Días de playa y bombas: imágenes de la vida cotidiana en Odesa
Las playas del Mar Negro, en Odesa, exhiben carteles como este. Prohibido el baño por la presencia de minas. Es una imagen del verano en una ciudad que sufre la guerra, que los rusos quieren conquistar a toda costa y que, de momento, resiste.
Puede resultar llamativa una imagen como esta: bañistas en una playa cuyas aguas están minadas para evitar una invasión rusa. Pero la vida en Odesa, con las bombas muy cerca, tiene estos contrastes.
Los funerales recuerdan a diario que las bombas caen en la región de Odesa y que esas bombas causan víctimas y dolor.
Uno de tantos funerales, el del entrenador de fútbol juvenil Oleksandr Shyshkov, de 42 años, a quien mató una bomba en las inmediaciones de Odesa.
En torno a Odesa caen las bombas de modo regular. Y matan. Esta imagen tomada el 1 de julio es del distrito de Sheriivika tras un bombardeo en el que murieron 17 personas y otras 30 resultaron heridas.
Pero quienes no están en el frente tienen que seguir viviendo y continuar con su trabajo. Así que, cuando cesa el fuego, toca volver a una cierta normalidad.
Y en las calles de Odesa, para subir la moral de la población (y para acrecentar su espíritu de lucha), murales y carteles de propaganda. Esto también es parte de la guerra.
Esperando la invasión rusa (o resistiendo para que no suceda) también pueden verse en Odesa escenas que parecen ajenas a todo conflicto: la alegría de niñas y niños ante las pompas de jabón.
En una guerra también es importante mantener rituales colectivos que cohesionen y eleven la moral. Por eso con la llegada del verano se abrió en el hipódromo de Odesa, como todos los años, la temporada de carreras de caballos.
A la vez, en escuelas y otros lugares, los jóvenes que no han sido enviados al frente por su edad aprenden técnicas por si tuvieran que lanzarse al combate.
Odesa es una ciudad de más de un millón de habitantes con un un impresionante patrimonio cultural y arquitectónico. El Teatro del Ballet y la Ópera de Odesa es una de las joyas de la ciudad.
Con los sacos terreros en el exterior para proteger el edifico, dentro del Teatro del Ballet y la Ópera de Odesa se han llevado a cabo actuaciones. La lucha de arte por permanecer incólume frente a la guerra.
Y luego están imágenes tan simples como esta. Una fabulosa luna llena sobre el cielo de Odesa. La naturaleza y sus estaciones.
Pero a pocos kilómetros de la ciudad de Odesa, la destrucción está presente. Rusia necesita conquistar esta ciudad para que su salida al Mar Negro sea aún más completa y poder así penetrar en territorio ucraniano con mayor facilidad.
También alrededor de Odesa, en la región, grandes campos agrícolas. Muchos girasoles pero también cereal o lavanda. Una producción que quizá no pueda ser recogida y exportada, lo cual puede provocar a partir del invierno una hambruna a nivel global.
La guerra en Ucrania sigue. El verano ha llegado. Al borde del Danubio, entre elementos de defensa, un hombre contempla las aguas. Las bombas, mientras tanto, siguen cayendo.
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