Preguntas desconcertantes (pero muy útiles) que te pueden hacer en una entrevista de trabajo

Los tiempos han cambiado y los trabajos y la forma de acceder a ellos, también. La especialización de los responsables de Recursos Humanos de las empresas es tal que, en muchos casos, buscan formas sorprendentes de evaluar a sus candidatos.

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Una de estas formas son las preguntas trampa. Cuestiones que, más allá de la respuesta ofrecida, permiten ver elementos importantes como la capacidad de reacción, la respuesta a algo desconocido o la forma de enfocarlo. ¿Cuáles son estas preguntas trampa? Repasamos algunas de las más curiosas.

A pesar de que aporta poca información a la entrevista, puede ayudar a relajar al candidato y, de paso, conocer la imagen que tiene de sí mismo.

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Con esta pregunta se busca medir la espontaneidad, la sinceridad y la capacidad para salir de situaciones comprometidas. De paso, puede dar información sobre la vida del candidato que no haya salido en la entrevista.

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Creatividad y capacidad de síntesis es lo que busca esta rebuscada pregunta. Si opta por el título de un libro conocido, puede dar pie a seguir conversando un poco más por esa vía.

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Por lo general, el personaje elegido por el candidato es alguien a quien admire, así que sirve para descartar a más de un candidato.

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Con esta cuestión se puede conocer los elementos a los que el candidato da más importancia y, de paso, instarle a defender su postura, tanto si opta por algo práctico y útil para la isla, como si prefiere algo personal y afectivo.

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Si elige ser cazador, sabrás que es un candidato con dotes de líder y ambicioso. Si prefiere la recolección, será alguien que prefiere la acción en equipo y con gran capacidad de trabajo.

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A la hora de crear un perfil de personalidad del candidato, una referencia a recuerdos del pasado puede aportar una información más fiable y sincera que la actual.

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Sinceridad y arrojo ante alguien de rango superior. Proponer una pregunta supone poner en duda la labor del entrevistador, pero también deja claro que el candidato tiene controladas determinadas situaciones de tensión.

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Se busca la honestidad del candidato y, de paso, conocer el compromiso al que está dispuesta a llegar el candidato con la empresa.

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Una situación de estrés al más alto nivel que denota la sinceridad del candidato y su reacción ante la posibilidad de evaluar a alguien de rango superior.

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Capacidad de reacción, lógica y analítica, todo en un entorno de tensión e incomodidad. ¿La forma de salir airoso? Saber que el ángulo que se forma es de 7,5º.

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¿Sorprendente? Sí, y muy complicada. La pregunta busca sacar al candidato de su zona de confort, hacerle razonar en la medida de lo posible y comprobar su capacidad de reacción. Por cierto, en 2021 el consumo mundial fue de 23.600 millones de litros pero, obviamente, el entrevistador no espera que des esa cifra.

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En este caso, no hay respuesta correcta o incorrecta. El objetivo es ver cómo defiende el candidato su postura, en un tema muy alejado del tema principal de la entrevista, a menos que ésta sea para la NASA o algo parecido.

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Otra pregunta sin respuesta pero que requiere de imaginación, improvisación y una cierta capacidad de análisis, todo en un espacio limitado de tiempo y en un entorno poco favorable para un análisis a conciencia.

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Esta pregunta busca analizar patrones de comportamiento del candidato y conocer si su personalidad se ajusta a la cultura de la empresa y al equipo. No hay respuesta correcta, tan sólo hay que ser sincero.

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Ojo con esta pregunta porque, de responder afirmativamente, lo normal es que la siguiente pregunta implique contar un chiste. Mejor ir preparado.

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Esta pregunta suele hacerse al final de la entrevista, cuando el ambiente está más relajado, buscando conocer la verdadera esencia del candidato y, de paso, su forma de narrar historias. Ojo con los recuerdos locos y las anécdotas que, en muchos casos, han costado puestos de trabajo.

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Improvisación, capacidad de reacción ante un problema y todo con la presión de un entrevistador mirándote a los ojos. ¿Solución? Respirar, parar dos segundos y pensar lo que realmente harías en esa situación.

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Para bien o para mal, esta cuestión sí que tiene respuesta y es 20. Si el puesto está relacionado con números, cuentas y demás, es lógico que te pongan a prueba. Aquí no hay trampa, ni cartón, o respondes bien, o lo haces mal.

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Obviamente, es imposible que alguien se sepa el tercer acto de Macbeth de memoria. Se busca la reacción ante lo imposible, la forma de salir del paso y cómo justificarlo. Una de las mejores formas es tomarlo con humor y replicar de forma ingeniosa. "Justo este acto no lo tengo memorizado, pero podría hacerlo con 'Romeo y Julieta'. Eso sí, tendría que escuchar la obra entera".

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