Los canales de Venecia se secan
Venecia con sus canales prácticamente sin agua. Imágenes que están dando la vuelta al mundo y que nos hacen preguntarnos: ¿este fenómenos insólito -por persistente- es causa del cambio climático?
Los canales venecianos se conviertieron durante estos días en calles embarradas, con los cimientos de los palacios más antiguos visibles incluso en los lugares emblemáticos como el Gran Canal.
No es habitual ver los canales tan secos pero sí es verdad que existe el fenómeno de 'acqua bassa' en momentos en que la laguna veneciana sufre mareas bajas extremas, cosa que suele suceder en enero y febrero cada año.
De hecho, el fenómeno que se define como "marea baja excepcional" no es tan inusual en Venecia.
Hablamos de "marea baja excepcional" (aunque esta de 2023 no es de récord) porque así se denominan las mareas que alcanzan y superan los valores de -50 centímetros "bajo cero marea".
En la foto: otra excepcional bajamar de 2022
Desde 1872 hasta hoy, Venecia ha registrado 160 casos excepcionales de bajamar, con niveles iguales o inferiores a -50 centímetros. El último más agudo, el 7 de febrero de 1989, con un mínimo de -92 cm.
Los datos de 2023, aunque preocupantes por los muchos días que duró el fenómeno, no suponen un récord para la capital veneciana. El índice más bajo registrado en momentos de marea baja, según la Oficina de Marea de la Municipalidad de Venecia, se remonta a 1934, cuando alcanzó la marca de marea -121 bajo cero.
Lo alarmante del fenómeno, explica el centro municipal de previsión de mareas, no atañe a las bajísimas medidas alcanzadas en la laguna (-70 centímetros) este febrero de 2023.
El problema es que este paisaje de canales secos se está prolongando más de lo normal.
Según datos de la oficina de mareas del Municipio de Venecia, en 2005 la marea baja duró 48 horas, luego en 2002 y 2007 duró 28 horas, pasando en 2004 a 27 horas. En 2023, estos números han aumentado considerablemente.
En la foto: la excepcional bajamar de 2022
En la última década este fenómeno resultó aún menos frecuente: en 2021, por ejemplo, hubo solo 2 horas de bajamar excepcional, mientras que en todo 2022 hubo solo 9 horas con el nivel del agua. de 50 cm por debajo de la marca de la marea. Y, de pronto, los canales venecianos se secaron durante días.
Hay que tener en cuenta que las consecuencias que genera una duración excesiva de este evento, especialmente en términos de navegabilidad, son graves. Los canales no son solo un atractivo turístico: representan las vías de comunicación de la ciudad . Con los canales secos, las dificultades para los venecianos se vuelven muy intensas.
Un ejemplo llamativo es el de las ambulancias acuáticas, obligadas a parar en cauces sin agua y sin poder llegar a los enfermos. También los proveedores de alimentos suelen navegar por los canales y ahora resulta imposible en muchos de ellos.
El asombro ante tantos días de canales secos lo expresa Alvise Papa, jefe de la oficina de mareas de Venecia, a la agencia Ansa: “La marea baja está registrando un valor importante y especialmente permanencia en horas del nivel de la marea por debajo de -50 centímetros. Hace, al menos, 15 años que no veíamos algo así."
El fenómeno, prosiguen los expertos del centro de mareas, no depende de la sequía que afectó al norte de Italia en el verano de 2022 y que sigue afectando a esta zona del país también en 2023.
La falta de agua (es decir, la sequía) no es la causa de esta excepcional bajamar, pero sí tiene relación con ella, pues ambas son consecuencia del poco invernal régimen anticiclónico que está afectando a gran parte de Europa este invierno de 2023. .
Cuando hablamos de anticiclón en meteorología nos referimos a una zona atmosférica de alta presión, en la que el aire adquiere mayor densidad y aumenta su temperatura, volviéndose más seco: un régimen anticiclónico, en términos simples, determina la formación de una barrera a las tormentas y lluvias
La sequía y la bajamar excepcional son, por tanto, dos caras de una misma moneda y dos efectos distintos de un mismo fenómeno, del que, desgraciadamente, Venecia es víctima ilustre. Y todo ello tiene un factor común desencadenante: el cambio climático.
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