El fin del mundo podría estar más cerca de lo pensado: lista de la compra imprescindible

La pandemia de Covid-19 ha dejado una lección inquietante: la amenaza de un fin del mundo podría estar tan solo a un contagio de distancia. Este escenario ha intensificado el número de personas que ya se preparaban para un posible apocalipsis, multiplicando las corrientes que consideran estos preparativos necesarios.

En este sentido, un grupo que parece llevar años de ventaja en este ámbito al resto de la población son los 'preppers' (preparacionistas), surgidos a mediados del siglo XX en Estados Unidos, en plena Guerra Fría.

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Desde entonces, eventos como el 'Efecto 2000', el 11-S, la gripe aviar, el évola, la pandemia, la amenaza nuclear o el calentamiento global ha servido para reforzar su idea del advenimiento de un fin del mundo que, por lo que sea, se sigue retrasando evento tras evento.

No obstante, si algo se puede aprender de los 'preppers' es su capacidad de organización, su metodología y, sobre todo, la lista de la compra para el fin del mundo.

Al común de los mortales, la lista de la compra semanal ya le parece un suplicio, en el que por pocos productos que haya, siempre se olvida alguno.

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Ni que decir tiene que en una lista de la compra para afrontar el apocalipsis, es más que seguro que algún producto fundamental para la supervivencia quedaría pendiente.

Es más, todo el mundo recuerda que, en plena pandemia y con el mundo bloqueado y paralizado, la obsesión de millones de personas en todo el planeta fue comprar papel higiénico que aún, a día de hoy, algunos no han gastado.

Así las cosas, no está de más tomar ideas de un colectivo que lleva más de 60 años preparándose para el fin del mundo y copiarles una lista de la compra que, no sólo han ido actualizando y adecuando a nuestros días, sino que en muchos casos tienen comprada y guardada en búnkers subterráneos.

Obviamente, en lo primero que pensamos al hacer la lista de la compra del fin del mundo es en almacenar latas de conserva y no es mala opción pero, ¿qué tipo de latas?

En este caso, los 'preppers' recomiendan alimentos muy procesados que aporten nutrientes y calorías, es decir, lo contrario a lo que tomaríamos si estuviéramos a régimen algo que, realmente, importaría poco en una situación post apocalíptica.

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Estos alimentos ultraprocesados se conservan durante mucho tiempo sin necesidad de frío, se pueden apilar, ocupan poco espacio y son un aporte de energía tremendo. Perfectos para vivir en un entorno similar al de 'Mad Max'. Legumbres, cereales, pescados o verduras son lo más aconsejables.

No obstante, mucho mejor que las latas son los alimentos liofilizados. Permiten raciones personalizadas, se pueden calentar sin electricidad y ocupan menos espacio que las latas. Muy recomendable.

Hidratos de carbono son fundamentales para tu supervivencia, así que arroz, cereales, azúcar, barritas energéticas también deben estar presentes en tu despensa subterránea.

Otro elemento que no puede faltar en la lista de la compra del fin del mundo son galletas, mermeladas, cremas untables, chocolates y similares. Sencillos de almacenar y con gran duración.

Los frutos secos y el pan tostado son dos alimentos que también aguantan muchísimo tiempo sin perder demasiadas propiedades y que deben tener un sitio en tu lista de la compra post hecatombe.

Foto: Unsplash - Nacho Fernández

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Complementos alimenticios como los que toman los 'gymbros' tampoco pueden faltar en tu cesta de la compra. Vitaminas, minerales, aislados de proteína de soja y suero son algunos ejemplos.

Foto: Unsplash - Aleksander Saks

El gran problema que ofrecería todo escenario post apocalíptico es el acceso a agua potable, incluso a agua. Por tal motivo, las pastillas potabilizadoras son fundamentales.

Junto al agua, también es recomendable almacenar leche que aporta agua al organismo pero también otro tipo de nutrientes. Y lo mismo pasa con el aceite, que no debe faltar en tu búnker con vistas a ningún lado.

Los quesos, especialmente los curados, también son una buena opción, pues sus nutrientes están muy concentrados y su formato permite una conservación prolongada en el tiempo.

Foto: Unsplash - Katrin Leinfellner

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