Las historias de los soldados que luchan en la guerra de Ucrania
Los soldados ucranianos que batallan en el frente saben que la artillería rusa tiene como objetivo aniquilarles. Un combatiente de 29 años que se identificó como Vlad contaba a The Washington Post: "Todo es fuego de artillería. Todos los heridos son por la metralla. La mayoría de los muchachos en las trincheras ni siquiera han visto al enemigo cara a cara".
Así es esta guerra del siglo XXI. Ambos bandos bombardean duro, apenas hay fuego cruzado de disparos entre combatientes. El enemigo es un fantasma invisible. Pero el horror de toda guerra, la muerte y las penalidades son las mismas de siempre y se hallan en los detalles de los relatos que los soldados ofrecen desde el frente.
El reclutamiento forzoso decretado en Ucrania ha enviado al frente a gente muy joven. El periodista Jeremy Bowen de la BBC entrevistó a Maxsym Lutsyk, de 19 años. Un estudiante ucraniano convertido en soldado que admite: "Es muy difícil de entender que algunos de tus amigos mueran en tus brazos".
De nuevo, el relato de Maxsym Lutsyk dibuja un panorama de lluvia artillera sobre soldados que poco pueden hacer: "Era como el infierno. No había buenas posiciones que defender. Habíamos estado en trincheras, a veces en refugios de la época soviética y en una estación de bomberos". Su lucha fue, básicamente, sobrevivir hasta que les llegó la orden de retirada.
Lo relatado por Maxsym Lutsyk a la BBC se resume en una eterna letanía que suena en toda guerra: "Amigos mueren en tus brazos". ¿Cómo asumir tal cosa?
Pero las muertes se producen a ambos lados y cada allegado llora por igual a su caído, sea en Rusia o Ucrania. Deutsche Welle entrevistó a la madre de un soldado ruso de 26 años muerto en los primeros días de la guerra. Esa madre definió lo que había vivido su hijo cerca de Kiev: "Es un baño de sangre".
En los primeros días de la guerra, Rusia pensó que quizá podría tomar Kiev pero militarmente la idea resultaba descabellada, según todos los analistas. Aún así, peleó por aeródromos cercanos a la capital y en uno de ellos murió el soldado ruso cuya madre entrevistó Deutsche Welle. Ella explicó el modo en que su hijo fue masacrado.
"Nuestros muchachos fueron rodeados y nadie acudió en su ayuda. Les dispararon y bombardearon durante un día completo. Piénsalo, el aeropuerto es básicamente un campo abierto". Así lo explicó la madre del soldado ruso caído en lo que Putin denomina "operación militar especial".
El ejército ruso ha demostrado (véase el caso de Mariupol) que está dispuesto a bombardear sin tregua hasta dejar una ciudad reducida a escombros si es necesario. Los soldados lo han vivido y lo cuentan. Así lo hizo Oleg Supereka, reclutado a los 53 años y que estaba en Járkov dentro de un edificio administrativo sobre el que cayó una bomba y donde hubo víctimas mortales. Lo relató a Laura Rey y Marcus Yam de Los Angeles Times.
“Había tanto vidrio, tanto humo, polvo, que no se podía ver (...) Tanta sangre, en el suelo, en la pared, en los rostros de las víctimas”. Es la descripción que hizo Oleg Supereka a Los Angeles Times.
Pero no son sólo los soldados quienes tienen historias estremecedoras. Los civiles (ancianos, madres, niños) son testigos del horror. "Vi a un soldado ruso matar a tiros a mi padre" contaba Yuriy, de 14 años, un adolescente de Bucha que iba en bicicleta junto a su progenitor cuando miembros del ejército ruso decidieron abrir fuego contra ellos.
Y, naturalmente, hay también lugar para los relatos épicos sobre heroicidades que sirven como propaganda. Es el caso de la presunta respuesta de de la treintena de guardacostas que defendían la isla de las serpientes (en la imagen) cuando los rusos les instaron a rendirse: "¡Largaos!" (según The Guardian: "Go f*ck yourself!"). Los guardacostas fueron apresados pero con el honor intacto: no se rindieron.
Desde el lado ucraniano se insiste en la capacidad de resistencia de la población del país invadido, y en cómo esa resistencia mina la moral de las tropas rusas. Un soldado ucraniano lo resumía a CNN después de ver la aterrorizada reacción de los rusos cuando fue derribado uno de sus helicópteros: "Nos tienen miedo".
Pero, más allá de escaramuzas aisladas y del intercambio artillero (que es lo común en esta guerra), en las zonas de la Ucrania que los rusos han logrado ocupar, según algunas crónicas, los invasores comienzan a tener que enfrentarse a tácticas de guerrilla e insurgencia como las vistas en Irak o Afganistán.
Ese nuevo escenario de ataques insurgentes supondría un desgaste suplementario para las fuerzas rusas sobre el terreno.
En todo caso, los relatos de soldados son apenas un eco leve de la catástrofe en marcha. Todavía impera la llamada "niebla de la guerra", que es una manera clásica de definir la imposibilidad que hay, en pleno combate, de ver el mapa completo de la victoria, la derrota o, simplemente, la devastación.