Alerta por la sorprendente amenaza de Hezbollah a un pequeño país europeo

Sorprendió a la comunidad internacional el que Hassan Nasrallah (en la imagen), líder de Hezbollah (grupo político y paramilitar libanés de ideario radical chií) amenazase explícitamente a un país miembro de la Unión Europea.

Chipre, un pequeño país en una isla del Mediterráneo, fue quien recibió la amenaza de Hezbollah. ¿Por qué razón?

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Según recogió CNN, Hassan Nasrallah dijo en su discurso que "Chipre será parte de la guerra" si cede aeropuertos o bases aéreas para posibles ataques contra Palestina.

El tono implicaba la posibilidad de acciones de Hezbollah contra la mismísima Unión Europea. Una escalada preocupante. De hecho, la Unión Europea respondió de inmediato.

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La Unión Europea dejó claro que Chipre no estaría sola en caso de ataque. El portavoz de la Unión Europea, Peter Stano, aseguró que "cualquier amenaza contra uno de nuestros estados es una amenaza contra la UE".

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Las autoridades chipriotas, por su parte, respondieron a la amenaza insistiendo en la vocación de neutralidad que guía la política internacional de esta isla de bellos paisajes y actividad fundamentalmente agrícola y turística.

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Tal y como recogió The Guardian, Konstantinos Letymbiotis, portavoz del gobierno chipriota, aseguró que  "Chipre no está involucrado ni estará involucrado en ninguna guerra o conflicto" y desmintió cualquier uso de bases o aeropuertos.

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El gobierno chipriota también destacó las relaciones de amistad que hay entre Chipre y Líbano, naciones separadas por apenas unas millas de mar Mediterráneo.

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Desde el gobierno libanés se quiso lanzar un mensaje de tranquilidad y el ministro de Asuntos Exteriores de Líbano, Abdallah Bou Habib (en la imagen), telefoneó a su homólogo chipriota llamando a la calma y alejando la posibilidad de ataques de Hezbollah en territorio europeo.

Lo cierto es que la sensación de guerra inminente se extiende por Europa, con el conflicto entre Ucrania y Rusia en sus fronteras pero también con el altísimo voltaje de la situación al otro lado del Mediterráneo.

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Ese clima convulso, con miedo a que la guerra vuelva a territorio europeo y otras ansiedades ambientales, se traduce en una situación política que coloca a los movimientos de extrema derecha ganando posiciones (y hasta gobiernos) en muchos países de Europa.

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Lo cierto es que la tensión no para de crecer y los grupos extremistas de todo tipo cada vez recurren más a amenazas de violencia que, esperemos, no lleguen a consumarse jamás.

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