Putin se queda sin amigos
Estamos a finales del verano de 2022, han pasado más de seis meses del inicio de la guerra en Ucrania y Putin no puede presumir de estar ganando. Ucrania ha recuperado terreno y, contra todo pronóstico, el hasta ahora líder de hierro indiscutido en Rusia comienza a ser ¿cuestionado?
En cuanto a las críticas externas, Putin ha tenido que oír a un líder mundial próximo a Rusia como es Modi (Primer Ministro de India) exponerle directamente la inconveniencia del conflicto militar en marcha.
Sucedió en una cumbre celebrada en Samarcanda este 16 de septiembre y, según recogió The New York Times, Modi dijo a Putin: "Sé que la era de hoy no es de guerra (..) Hoy tendremos la oportunidad de discutir cómo podemos avanzar en el camino de la paz en los próximos días".
En esa misma Cumbre de Samarcanda hubo una reunión entre Putin y Xi Jinping, mandatario chino. Fue la propia Rusia, según la BBC, quien admitió la "preocupación" de Xi por la marcha de la guerra.
Y en una entrevista concedida este 20 de septiembre a la cadena PBS, Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, aseguró que "se espera que los territorios invadidos sean devueltos a Ucrania". Pese a que el líder turco ha sido siempre conciliador con Rusia, ha querido lanzar un mensaje a Putin: hay que hacer concesiones para alcanzar la paz cuanto antes.
No se trata sólo de que se esté debilitando su apoyo internacional sino de una oleada de fuertes críticas internas que, hasta hora, no se había producido en tal dimensión.
Decenas de concejales en ciudades como Moscú y San Petersburgo han apoyado una iniciativa para que Putin dimita por "traición a la patria". Argumentan que la "operación especial" en Ucrania "perjudica la seguridad de Rusia y sus ciudadanos".
Pero es que incluso en su entorno ideológico más próximo, Putin está hallando críticas. El feroz Ramzán Kadírov, líder checheno prorruso, habló en Telegram (según recogía The New York Times) de "errores" en esta guerra. Algo que algunos participantes en tertulias televisivas rusas se han atrevido a repetir, cosa bastante poco frecuente en la muy oficialista televisión rusa.
Y el Partido Comunista de Rusia, hasta ahora siempre fiel a Putin, también hizo pública su desavenencia. Guennadi Ziugánov, líder comunista ruso, ha pedido que se declare la guerra oficialmente y se llame a la "movilización general" .
Claro que pasar de lo que actualmente se denomina "operación especial" en Ucrania a una declaración oficial de guerra significaría llamar a filas a civiles y enviar al frente a reclutas. Algo que incidiría en miles de hogares y podría cambiar el criterio de una opinión pública que, hasta ahora, apoyaba a Putin.
Así que a Putin, por primera vez cuestionado interna y externamente, sólo le queda esperar al llamado "general Invierno", un cambio de estación que le favorezca (sobre todo cuando Europa sufra el corte de suministro de gas ruso y tenga que enfrentarse a una seria crisis).
No obstante, ya hay algunos analistas que desmitifican ese invierno ruso que aplastó a Napoleón y a Hitler. La nieve rusa detuvo las invasiones de Francia y Alemania, fue una gran aliada en la defensa pero esta vez Rusia ejerce de país invasor.
En un largo análisis de The New York Times se hablaba de la siempre comentada posibilidad de un golpe palaciego que desplace a Putin. Para Abbas Gallyamov, asesor político que escribió discursos para Putin antes de establecerse en Israel, si las derrotas continúan puede haber una reacción de las élites en Rusia.
Abbas Gallyamov sostuvo en The New York Times: “La fuerza es la única fuente de legitimidad de Putin. Y en una situación en la que resulte que pierde fuerza, su legitimidad comenzará a caer hacia cero”.
La cuestión es que no hay un sucesor claro para Putin en el horizonte. Se habló durante mucho tiempo de Serguéi Shoigu (en la imagen con Putin) pero su cargo de ministro de Defensa le coloca en una situación delicada ante la opinión pública con la marcha de la guerra torciéndose.
Aunque también hay mucho de deseo por parte de Occidente en la soledad y debilidad de Putin que pintan algunos medios. Según todas las encuestas disponibles, su apoyo popular continúa en cifras altas.
Incluso siendo las noticias del frente realmente malas, el Kremlin sigue firme: aseguran que no se ha perdido nada sustancial en la batalla y califican las acusaciones de crímenes de guerra de "mentiras". Putin sigue en pie.