Países del mundo donde pagan por ir al trabajo en bicicleta
El mundo, en general, y Europa, en particular, parecen dispuestos a ganar la batalla a la contaminación en el núcleo urbano de las ciudades.
Así, desde los distintos países de la Unión Europea, ya se han implementado medidas diversas para reducir el uso del coche privado y potenciar otros métodos de transporte como el público o las bicicletas.
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Obviamente, cada país es un mundo y, aunque el objetivo final es el mismo (evitar que los seres humanos acabemos con el planeta con nosotros dentro), las formas de afrontarlo son diversas y muy curiosas.
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Por ejemplo, en Países Bajos, el Gobierno paga 21 céntimos por cada kilómetro recorrido de casa al trabajo, cantidad que aumentará a 23 céntimos en 2024.
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Esta cantidad la paga la Administración Central a través de la nómina, está libre de impuestos y puede llegar a alcanzar más de 1.000 euros al año. Con 20 kilómetros diarios, bastaría para superar los 1.000 euros anuales.
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Si la empresa quiere incrementar esa cantidad, más allá de los 21 céntimos, ahí sí que empezarían a tributar por ello. En el caso de los autónomos, la recompensa llega en forma de deducción fiscal.
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No queda ahí la cosa, pues el denominado 'Plan de la Bici' contempla beneficios fiscales para trabajadores que compren una bicicleta a través de la empresa.
El trabajador lo paga directamente de su salario en bruto y obtiene un beneficio fiscal del 40%. Básicamente, si la bicicleta cuesta 1.500 euros, en la declaración de la Renta se ahorrará 600 euros.
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Además, tanto las reparaciones como los seguros de las bicicletas se pueden deducir en la declaración de la renta.
Este método de deducciones fiscales es el que aplica Reino Unido en el programa 'Cycle to Work Scheme', que contempla incentivos fiscales tanto para el trabajador como para la empresa, al comprar o alquilar bicicletas o complementos de seguridad para las mismas.
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En el caso de Reino Unido, la ayuda se condiciona a que su uso implique, al menos en un 50%, ir y venir del trabajo. Por ello, se paga directamente del salario y el ahorro llega con el 40% deducible en los impuestos.
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A todo esto se suman los 23 céntimos por kilómetro que se llevan los ciudadanos, junto a un programa de incentivos que también incluye descuentos en ropa y accesorios.
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Además, los primeros cuatro años, la bicicleta pertenece a la empresa que la alquila al empleado. Transcurrido este tiempo, la bicicleta pasa a ser propiedad del trabajador.
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Por su parte, en Francia ofrecen ayudas similares pero, en este caso, alcanzan los 800 euros al año como máximo. El empleado los cobra y la empresa los puede deducir de sus impuestos y contribuciones sociales. Todos ganan en dinero y salud.
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Más agresiva, si cabe, es la campaña con la que el gobierno francés ofrece hasta 4.000 euros a quienes cambien su vehículo de combustión (diésel o gasolina) por una bicicleta eléctrica.
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En Italia, ciudades como Bari ofrecen 20 céntimos por kilómetro a quienes usen la bici para ir al trabajo, con un máximo de 300 euros anuales (25 euros al mes).
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Más inusual fue la iniciativa de Bolonia "Bella move", que premió el uso regular de la bicicleta en lugar de la distancia. Los viajes "sostenibles" podían convertirse en vales de compra en los comercios participantes en la iniciativa. Ya no está en vigor, pero la ciudad sigue impulsando la movilidad sostenible a través de una campaña de incentivos para la compra de una bicicleta de pedaleo asistido o de carga.
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Finalmente, en Luxemburgo son más pragmáticos y ofrecen un incentivo fiscal directo de 300 euros a quien se compre una bicicleta eléctrica para ir al trabajo. Todo por el beneficio del planeta.
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