¿Sabías que las mujeres que tienen sobrepeso cobran menos que las que no lo tienen?
Varios estudios publicados en Europa, Canadá y Estados Unidos han descubierto que las personas con sobrepeso ganan menos que las que no lo tienen. Sin embargo, la correlación es desigual: esto afecta en mayor medida a las mujeres.
La obesidad y el sobrepeso se miden a través del índice de masa corporal (IMC), un número creado mediante una ecuación matemática que relaciona el peso y la altura de los individuos.
El problema es que los modelos utilizados para los rangos que establecen el peso promedio y la obesidad se modelaron a partir de grupos de hombres europeos y son inexactos para otros grupos sociales e individuos.
Aún así, cuando se analizan poblaciones grandes, el IMC es la opción más común y es lo que los investigadores han utilizado para estos estudios.
Los investigadores buscaron centrarse en una pregunta concreta: ¿Por qué las mujeres con sobrepeso ganan menos que aquellas que no lo tienen? Y descartaron varias hipótesis en el camino.
La primera hipótesis descartada tiene que ver con un hecho curioso: en los países en desarrollo los ricos cuentan con más kilos cuando se suben a una báscula. Sin embargo, en las naciones ricas, las personas de bajos ingresos tienden a pesar más.
Esto se dede al desarrollo de la industria alimentaria en estos países, que restringe el acceso a alimentos saludables. Además, las personas pobres tienen menos tiempo para hacer ejercicio y menos educación nutricional.
Entonces, en los países desarrollados ¿las mujeres con mayor sobrepeso ganan menos o la pobreza, derivada de sus bajos salarios, las está engordando?
Los estudios concluyeron que ese argumento no podría explicar la disparidad salarial de estas mujeres. La correlación entre pobreza y peso afecta a todos, pero la inequidad salarial no afecta de igual manera a los hombres con kilos de más, que ganan tanto como sus contrapartes delgadas.
¿Podría ser la razón el tipo de trabajo que realiza la población de menores ingresos? Los hombres tienden a realizar trabajos de bajos salarios que son muy físicos, como la construcción.
No, el tipo de mano de obra no es el problema. Según datos de la Oficina Estadounidense de Estadísticas Laborales, recopilados por The Economist, sólo el 3,5% de los trabajadores realizan actividades que requieren fuerza física.
Así que ninguna de los dos hipótesis puede explicar por qué las mujeres de mayor peso ganan significativamente menos dinero que sus contrapartes delgadas y por qué esa diferencia sólo afecta a un género.
La discriminación es la única explicación. Según investigadores citados por The Economist, el prejuicio contra las mujeres con sobrepeso fue evidente durante la cultura de las dietas extremas de los años 80 y 90, pero todavía es visible ahora a través de la industria del bienestar.
Según una investigación de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y Dinamarca citada por la revista, las mujeres de mayor peso ganan un 10% menos que sus contrapartes delgadas. Un estudio en Alemania concluyó que ganan 14.000 euros menos al año.
En comparación, obtener una maestría puede aumentar los ingresos de una mujer en un 18%, sólo 1,8 veces lo que significaría perder peso. Por tanto, la idea de que las mujeres capaces y preparadas no necesitan prestar atención a su físico es falsa.
Un estudio de la Oficina Estadounidense de Estadísticas Laborales de 2007, recopilado por The Atlantic, también mostró que a medida que crecía el número de mujeres con sobrepeso, el trato que recibían en el entorno laboral solo empeoraba.
Otras formas de discriminación laboral, como el racismo o el sexismo, han disminuido en las últimas décadas, pero la discriminación por peso no ha hecho más que aumentar.
A medida que el sobrepeso se volvió cada vez más común, la gente empezó a ver la delgadez como un rasgo raro y positivo que merece recompensa sobre otras formas corporales.
Según expertos citados tanto por The Atlantic como por The Economist, la discriminación proviene de la falsa percepción de que las mujeres con sobrepeso tienen el control total de su situación y que, su sobrepeso, es fruto de sus malas decisiones.
Sin embargo, estar delgado no implica necesariamente salud. Aún así, la percepción de las personas con sobrepeso es que no se preocupan por su bienestar, una suposición cuando menos injusta.
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