Lenin: ¿ángel revolucionario o demonio del totalitarismo?
El líder de la revolución bolchevique, el hombre que convirtió la Rusia de los zares en la poderosa Unión Soviética, murió el 21 de enero de 1924. Algo más de 100 años después, ¿cuál es el legado de Lenin?
Todavía hay quien sostiene que Lenin fue un líder revolucionario bienintencionado cuyos objetivos igualitarios fueron traicionados por Stalin. Pero ¿hasta qué punto el horror totalitario del gulag no estaba ya en los postulados leninistas?
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Resulta innegable que la revolución de 1917 impulsada por Lenin y Trotski transformó un país de siervos, casi instalado en lo medieval, en una superpotencia internacional que desafió al capitalismo mundial.
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Sin embargo, la represión soviética resulta innegable. Para aplicar el socialismo se llevó a cabo una feroz represión contra toda oposición al régimen comunista. El gulag, campo de concentración para delincuentes y disidentes, muchas veces en lugares tan inhóspitos como Siberia, se convirtió en un símbolo de la brutalidad soviética.
(Imagen: De Vladimir OKC - Trabajo propio, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5002319)
Es cierto que la gran represión política se desata ya en el periodo de Stalin. Antes de eso, la revolución está ocupada consolidándose y batallando en una guerra civil contra los zaristas y antibolcheviques que dura hasta 1923.
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El historiador Edward Crankshaw dejó escrito en The Atlantic, en un artículo de 1954, una certera descripción del revolucionario ruso que derrocó al zarismo: "Era un hombre desinteresado y sin ambiciones. Carecía absolutamente de imaginación. Amaba a la gente como se ama a un animal pero no como se ama a las personas. Se compadeció de la gente, pero no la respetó. (...) Quería salvar al pueblo de la terrible tiranía de los zares, pero a su manera y no de otra. Su camino contenía las semillas de otra tiranía".
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Uno de los hechos que marcó la vida de Lenin fue la ejecución de su hermano Alejandro, quien se vio implicado en una conspiración para asesinar al mismísimo zar. Jamás lo olvidó y, en parte, toda su trayectoria política tuvo algo de venganza de ese drama personal.
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Lenin fue el nombre revolucionario de quien se convirtió en mito. El nombre real era Vladímir Illich Ulianov y su padre era funcionario.
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Los restos de Lenin siguen en la Plaza Roja de Moscú. Allí está expuesto su cuerpo momificado. Continúa siendo una especie de atracción turística pero ya no tiene la relevancia ideológica de antes, cuando peregrinar a esa catacumba era un sueño de millones de simpatizantes comunistas en el mundo.
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Pese a que Putin es un declarado nostálgico de los imperiales tiempos soviéticos (sobre todo de la fuerza y dominio de Rusia sobre el mundo en esa época), no suele evocar a Lenin y la revolución bolchevique. De hecho, el centenario de su muerte este 2024 no se está conmemorando con grandes fastos sino que, más bien, está pasando inadvertida. Putin es más fan de Stalin, el hombre de acero que ganó la II Guerra Mundial.
En la iconografía soviética la figura de Lenin es fundamental (carteles, estatuas, etc.) y todavía queda su presencia a lo largo y ancho de Rusia. Aunque cada vez menos. Su recuerdo se va borrando.
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En sus textos y en la práctica, Lenin defendió el uso sistemático de la violencia como herramienta para hacer la revolución y consolidar el socialismo. Pero hay que colocar esa cuestión en el marco general de una época donde política y violencia convergían muchas veces (teniendo en cuenta que la democracia no era el sistema imperante).
Resulta evidente que Stalin superó a Lenin ampliamente a la hora de utilizar la violencia contra todo lo que consideraba "enemigo de la revolución". Según consta en un artículo de la BBC, sólo durante el periodo conocido como 'Gran Terror' (entre 1934 y 1939) unas 750.000 personas fueron ejecutadas en Rusia por el estalinismo.
En 1922 sufre Lenin dos ataques cerebrales consecutivos que le dejan sin capacidad para hablar y semiparalizado. Las autoridades soviéticas ocultan su estado. Él se convierte en un fantasma, con Stalin ya dominando la escena.
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Existe un documento de 1923 al que se califica de 'Testamento político de Lenin' donde, supuestamente, el líder bolchevique habría escrito: "El camarada Stalin, que se ha convertido en Secretario General, tiene una autoridad ilimitada concentrada en sus manos, y no estoy seguro de si siempre será capaz de utilizar esa autoridad con la suficiente cautela".
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En sus últimos días, creen algunos estudiosos, Lenin se arrepintió de haber concedido su confianza a Stalin e, incluso, de la deriva claramente dictatorial a la que empujó el sueño del socialismo. El traductor y crítico literario indio Anja Basu resumía en un artículo en The Wire: "La duda e incluso el remordimiento lo asaltaron. Una mente afligida dentro de un cuerpo afligido no le daría descanso". Así fue el duro desenlace de una gran héroe de la revolución. Ángel o demonio, según se mire. Murió el 21 de enero de 1924.
(Imagen: De Maria Ulyanova - Stephen Kotkin - Stalin Volume: 1 only image, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=70593)
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