Escuela de exorcistas: una práctica tan antigua como la propia Iglesia
Los no creyentes y los más escépticos la consideran un legado medieval, otros ignoran aún que sigue practicándose en la actualidad mientras sus más acérrimos defensores defienden su eficacia y, sobre todo, su necesidad. Estamos hablando del exorcismo, una práctica tan antigua como la Iglesia (o quizás anterior aún).
Basado en la dicotomía posesión-liberación, el exorcismo (defendido, codificado y regulado por el magisterio católico) reconoce a los sacerdotes certificados, es decir, designados por un obispo, el poder de liberar a una persona poseída por el demonio.
En el libro "Exorcistas y psiquiatras", el padre Gabriele Amorth (en la imagen), célebre exorcista, ilustra las tres premisas fundamentales en las que se basa este proceso de liberación de demonios.
La primera premisa es que el diablo existe, la segunda que puede apoderarse de una persona o causarle males que, aun cuando parezcan idénticos a enfermedades naturales, no pueden ser tratados médicamente. Y la tercera: que quien cree en Cristo posee la fuerza necesaria para expulsar al diablo.
La expulsión de demonios no solo se plantea en el catolicismo sino en otras muchas religicones. En la imagen, una ceremonia de exorcismo para invocar a los antepasados y expulsar el coronavirus del continente y del mundo el 23 de abril de 2020 en Krindjabo, el africano reino de Sawi.
Es cierto que para la Iglesia Católica el tema del diablo, demonio, o maligno es un tema recurrente y una verdadera piedra angular del sistema teológico. En un versículo del Evangelio de Mateo se dice: "Sanad enfermos, resucitad muertos, sanad leprosos, echad fuera demonios".
A lo largo de los años, a través de declaraciones, homilías e incluso encíclicas, los distintos Papas que se han sucedido en el Vaticano han reafirmado la importancia del demonio para la fe católica, especialmente en un mundo cambiante como el contemporáneo.
Por ejemplo, el Papa Francisco se refirió al diablo durante una misa en 2014: “Hicieron creer a esta generación que el diablo era un mito, una figura, una idea, la idea del mal. Pero el diablo existe y debemos luchar contra él”.
“El mal, el demonio, pasa por la libertad humana, por el uso de nuestra libertad. Busca un aliado, hombre. El mal lo necesita para extenderse”, aseguró Benedicto XVI en un tono, paradójicamente siendo él un ultraconservador, más moderno.
Juan Pablo II también había hablado de ello de manera más directa, definiendo al diablo como "una persona y un espíritu maligno, que ejerce su influencia no sólo sobre las cosas materiales, sino también sobre el cuerpo humano, por lo que es legítimo hablar de posesión diabólica".
Sin embargo, comoalnaliza Francis Young en el libro 'Posesión. Exorcismo y exorcistas en la historia de la Iglesia Católica', incluso dentro del mundo católico hay puntos de vista contradictorios sobre esta práctica.
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Incluso dentro de la Iglesia católica, según el estudioso Francis Young, habría quienes, creyendo en la posesión demoníaca, sostienen que el exorcismo tiene un papel fundamental y quienes, cuestionando si el demonio opera de esa manera, argumentan que se trata de una práctica que sería mejor dejar de lado. En cualquier caso, Young está convencido: el exorcismo vuelve con fuerza.
A día de hoy se calcula que existen en el mundo unos 800 exorcistas, reunidos en una asociación fundada por el citado padre Amorth en 1994: la Asociación Internacional de Exorcistas (IAE), legalmente reconocida por el Vaticano por decreto de la Congregación para el Clero en 2014.
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En 2016 SIR, la agencia de prensa de la Conferencia Episcopal Italiana, escribió que Italia tiene el récord de número de exorcistas, seguida de Polonia. Fuera de las fronteras europeas, en cambio, esta primacía pertenece a México. En la imagen, un exorcismo en Italia, principios de los años 5o.
No existen datos o registros determinados (o no hemos podido identificarlos) que recojan el número de exorcismos practicados en Italia o en el mundo. Según informó el diario La Stampa en 2019, en ese año las solicitudes, solo en Italia, superaron las 500.000.
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En definitiva, estamos hablando de cifras muy elevadas en cuanto a las solicitudes (aunque, muy probablemente, algo exageradas) pero no está claro cuántos exorcismos se realizan de modo efectivo. "En los últimos 10 años ha aumentado mucho el número de poseídos. Llego a exorcizar desde la mañana hasta la medianoche", dijo el padre Giacobbe Elia en una entrevista con el diario La Repubblica.
