Mickey Rourke: de la gloria al olvido casi absoluto
La carrera de Mickey Rourke, al igual que su vida personal, ha sido una montaña rusa de emociones y un manual de cómo pasar del estrellato global al olvido casi absoluto.
En el caso del actor, con el añadido de varios pasos por quirófano que le han llevado al punto de tener un rostro irreconocible o, al menos, alejado de lo que un día fue Mickey Rourke.
Y es que Mickey Rourke, nacido en 1952, ha pasado de ser comparado con Marlon Brando, tanto a nivel interpretativo como en atractivo y sensualidad ultra masculinizada, a ser más conocido por sus reconstrucciones faciales cada vez más extremas.
Mickey Rourke ha alternado su irregular carrera como actor con otra paralela como boxeador. Curiosamente, cuando ambas colisionaron en 'El Luchador' ('The Wrestler', 2008) le llegó su única nominación a Oscar como Mejor Actor.
Obviamente, esta pasión por el boxeo, que comenzó a practicar con apenas 10 años, le regaló un físico envidiable, al que sumó la cara de los galanes clásicos de Hollywood, con al aire altanero y rebelde de los 80.
Mickey Rourke lo tenía todo para triunfar en Hollywood: talento, una presencia imponente y un magnetismo físico al que poca gente se podía resistir cuando le veía en persona.
Por si fuera poco, debutaría con un pequeño papel en '1941' (1979), de la mano de Steven Spielberg. Estaba claro que Mickey Rourke era un actor con estrella y esta iba a brillar como pocas en la década de los 80.
De hecho, en tres años encadenó tres estimables títulos como 'Fuego en el Cuerpo' ('Body Heat', 1981), 'Diner' (1982) y 'La Ley de la Calle' ('Rumble Fish', 1983).
Estas tres cintas serían la antesala de la película que le elevaría a icono del deseo de los 80 y para la eternidad de Hollywood: 'Nueve Semanas y Media' ('9 ½ Weeks¡, 1986).
Tenía 34 años, un físico escultural y Adrian Lyne le buscó a una pareja en pantalla con la que era pura química, pasión y fuego: Kim Basinger.
Desde ese momento, fue imposible escuchar el tema principal de la película, 'You Can Leave Your Hat On', de Joe Cocker, y no pensar en Kim Basinger contoneándose, ante la mirada canalla de Mickey Rourke. Historia de Hollywood.
Pero el éxito le cegó. Comenzó una espiral de fiesta, gastos absurdos y excesos que le acabarían pasando factura. "Creía que la fiesta nunca terminaría", confesaba a 'Daily Mail' en 2009. Pero sí terminó.
Y la fiesta terminó porque se combinaron dos factores capitales en Hollywood. Por un lado, Mickey Rourke ya tenía fama de actor difícil en el set de rodaje, algo que ya cierra muchas puertas.
Por otro lado, Mickey Rourke se permitió rechazar papeles en cintas como 'Top Gun' ('Top Gun: Pasión y gloria' / 'Top Gun: Reto a la gloria' / 'Top Gun: Ídolos del aire'), 'Rain Man' ('Cuando los hermanos se encuentran'), 'Pulp Fiction' ('Tiempos Violentos') o 'El Silencio de los Corderos' ('The Silcence of the Lambs' / 'El Silencio de los Inocentes').
Ante tal panorama, Mickey Rourke decidió abandonar la actuación y volver al boxeo. Corría el año 1991 y el propio actor reconoció en 'Film Journal' que dio ese paso porque "me estaba autodestruyendo".
Pero volver al boxeo a los 40 y tras años sin entrenar, le salió caro a nivel físico. Mickey Rourke se fracturó la nariz dos veces, varias costillas, se partió la lengua, incluso le reventaron un pómulo.
En esta fase de su vida fue cuando comenzaron los pasos por quirófano, las reconstrucciones de rostro y el principio del fin de la imagen del Mickey Rourke seductor que, no hacía demasiado, había conquistado al mundo.
En una entrevista a 'Daily Mail', reconoció haber pasado cinco veces por quirófano para reconstruir su nariz y una más para reparar su pómulo. El problema es que tras esa media docena de intervenciones, llegaron otras tantas.
El aspecto de Mickey Rourke ha llegado al punto de opacar una carrera con más de 75 títulos y que en la actualidad sea más conocido por sus intervenciones en el quirófano que por su filmografía.
Tal y como reveló a 'The Guardian', su problema con las cirugías reconstructivas fue "elegir al cirujano equivocado". Curiosamente, la redención que buscó con el boxeo, le llevó a un nuevo camino de autodestrucción del que le volvió a salvar el cine.
Darren Aronofsky le dio el papel principal de 'El Luchador' y Mickey Rourke, en una cinta casi autobiográfica, regaló al mundo la mejor interpretación de su carrera, hasta el punto de que casi se lleva el Oscar.
Esto fue en 2008 y el éxito no se ha vuelto a repetir, aunque a Mickey Rourke no le ha faltado el trabajo, ni tampoco las citas con sus cirujanos plásticos.
Eso sí, cumplidos los 70, tal y como confesó a Piers Morgan en una entrevista, prefiere vivir con sus perros que en pareja. Y aunque ya no practique, no hay más que echar un ojo a su Instagram, para ver que sigue siendo un apasionado del boxeo.
Resulta curioso como las dos pasiones de Mickey Rourke, cine y boxeo, le han dado y le han quitado todo varias veces a lo largo de su vida. Mientras, para el gran público, siempre será John, el hombre con el que millones de personas quisieron pasar nueve semanas y media.