Tourist Go Home!: crecen las protestas contra el turismo en España
La isla de Mallorca fue escenario el pasado 21 de julio de una gran protesta contra el turismo masivo. La población local está harta.
Tanto en Mallorca como en las otras islas baleares (Ibiza, Menorca, Formentera) fueron miles los manifestantes contra el turismo, al que culpan de aumentar los precios de la vivienda, saturar infraestructuras (carreteras, hospitales...) y acabar con la cultura local.
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Y las protestas en el archipiélago balear no son las únicas que se produjeron en España últimamente. Hay todo un movimiento creciente que pide poner coto al turismo.
En manifestaciones que este verano se produjeron en Barcelona hubo señalamiento de turistas, ataques con pistolas de agua y algunos otros gestos agresivos.
Por ejemplo, el 8 de julio pasado hubo manifestantes que colocaron cintas para clausurar simbólicamente las terrazas más frecuentadas por los turistas.
Y en las Islas Canarias, el pasado 8 de abril, fueron también miles los manifestantes contra los estragos del turismo masivo. ¿Qué está sucediendo en España?
La sensación en España es que todo se pone a disposición del turista y el trabajador local queda desposeído. No hay viviendas asequibles para la gente del país, los precios de alimentos y otros servicios se incrementan y los sueldos no suben en la misma proporción.
Hay lugares como Mallorca o Ibiza donde funcionarios públicos (maestros y policías fundamentalmente) renuncian a su plaza porque el sueldo no les llega para vivir en un alojamiento digno. También hay trabajadores que se ven obligados a pernoctar en autocaravanas o infraviviendas.
Y luego está la sensación de que los espacios públicos se degradan por la presencia de masas sin control arrastrando sus maletas por los lugares históricos de las ciudades más turísticas.
Súmese a todo ello el impacto medioambiental del turismo en forma de emisiones de gases contaminantes por parte de cruceros o aviones. Según un estudio de 2019 citado por Business Insider, el turismo produce un 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Mención aparte merece el turismo de excesos que la juventud de países como Reino Unido o Alemania practica en lugares como la mallorquina Magaluf (en la imagen) y cuya máxima expresión es lo que se denomina en España 'balconing', una estúpida práctica consistente en saltar de balcones de hotel que cada año se cobra varias vidas.
La contradicción es que, frente a todas las grandes molestias y problemas, España es un país en cuya economía pesa mucho el turismo: supone un 12'8% del PIB, según recogía el diario El País.
Lo que los críticos con el turismo masivo piden no es la prohibición de la actividad turística (eso sería un absurdo), pero sí la limitación del número de visitantes a ciertas zonas y medidas que corrijan la tendencia al alza de los precios que castigan a la población local.
También se piden mayores tasas turísticas para financiar los servicios de toda la ciudadanía así como una moratoria en la apertura de nuevos hoteles y la limitación radical de Airbnb (algo que, por ejemplo, las autoridades de Barcelona anunciaron hace poco).
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