La Asociación Internacional de Exorcistas recomienda prudencia a los sacerdotes y para que puedan "realizar un servicio eficaz y correcto"y ha elaborado una especie de vademécum ilustrado en un volumen de 23 capítulos titulado 'Orientaciones para una correcta práctica del ministerio de los exorcismos'.
Estas orientaciones son probablemente una respuesta necesaria al eco mediático y al desconcierto de la opinión pública ante los numerosos casos, en Italia y en el mundo, de exorcismo ( católicos o no) que terminaron en tragedia. Recordemos, por ejemplo, a Maricica Irina Cornici, la joven rumana que murió durante un duro exorcismo en 2005, o el caso descrito en el documental de 2016 "Liberami" de Federica Di Giacomo.
En suma, los exorcistas, apoyándose en el principio de prudencia, deben verificar la presencia de signos que indiquen posesión efectiva por parte del maligno, después de haber verificado y descartado cualquier hipótesis que pudiera sugerir que los síntomas son psíquicos o psiquiátricos.
Pero es el sacerdote quien tiene el poder de establecer si estos "signos" pertenecen al mundo sobrenatural y este es uno de los aspectos que los psicólogos y psiquiatras cuestionan, señalando su falta de formación.
El psicólogo Oscar Miotti lo resumió así en el Corriere della Sera: "La actitud de 'endemoniado' puede tener muchas explicaciones, que en la gran mayoría de los casos nada tienen que ver con lo sobrenatural".
“En el origen puede haber varios problemas mentales, los más graves de los cuales conducen a la psicosis”. dice Miotti, nombrando el síndrome de Gilles de la Tourette y el trastorno histriónico de la personalidad, entre otros.
“Además, más sencillamente, hay personas que se comportan como 'poseídos' como reacción a un entorno familiar muy religioso y asfixiante”, concluye el psicólogo.
Al igual que los síntomas, los éxitos de los exorcismos también podrían interpretarse como resultado de la sugestión. El efecto placebo puede hacernos creer, por ejemplo, que estamos curados (o mejorados) gracias a un fármaco, lo que en realidad no es así. Lo mismo puede la fe en un exorcismo "curar" a una persona con algún problema de salud mental.
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Además, psicólogos y psiquiatras subrayan que los efectos de la pandemia, el surgimiento de una nueva crisis económica, la incertidumbre y la soledad de la vida moderna también podrían ser factores desencadenantes importantes (que no deben subestimarse).
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El citado Francis Young considera también otro aspecto, de tipo socio-antropológico: durante siglos el exorcismo fue también una forma en la que se ejercía el poder sobre los sujetos más marginados, como las mujeres, o sobre quienes se apartaban de los cánones establecidos.
Independientemente de cualquier juicio u opinión al respecto, sería ingenuo negar que el exorcismo, en países fuertemente católicos como Italia, tiene un valor importante y ocupa un lugar no marginal. Basta pensar en el boom de inscripciones al 'Curso de Exorcismo y Oración de Liberación', registrado en los últimos años.
El 'Curso sobre el exorcismo y la oración de liberación' es una cita que desde 2005 reúne a sacerdotes (y desde hace algunos años también a laicos) de todo el mundo. Regresará el 8 de mayo de 2023 y las polémicas seguramente volverán con él.
El curso está organizado por el Instituto "Sacerdos", escuela perteneciente al "Ateneo Pontificio Regina Apostolorum", instituto universitario promovido por la congregación de los Legionarios de Cristo (objeto de otras acaloradas polémicas en los últimos años).
El curso, afirma el programa, "abordará sistemáticamente los aspectos antropológicos, fenomenológicos, sociales, teológicos, litúrgicos, canónicos, pastorales, espirituales, médicos, neurocientíficos, farmacológicos, simbólicos, criminológicos, legales y jurídicos del ministerio del exorcismo y la oración de liberación."
La noticia podría, quizás, hacer sonreír a la gente, pero durante siglos esta práctica ha seguido su camino sin inmutarse, independientemente de la preocupación de los no creyentes y de los médicos y psicólogos, ganando popularidad entre el clero y los creyentes. Pero, ¿hay todavía un lugar para el exorcismo en la sociedad moderna? Evidentemente, hay quienes así lo creen.
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Foto: Ryoji Iwata / Unsplash