Nueva York declara la emergencia ante la explosión de personas sin hogar
Muchas calles de Nueva York desbordan de pobreza y los refugios para personas sin hogar ya no pueden acoger a más gente. El alcade de la ciudad, Eric Adams, ha declarado, según recogió The New York Times, el estado de emergencia para recibir ayuda urgente de la administración federal.
61.415 personas sin hogar en Nueva York, según fuentes municipales recogidas por The New York Times, es la cifra que ha supuesto un récord imposible de asumir para la ciudad. Miles de inmigrantes llegados de Latinoamérica a quienes hay que instalar en refugios se combina con los sin hogar que pueblan las calles.
Las cifras de personas sin hogar en Nueva York, según diversos estudios, sería ahora mismo superior a la que se dio en la década de los 30, cuando se produjo la llamada Gran Depresión.
Según Coalition for the Homeless, en julio de 2022 había un total de 52.137 personas sin hogar, incluyendo 16.650 niños y niñas. Esa cifra habría aumentado significativamente con la llegada de migrantes a la ciudad.
Entre los sin hogar están quienes duermen en la calle y muchas familias con niños que acuden al sistema de albergues municipales de la ciudad de Nueva York.
Por una parte, están las familias que se ven obligadas a vivir de albergue en albergue (por desahucios, violencia doméstica, migracioens etc) y por otra, miles de personas que directamente viven en la calle de cualquier manera a causa de la epidemia de opiáceos que asola Estados Unidos desde hace unos pocos años. Imágenes como esta, tomada en Nueva York en septiembre de 2023, son habituales.
Las investigaciones muestran que, en comparación con las familias sin hogar, los adultos solteros sin hogar tienen tasas más altas de enfermedades mentales graves, trastornos de adicción y otros problemas de salud graves.
Aproximadamente el 56% de los cabezas de familia que se pueden encontrar en los albergues son afroamericanos, el 32% son latinoamericanos , el 7% son caucásicos, menos del 1% son asiático-americanos o nativos americanos y el 4% son de origen étnico desconocido.
En una urbe con los precios de la vivienda disparados, el lujo se mezcla con la presencia de personas que duermen al raso. ¿Qué porcentaje de esas más de 50.000 personas sin hogar de la que habla Coalition for the Homeless (o de las 61.000 que admite el propio ayuntamiento) están en esa situación extrema?
Las ONG's sospecha que los estudios más recientes que se han realizado subestiman significativamente la cantidad de neoyorquinos sin hogar que viven en la calle.
Del 18 de marzo al 1 de mayo de 2022, la ciudad de Nueva York llevó a cabo 733 “limpiezas” de personas sin hogar de las calles en un total de cinco condados, según apunta NPR. Después de relacionarse con 264 personas, 39 de ellas aceptaron alojarse en viviendas temporales. Pero ¿"limpiezas" es un término correcto?
El término "limpiezas" resulta más que discutible y puede ser, incluso, ofensivo. Hablamos de personas, no de objetos que se retiran de la calle.
A iniciativa de varias agencias, oficiales del Departamento de Policía de Nueva York y trabajadores de los departamentos de saneamiento y servicios para personas sin hogar de la ciudad son enviados para realizar esas mal llamadas "limpiezas".
Las personas que se encuentran acampadas en las distintas zonas de la ciudad reciben un aviso con 24 horas de antelación. Estas operaciones han provocado protestas de activistas a favor de los sin hogar.
Los defensores de las personas sin hogar creen que estas acciones de desalojo son un enorme derroche de recursos que, por otra parte, podrían destinarse a trabajar en las verdaderas necesidades de la población que vive en esta situación.
Según apunta Jacquelyn Simone, directora de políticas de Coalition for the Homeless de Nueva York, “las personas que están en la calle han probado varias veces el sistema de albergues de la ciudad y allí no se han sentido seguros o no han sentido que esas instalaciones satisfagan sus necesidades”.
“Tratar de obligar a estas personas, muchas de las cuales ya han tomado antes la decisión de evitarlas de forma consciente, no puede tener éxito”, agregó Simone.
Según ha declarado la experta, el gobierno municipal de Nueva York está eligiendo el camino más fácil al enviar agentes de policía para “empujar a las personas sin hogar donde no se los vea” en lugar de abordar las verdaderas causas de la falta de vivienda en la ciudad.
Para muchos expertos, una buena manera de abordar las causas de la falta de vivienda podría ser la política de ‘Housing First’, es decir, de dar prioridad a una vivienda asequible para ellos.
Se trata de una política por la que se ofrece una vivienda permanente y sin condiciones lo más rápido posible a las personas sin hogar. Una vez hecho esto, se ofrece otra serie de servicios de apoyo, como trabajo, asesoramiento y terapia.
El enfoque de 'Housing First' se basa en el concepto de que la necesidad principal de una persona sin hogar es obtener una vivienda estable y, a partir de ahí, otros problemas que pueden afectar a su situación (como el empleo, por ejemplo) pueden y deben abordarse una vez que se los haya dado un techo bajo el que vivir.
Por el contrario, los programas tradicionales operan a partir de un modelo totalmente opuesto, que parte de la idea de "housing readiness" (preparación para la vivienda). Es decir, en ellos, primero se deben abordar los problemas que pueden haberlos llevado a la situación de falta de vivienda en la que se encuentran (como adicciones o enfermedades mentales, por ejemplo) antes de poder tener acceso a ese techo.
Sin embargo, los expertos aseguran que es importante tener en cuenta que la vivienda es solo una pieza del rompecabezas dentro de la crisis social por la falta de un techo que se está produciendo en la ciudad de Nueva York.
“Necesitamos una atención continua que satisfaga las necesidades individuales de todos los neoyorquinos sin hogar”, señala Harriet Karr-McDonald, presidenta de The Doe Fund, una organización sin ánimo de lucro cuya misión es acabar con la pobreza y la falta de vivienda.
“Ya sea una madre soltera, un hombre sin trabajo, alguien que sale de la cárcel sin ningún lugar a donde ir, una persona que vive con esquizofrenia o que lucha contra una adicción, o todos los demás”, agrega Karr-McDonald, sin hacer distinciones de a quién deben dirigirse las atenciones.
Eso, agrega la presidenta de The Doe Fund, "significa un acceso más fácil a viviendas permanentes, pero también más refugios y servicios de apoyo para ayudar a las personas a estabilizarse y volver a formar parte de la comunidad”.
La experta también recuerda que se necesitan más inversiones en las comunidades con más índices de marginalidad para abordar las grandes diferencias raciales y socioeconómicas que existen en la ciudad.
Sea cuál sea la fórmula, urge en Nueva York (como en otras grandes ciudades del mundo) una solución para las personas sin hogar. Son miles, como cuando en los años 30 la Gran Depresión provocó una verdadera tragedia social.
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