Los últimos de Bajmut: cómo un puñado de soldados ucranianos resiste la ofensiva rusa
Los soldados ucranianos posan orgullosamente en el frente de Bajmut, localidad en la que lleva librándose durante 10 meses la batalla más cruenta de la guerra de Ucrania.
Bajmut y las localidades limítrofes son un inmenso paisaje de ruinas tras combates de artillería que convirtieron ese área en lo que Denis Pushilin, dirigente prorruso de Donetsk, definió como una "picadora de carne" en la que se han sacrificado miles de vidas.
Las fuerzas rusas han ido ganando posiciones y ahora mismo, según The New York Times, hay lucha callejera por el control de Bajmut y sólo un puñado de ucranianos resiste en un rincón de la ciudad.
Los ucranianos resisten con extrema dificultad. Ellos, igual que los rusos, tienen, a veces, problemas de suministro con la munición. Entrar a Bajmut a aprovisionar a las tropas que allí luchan es una labor peligrosa para ambos bandos.
Los soldados ucranianos y rusos están repitiendo una experiencia desconocida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial: un combate callejero casi cuerpo a cuerpo, disparando entre ruinas.
Rusia asegura que tiene casi en su poder la totalidad de Bajmut: un 80% de la localidad, asegura el Kremlin, está bajo su control. Según recogió Reuters, las autoridades ucranianas desmienten tal cosa.
Pero, tal y como puede leerse en la mencionada crónica de The New York Times, Ucrania resiste con un puñado de hombres, soldados al límite encerrados en un perímetro de unos 40 kilómetros cuadrados.
Los analistas opinan que un escenario de guerra urbana favorece a las fuerzas ucranianas. “Puede quitarle la ventaja al atacante”, aseguró John Spencer, presidente de estudios de guerra urbana en el Instituto de Guerra Moderna en West Point, a The New York Times.
Mientras el puñado de hombres de las fuerzas ucranianas tenga capacidad de emboscar a los rusos en combates callejeros y (cosa que de momento parece que sucede) Ucrania pueda enviar pequeños grupos de tropas de refresco para paliar bajas, Bajmut no caerá definitivamente en manos de Rusia.
La realidad es que la batalla de Bajmut se ha convertido en una pelea por un símbolo. Sus habitantes hace tiempo que, entre lágrimas, abandonaron sus hogares.
Varias fuentes en diversos medios han comparado el paisaje devastado de Bajmut con lo que se vio en la ciudad siria de Alepo.
Para Ucrania conservar Bajmut representa un símbolo de su capacidad de resistencia. Para los rusos supondría la posibilidad de exhibir un avance real en un conflicto estancado. Mientras ambos bandos pelean cruelmente, la población civil sufre las consecuencias.
En el reportaje de The New York Times que hemos citado, escrito por el corresponsal en Kiev Andrew E. Kramer (con la colaboración de la ucraniana Maria Varenikov), se citan testimonios de soldados ucranianos que aseguran luchar las 24 horas escuchando claramente las conversaciones de sus adversarios rusos. Es una pelea, efectivamente, casi cuerpo a cuerpo.
Y el fuego artillero no cesa para impedir las maniobras del enemigo. Un escenario infernal.
Las cifras (sin confirmar oficialmente) de bajas en Bajmut son elocuentes: según los cálculos más aceptados por diversos medios, entre 20.000 y 30.000 rusos habrían muerto en esta batalla, y entre 30.000 y 40.000 habrían caído del lado ucraniano.
Esta es la historia de los últimos de Bajmut. Soldados que resisten en condiciones brutales. Esta imagen, con un animoso grupo de combatientes ucranianos, se tomó en el frente de Bajmut el 29 de marzo. Lo que ocurrió con ellos en las horas posteriores lo desconocemos. Quizá ahora estén penando en un infierno de lucha callejera contra los rusos.
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