Las protestas en Israel detienen (de momento) la polémica reforma de Netanyahu
Una huelga general contra la reforma judicial impulsada por el gobierno de Benjamin Netanyahu ha sumido a Israel en el caos con protestas masivas en todas partes del país. Y ha obtenido resultados: este 28 de marzo Netanyahu anunciaba que aplaza su reforma.
El anuncio de que la reforma se paraliza hasta finales del mes de abril en busca de diálogo se produjo después de que miles de israelíes salieran a las calles a protestar por el cese del ministro de Defensa, Yoav Gallant (en la imagen). Netanyahu le fulminó después de que este importante ministro criticase la reforma, que pretende dar al ejecutivo poderes con que sortear las decisiones del poder judicial.
Yoav Gallant, ahora ya ex ministro de Defense, ha sido el primer miembro importante del Likud, el partido político de centroderecha al que pertenece Netanyahu, en alzar la voz en contra de estas nuevas medidas. Pero, según medios israelíes, puede haber más discrepantes en silencio dentro del partido gubernamental.
Lo que llevó al ya exministro de Defensa a pronunciarse críticamente fue la tensión que, según relató él mismo, se está produciendo dentro del ejército israelí.
Durante semanas se ha expresado de modo masivo el descontento tanto de los militares, como de los sindicatos y estudiantes y profesores de las universidades.
El lunes 27 de marzo de 2023, después de la que cayese Yoav Gallant de su ministerio de Defensa, Israel quedó paralizado por una gran huelga y las universidades de todo el país suspendieron sus clases.
Al mismo tiempo, los trabajadores del puerto de Haifa, el más grande del país, se sumaron a la huelga en una decisión que CNN calificó de “histórica”.
El principal aeropuerto del país, en Tel Aviv, detuvo también parte del tráfico aéreo con la suspensión del despegue de aviones durante varias horas.
La cadena de restaurantes de comida rápida McDonald's llegó a cerrar todos (absolutamente todos) sus establecimientos en territorio israelí durante la jornada del 27 de marzo.
Además, miles de manifestantes se concentraban frente al Knésset, el parlamento del país y órgano unicameral que ostenta el poder legislativo del Estado de Israel.
Entre los que estuvieron fuera del parlamento protestando destacó el líder de la oposición, Yair Lapid, quien se dirigió a la multitud allí concentrada.
Según el medio de comunicación israelí Haaretz, Lapid acusó al gobierno de haber sido tomado por “un grupo mesiánico, nacionalista y antidemocrático” y llamó a continuar con las protestas.
Pero, ¿por qué la reforma judicial de Netanyahu es tan polémica y ha generado esta situación de caos en Israel?
Según explica la agencia de noticias Reuters, el gobierno de coalición liderado por Netanyahu criticó a la Corte Suprema del país, sobre la que se asienta el poder judicial, a la que considera, según sus propias palabras, "demasiado izquierdista e intervencionista" con otras ramas del Gobierno.
Los planes de Netanyahu (y de sus socios de extrema derecha con los que gobierna) implican cambiar la forma en que se seleccionan los jueces para la Corte Suprema del país, dejando todo el poder para su elección en manos del poder ejecutivo.
No solo eso, sino que el gobierno de coalición de Israel quería también limitar el poder de la Corte Suprema para que no pudiese derogar leyes que considerara inconstitucionales, una potestad que actualmente posee este alto tribunal.
The New York Times destaca que la alarma entre los críticos con Netanyahu, quienes creen si todas estas cuestiones salieran adelante, se anularían los mecanismos de control entre poderes que rigen las democracias avanzadas.
No solo eso, sino que podría beneficiar a Netanyahu a un nivel más personal, ya que el primer ministro de Israel se enfrenta a varios cargos de corrupción, tal y como recordaba The New York Times.
El ministro de Justicia israelí, Yariv Levin (en la imagen junto a Netanyahu) ya había sugerido que cabía la posibilidad de aplazar la reforma. Finalmente se ha hecho y el gobierno tiende la mano a la oposición para llegar a un acuerdo.
Las protestas habían llegado a tal grado de virulencia que algunos medios apuntaban a que el gobierno podría romperse y caer. Así que Netanyahu prefirió tomar aire. Una suspensión temporal hasta finales de abril de la reforma es lo que ofrece.
Netanyahu tiene un serio problema: pretende llevar a cabo una agenda al borde de lo autocrático empujado por la ultraderecha que es su aliada en el gobierno. Y eso no gusta a gran parte de la sociedad israelí y (atención) tampoco a muchos de los países que son socios fundamentales de Israel en el mundo. Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos.
ADEMÁS: Arde Francia por la reforma de las pensiones de Macron