Así fue la reunión secreta de Putin con los rebeldes de Wagner
Han pasado varias semanas desde entonces pero es ahora cuando se conocen más datos de lo que, supuestamente, ocurrió en Rusia tras la rebelión del grupo Wagner capitaneado por su líder, el mercenario Yevgueni Prigozhin. Cuentan desde Associated Press que, el propio Vladímir Putin, habría mantenido una reunión con Prigozhin días después de haber liderado el motín.
La reunión duró tres horas, aseguran desde dicho medio, y tuvo presentes no sólo a Putin y al líder de los Wagner; también estuvieron allí altos cargos militares rusos. Según explicó el portavoz oficial del Kremlin a Associated Press, las fuerzas de Wagner juraron lealtad a Putin. Según la agencia de medios, la reunión tuvo lugar el 29 de junio, seis días después de la rebelión.
El anuncio ha causado gran revuelo y sorpresa para muchos. No es nada nuevo decir que entre Putin y Yevgueni Prigozhin hay una relación tensa y delicada, sobre todo, después de que de manera pública el líder de los Wagner hubiera cuestionado la autoridad y el mando del presidente ruso.
La rebelión duró casi 24 horas y terminó con un acuerdo entre las dos partes. Muchos expertos han cuestionado la habilidad de Prigozhin de reunir más apoyos y mantener su marcha hacia Moscú durante tanto tiempo.
Por otro lado, muchos medios han calificado el episodio como la amenaza más significante a la que haya tenido que enfrentarse el liderazgo de Putin desde que tomara el poder en 1999. Además, se produjo en medio de la contraofensiva de Ucrania.
El grupo de Prigozhin ha jugado un papel crucial en la campaña militar rusa en Ucrania, pero su líder cada vez se volvía más crítico con los dirigentes del ejército del país.
Según la 'BBC', Prigozhin se ha estado quejando de la falta de kits de provisiones, de armas, de munición, sobre la indiferencia que han tenido hacia las vidas de los soldados, aludiendo a una supuesta corrupción por parte de militares rusos de alto rango.
Estos desencuentros, que se hicieron públicos durante varios meses, estallaron con el motín del pasado mes de junio que abrió una brecha irreparable entre ambos bandos.
Prigozhin afirmó desde el principio que la acción militar no cuestionaba la autoridad de Putin, sino que se rebelaba contra el ministro de defensa, pidiendo su dimisión.
Aun así, Putin al principio anunció consecuencias muy duras para los líderes de la operación. "Sufrirán un castigo inevitable", dijo el presidente ruso al acusarlos de "traición", tal y como recogía 'The Washington Post'.
Al final, el único arresto que aparentemente se ha producido es el del general Serguéi Surovikin, un subcomandante del ejército ruso (el segundo hombre más poderoso del ejército del país).
Pero el arresto creó divisiones dentro del supercontrolado ejército de Putin y sorprendió por el tratamiento tan diferente que habían recibido los soldados de Wagner tras la revuelta.
Las autoridades rusas levantaron todos los cargos contra los mercenarios de Wagner cuando el líder bielorruso, Aleksandr Lukashenko, consiguió convencer a Prigozhin de que parara su operación militar.
Primero, se creyó que Prigozhin estaba en Bielorrusia, pero luego se dijo que estaba en San Petersburgo. El líder de Wagner habló dos días después de la rebelión y aclaró que no se trataba de un golpe de estado, sino de un intento de garantizar la supervivencia de su grupo.
En las primeras horas del 23 de junio, Prigozhin acusó al ejército ruso de atacar a sus soldados en diferentes publicaciones en sus redes sociales, tal y como recogía el periódico 'The New York Times'. Las autoridades rusas abrieron una investigación contra él de forma inmediata.
Pero el líder mercenario ya había anunciado su contraataque. Al día siguiente, el grupo ya había tomado control en el sur con la ciudad de Rostov-on-Don, junto a la frontera de Ucrania, y se dirigía a Moscú.
El país empezó a prepararse para las consecuencias de un conflicto armado: los alcaldes de las ciudades que se encontraban en la ruta hacia Moscú aconsejaron a sus ciudadanos que se quedaran en sus casas.
El alcalde de Moscú pidió a sus ciudadanos que no fueran a trabajar ese lunes, que se quedaran en casa y extremaran las medidas de seguridad. En vídeos en redes sociales se podía ver cómo las autoridades colocaban bloques de hormigón por toda la capital.
La escalada de los acontecimientos supuso una amenaza real para la estabilidad del liderazgo del Kremlin. Mientras el Grupo Wagner se acercaba cada vez más a Moscú, los líderes de la oposición hicieron un llamamiento a las personas contrarias a Putin para que se hicieran a las armas.
Según 'The New York Times', Mikhail B. Khodorkovsky, un empresario ruso que había intentado unir a varios grupos contrarios a Putin, pidió a las personas en contra del presidente ruso que se hicieran a las armas.
En su canal de Telegram, Khodorkovsky denominó a Prigozhin "criminal de guerra" y explicó que no era su aliado, pero que se trataba de "una oportunidad que solo se presenta una vez en la vida" para luchar contra el poder de Putin, informaba el periódico.
'The Washington Post' también informó de un comportamiento similar de la oposición contra el liderazgo amistoso con Rusia en Bielorrusia. El periódico señala que un grupo armado de civiles bielorruso que había ayudado al ejército ucraniano instó a los demás a que se prepararan para un levantamiento.
El acuerdo acabó con todas esas posibilidades: los mercenarios empezaron a abandonar Rostov-on-Don, la ciudad del sur que habían ocupado, y el gobierno ruso ofreció puestos en el ejército a los mercenarios de Wagner.