La rendición de EE.UU. y Europa ante Rusia como posibilidad próxima
Ucrania necesita para resistir el apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea. Aunque el aporte militar no sea grande, sí tiene importancia moral que potencias democráticas apoyen la lucha ucraniana contra Rusia. Y también es clave que se mantengan las sanciones económicas contra Putin. Pero existe la posibilidad no muy lejana de que Estados Unidos y Europa se rindan ante Rusia.
Los previsibles cortes de gas ruso ya han provocado que la Unión Europea haya aprobado medidas que restringen el uso de energía en industria y consumo particular. El miedo a no poder encender la calefacción pueden afectar mucho al estado de ánimo de la opinión pública europea.
La escasez energética puede provocar problemas industriales y la guerra genera inflación desbocada. El descontento popular está servido y, además, las encuestas apuntan a que Giorgia Meloni (en la imagen), de la formación ultraderechista Hermanos de Italia puede ganar las elecciones. Eso significaría un giro político radical en uno de los países que ejercen gran liderazgo en la Unión Europea.
Tal y como resumía un artículo de Politico (firmado por Hanna Roberts y Giorgio Leali), Giorgia Meloni decidió exhibir una contundente postura contra Putin y a favor de Ucrania para ganar respetabilidad ante el electorado. Sin embargo, Putin es un líder al que la ultraderecha adora (antiLGTBI, partidario de la mano dura,,,) y si Meloni gobernase, ¿no estaría dispuesta a forzar a la Unión Europea a buscar una paz pactada aunque eso supusiera una derrota de Ucrania?
Además, es casi seguro que Giorgia Meloni necesite para llegar al poder un acuerdo con Berlusconi, viejo amigo de Putin, y con Salvini, cuya postura de amor y odio hacia el líder ruso depende de cómo sople el viento.
En el diario italiano La Stampa han llegado a publicar que un funcionario de la Embajada de Rusia en Roma se reunió con un hombre de Matteo Salvini (líder de la Liga Norte -formación derechista y populista-) para interesarse por la caída del gobierno de Mario Draghi. Finalmente Draghi, un antiputinista convencido, tuvo que dimitir como Primer Ministro.
Otra variable (más a medio plazo pero ¿quién sabe cuánto durará la guerra?) podría ser la victoria de Donald Trump en las presidenciales de 2024.
La buena sintonía entre Trump y Putin viene de lejos, aunque ahora (por razones obvias) el magnate estadounidense se muestre discreto al respecto. Además, Trump es partidario, en política exterior, del aislacionismo. Que el mundo se las apañe y Estados Unidos se dedique a sus propias tareas.
Que la vuelta de Trump al poder se produzca depende de muchos factores: en las filas de la derecha republicana hay una rebelión en marcha para impedirlo pero el magnate tiene un ejército fiel de seguidores que quizá le ayude a ganar las primarias. En ese caso, la moneda volvería a estar en el aire.
Si los extremistas llegan al poder será, entre otras cosas, porque la gente está asustada y cansada de la guerra. Detener a toda costa el conflicto (aunque eso suponga dejar caer a Zelenski) puede ser una idea que cale en la opinión pública de Europa y Estados Unidos.
Una vez más en la historia puede Rusia beneficiarse del llamado "general invierno" que le ayudó a vencer a Napoleón o a los nazis. Una Europa con escasez energética y miedo es caldo de cultivo para el "rendicionismo".
Imagen: Viktor Brystov / Unsplash
Todos estos factores de desgaste los conoce perfectamente Putin y por ello está dispuesto a una guerra larga. Y, de momento, no parece que dicho conflicto le esté costando al mandatario ruso apoyos internos.
Y añádase otro factor: el mundo es más grande que Estados Unidos y la Unión Europea. Y Putin mantiene relaciones cordiales, amistosas o, como mínimo, suficientemente correctas con un buen número de países que siguen conservando lazos comerciales sólidos.
Sorprendió en Europa y Estados Unidos que un líder político como Lula acusase a Zelenski de ser "tan culpable" de la guerra como Putin en una entrevista a TIME. También responsabilizó a la OTAN del conflicto. Pero sus palabras son compartidas por muchos líderes políticos y ciudadanos de a pie en Latinoamérica y otros lugares.
En Latinoamérica, muchas partes de Asia (con potencias como India y China al frente) y países de África la guerra de Ucrania es un asunto lejano y que no se considera razón para romper relaciones con Rusia.
No está claro que la ciudadanía europea o estadounidense esté dispuesta a pagar el precio de un conflicto como el de Ucrania. El heroísmo y los sacrificios, cuando el país invadido no es el propio, resulta algo complicado. Zelenski puede ser el último héroe de la resistencia.
Así que resulta muy probable que la idea de una negociación con Rusia a costa de la integridad territorial de Ucrania se vaya imponiendo. ¿Sería una rendición? Esa será una compleja cuestión a debatir.