El inesperado negocio que salvó a una congregación religiosa de la ruina
¿Es posible que las monjas del monasterio de Oosterhout hayan vivido lo más parecido al milagro de la conversión del agua en vino que se recuerda en los últimos dos milenios?
Foto - bredamaaktmijblij.com
Obviamente, aquí no hay milagros, pero sí la fortuna de que el cambio climático y el aumento de las temperaturas globales puede ser la tabla de salvación de esta congregación situada a escasos kilómetros de Breda (Países Bajos).
Y es que el incremento de las temperaturas, sumado a la ausencia de lluvias, ha disparado la cosecha de uvas de la congregación. Uvas con las que fabrican el vino cuya venta supone la principal vía de financiación del monasterio.
"El sol ha hecho un buen trabajo", comenta la hermana María Magdalena. "Vamos a poder llenar unas 64.000 botellas de vino". ¿Cuál es el problema de tener una producción tan grande? Que no saben a quién vendérselo.
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Ha sido Noël van Hooft, periodista del 'Omproep Brabant', quien se ha hecho eco de esta curiosa historia de emprendimiento y crecimiento inesperado.
La congregación de monjas lleva en el monasterio de Oosterhout desde 1647 aunque no ha sido hasta 2012 cuando comenzaron a fabricar vino, para paliar los efectos de la crisis económica global.
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En principio, según confesaba María Magdalena a Noël van Hooft, pensaron en cerveza pero la consideraron poco apropiada para "un monasterio de mujeres".
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Así es como surgió la alternativa del vino. "Encaja mucho mejor, es bíblico y se refiere a Jesús". Y se pusieron manos a la obra.
Por poner en contexto, en 2020 produjeron 20.000 botellas de vino, mientras que la mala cosecha de 2021 limitó la producción a 9.000 unidades.
Obviamente, nadie esperaba que la producción de 2022 diera un salto de calidad y cantidad hasta las 64.000 botellas. Motivo por el cual, se vieron obligadas a pedir ayuda.
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Hasta ese momento, las monjas vendían su vino a vecinos de la zona o a quienes acudían a visitar el monasterio. Sin embargo, con una producción de tal magnitud llegaron a la conclusión de que tenían que abrirse a nuevos clientes.
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Así es como optaron por contactar con 'Breda Makes Me Happy', portal que ayuda a emprendedores agrícolas locales a vender su producto. De hecho, llegaron a grabar un vídeo promocional.
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"Llamaron diciendo que tenían tanto vino que no sabían qué hacer con él. Entonces hicimos un vídeo y montamos una campaña para ellas", confirma el fundador del portal, Thibaud van der Steen, a 'The Guardian'.
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La historia se ha viralizado y el vino de las monjas del monasterio de Oosterhout ya es conocido en medio mundo. Obviamente, se cumplirá la premisa de la hermana María Magdalena: "Hacemos feliz a la gente".
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Por cierto, la oferta vinícola de la congregación está limitada a un vino blanco llamado 'Norbertus' en honor al fundador de la orden Norbertina (con uvas Auxerrois, Pinot Blanc y Pinot Gris) y un rosado llamado 'Ricwera', por el primer habitante del convento (Pinot Noir y Gamay).
En cuanto al precio, es el mismo para ambas opciones: 112 euros una caja de seis botellas, con los gastos de envío incluidos. La botella sale a 18,7 euros, aproximadamente.
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