Luis Rubiales se atrinchera en la Federación tras su beso no consentido a una futbolista
Cuando parecía que la historia de Luis Rubiales al frente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) había llegado a su fin, el presidente ha anunciado ante los medios de comunicación que no piensa dimitir de su cargo a pesar de que muchos lo daban por hecho tras la polémica generada en torno al beso a la futbolista Jenni Hermoso y su comportamiento durante la celebración del Mundial femenino.
"Ha llegado el momento de decir algo. ¿Creen ustedes que es motivo para sufrir la cacería que estoy sufriendo? ¿Es tan grave para que yo me vaya? ¡No voy a dimitir!", ha declarado Rubiales durante su comparecencia tras la celebración de la Asamblea Extraordinaria que se ha celebrado para tratar el tema de su futuro.
"Las cosas que están mal me duelen. Pido perdón por mis errores, sin paliativos. No me merezco esta cacería que llevo viviendo desde hace 5 años. Voy a seguir luchando como me enseñaron mis padres y mis entrenadores. Voy a seguir siendo un hombre feliz y pleno”, apuntaba durante su discurso.
"Me han dicho que lo mejor es que dimitiera. Tiene que haber algún motivo para que te saquen de un lugar. ¿Un pico consentido es para sacarme de aquí? Quién me conoce sabe que vamos a llegar hasta el final. Espero que se cumpla la ley", añadía Rubiales.
Finalmente, la enorme polémica generada y las peticiones de dimisión que han llegado desde estamentos políticos, con el presidente Pedro Sánchez al frente, clubes de fútbol de Primera División y hasta la FIFA, que le ha abierto un procedimiento disciplinario, no han sido suficientes para que Rubiales dimita.
Ahora queda esperar si, como sucedió con su antecesor en el cargo, Ángel María Villar, en diciembre de 2017, es el Tribunal de Disciplina Deportiva (TAD) quien termine por destituirle de su cargo o a través de otros medios o si, finalmente, continúa en el cargo.
La del beso y sus gestos obscenos es la enésima controversia de Luis Rubiales como presidente de la RFEF, desde que el periódico El Confidencial sacara a la luz una serie de conversaciones de Rubiales filtradas de su propio móvil, comenzaron a saltar las alarmas en torno a él, saliendo a la luz una larga lista de situaciones polémicas que, sin embargo, ha ido esquivando, a pesar de que algunas de ellas están siendo investigadas por la justicia.
Comisiones poco claras por una Supercopa en Arabia Saudita de la mano del ex futbolista Gerard Piqué, grabaciones ilegales a altos cargos del Gobierno de España, viajes y fiestas privadas a cargo de la Federación, polémicas con clubes y el presidente de La Liga, sospechas de ‘espionaje’ para acabar con el presidente de la AFE. La lista de polémicas que Rubiales ha ido acumulando es bastante larga…
En su comparecencia, también hizo referencia a la prensa, diciendo que "no busca la verdad. ¿La libertad de prensa existe en nuestro país? Cuando hay determinada prensa que depende de determinadas cosas, se pierde la libertad. Esta campaña no responde ni a la verdad ni a la justicia”.
Sin embargo, ha sido ese beso en los labios sin consentimiento a Jenni Hermoso, otras imágenes y actuaciones con otras futbolistas y sus actos indecorosos durante la celebración del Mundial los que han provocado un auténtico terremoto en torno al personaje.
“El deseo que podía tener en ese beso era el mismo que el que podía tener dándole un beso a una de mis hijas. Por lo tanto, no hay deseo y no hay posición de dominio, aunque se esté vendiendo en los medios”, se ha justificado Rubiales.
Al mismo tiempo que Rubiales anunciaba su decisión, saltaba también la noticia de que la Fiscalía de Madrid derivaba las denuncias contra Rubiales a la Audiencia Nacional, al considerar que el juzgar los hechos “que podrían ser constitutivos de un delito de agresión sexual”, sería de su competencia al haberse producido en el extranjero.
Se había especulado también con la renuncia del seleccionador español Jorge Vilda, al estar muy ligado al presidente de la RFEF estos últimos cinco años, pero, el propio Rubiales, haciéndose fuerte en su decisión de no dimitir y plantando cara a todos sus críticos, ha optado por anunciar que quería su renovación.
En el caso de que, finalmente, Rubiales fuera destituido, según los estatutos de la RFEF, en su artículo 31, se constituiría una Comisión Gestora y se convocarían elecciones a la presidencia de la institución para cubrir el puesto que Rubiales dejaría vacante.
Una vez que se celebrara dicha comisión, señala el mismo artículo, “el que resulte elegido ocupará el cargo por tiempo igual al que restase por cumplir al sustituido", además de que, si se celebran según marcan dichos estatutos, no se celebrarían ya hasta el próximo año 2024, ya que debe coincidir con un año olímpico.
Esto supondría que, en el periodo desde que Rubiales estuviera fuera del cargo y hasta la elección de un nuevo presidente, habría un cargo al frente de forma interina, como sucedió con Juan Luis Larrea, en el proceso entre la salida de Villar y la llegada de Rubiales.
Se abre, por tanto, un tiempo de incertidumbre sobre qué sucederá en la RFEF tras la decisión de Rubiales de no dimitir, haciéndose fuerte en su cargo de presidente y plantando cara a todo un país: desde políticos a responsables de clubes de fútbol, pasando por una sociedad que ya ha dictado sentencia sobre él por sus últimas acciones.