Y todo porque Evergrande, para crecer, se ha beneficiado de una fiebre de crédito fácil que suele surgir cuando la economía se acelera y nadie pone el freno.

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Este episodio económico se suma al momento geopolítico que vive China, inmersa en una nueva guerra fría que le coloca cara a cara frente a Estados Unidos.

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¿Se ralentiza el crecimiento económico chino? Es una posibilidad. Son muchos años de crecer, crecer y crecer.

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Se espera que el gobierno chino amortigüe  la caída de Evergrande pero casi ningún analista apuesta por un rescate que salve al gigante de sus deudas. Se trataría de que la quiebra fuese ordenada y los proyectos en marcha se redistribuyeran.

Muchos son los analistas que aseguran que no hay peligro serio para las economías occidentales. Claro que también los economistas aseguraron, en su momento, que las hipotecas basura no iban a causar problema alguno a las economías y luego vino la Gran Recesión.

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Con que el mundo económico contiene la respiración mirando lo que ocurre en China con Evergrande. Este mes de septiembre es clave para el futuro de este gigante y, tal vez, para la economía mundial.

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