Si esta presa construida en 1956 con agua del río Dniéper para hacer funcionar una importante central hidroeléctrica vuela por los aires (tal y como asegura Zelenski pretenden los rusos), las consecuencias para Ucrania serían terribles.

Para empezar, la voladura de la presa de Kajovka provocaría inundaciones inmensas. Según Reuters, el volumen de agua embalsada en Kajovka es equivalente a la que hay en el Gran Lago Salado de Utah.

El propio Zelenski detalló con toda crudeza las consecuencias de la destrucción de Kajovka: "La presa de esta central hidroeléctrica tiene un volumen de unos 18 millones de metros cúbicos de agua (...) Si los terroristas rusos hacen estallar esta presa, más de 80 asentamientos, incluido Jersón, estarán en la zona de inundaciones rápidas. Cientos de miles de personas podrían verse afectadas".

El embalse de Kajovka es, además, un elemento fundamental para la central nuclear de Zaporiya, ya que abastece de agua para su refrigeración. Si el embalse desapareciese, el sistema de refrigeración se vería afectado y podría producirse un incidente nuclear grave.

La destrucción del embalse de Kakhovka provocaría, además, serios problemas de abastecimiento tanto de agua potable como de electricidad.

Ante la ofensiva ucraniana los rusos han tenido que abandonar territorio invadido y su respuesta ha sido una intensificación de ataques (con misiles y drones) contra áreas civiles e infraestructuras. El objetivo: dejar a Ucrania sin suministro eléctrico de cara al inminente invierno. La voladura de la presa de Kajovka se incluiría en esa estrategia.

Pero los rusos acusan a Ucrania de ser quien ha lanzado misiles contra la presa. Según un análisis del estadounidense Instituto de Estudios para la Guerra recogido por la BBC, esta acusación sería el prólogo a un ataque "de falsa bandera" por parte de los rusos: destruirían la presa y acusarían a los ucranianos de ser los autores de dicha destrucción.

La realidad es que las tropas rusas se baten en retirada ante el avance de las fuerzas ucranianas, que están recuperando grandes extensiones de territorio.

En Occidente temen que Putin quiera dejar claro a los ucranianos que está dispuesto a responder violentamente hasta el punto de que, por ejemplo, contemple una medida tan extrema como la voladura de la presa de Kajovka.

Los rusos han evacuado a civiles de las zonas cercanas a Kajovka, lo cual acentúa las sospechas sobre una medida extrema como la destrucción de la presa.

El nuevo jefe militar ruso de la guerra en Ucrania, Serguéi Surovikin, acusó a los ucranianos de atacar Kajovka con misiles HIMARS suministrados por Estados Unidos.

Las acusaciones cruzadas entre rusos y ucranianos sobre ataques a lugares sensibles son un juego ya repetido: se produjo igual con respecto a la central nuclear de Zaporiya. Ambos bandos señalaban al contrario como atacante de la instalación.

Putin no ha podido mantener los territorios conquistados en poder de Rusia así que toca acometer una nueva vía para doblegar al enemigo: arrasar infraestructuras, dejar sin electricidad a los ucranianos y romper el acuerdo para que pueda exportarse cereal desde Ucrania para provocar daño económico.

Pero lo más terrible es que si la presa de Kajovka explota, habrá muertes provocadas por una inundación sin precedentes.

Por eso Zelenski previno de lo que, según Reuters, calificó de "destrucción a gran escala" en caso de que los rusos eliminen la presa de  Kajovka.

Como detalle que muestra las paradojas de la historia, la destrucción de la central hidroeléctrica y embalse de Kajovka sería el fin de un exitoso proyecto de ingeniería que se realizó cuando Ucrania y Rusia eran un sólo país: la Unión Soviética. Hasta se hicieron sellos conmemorativos.

Imagen: De Ye. Gundobin, Post of the Soviet Union; scanned and uploaded by Л.П. Джепко - Personal collection, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5107514

El agua del embalse de Kajovka, que los ingenieros convirtieron en fuente de abastecimiento y energía, es hoy una amenaza en medio de una guerra cuyos derroteros resultan imprevisibles.

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