Nicolino Locche: la leyenda del boxeo que ganaba sin pelear

El intocable
Estilo único
Diferente
Su don
Mendozino
La leyenda
Su entrenador
Entrenaba poco
Fiestero
Luna Park
El antiboxeo
La leyenda
A por el mundial
El gran combate
Campeón del mundo
La caída
El fin de una leyenda
El intocable

Nicolino Locche está considerado como uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos. Era el púgil que mejor esquivaba los golpes de la historia y la suya fue una trayectoria un tanto peculiar: ganaba los combates sin necesidad de pelear.

Estilo único

Ponía la cara para que le intentaran golpear sus adversarios. Colocaba los dos brazos en la espalda y, mientras, conversaba con el público. Decía: “Ahora vais a ver cómo le voy a dar a este”. O ironizaba: “Y yo, ¿cuándo pego?”.

Diferente

Era distinto a todos los demás boxeadores. Los demás siempre con los puños apretados, tríceps en tensión… Nicolino salía al ring relajado, brazos sueltos, puños abajo.

Su don

Observaba las manos de su contrincante y sabía hacia dónde dirigiría el golpe. Siempre iba un segundo adelantado. Hacía que sus rivales se cansaran, se frustraran, entonces los derribaba con un par de golpes bien dados.

Mendozino

Nació en Mendoza, Argentina, en 1939. De pequeño pasaba su tiempo en las calles, huyendo de un grupo que siempre le esperaba en la misma esquina para pegarle. Aún no se llamaba así, pero lo que el pequeño Locche sufría, era bullying.

La leyenda

Un día se enfrentó al jefe de la banda, se vengó y le llevaron a un gimnasio cerca de su casa, el hoy derruido gimnasio Mocoroa, epicentro de la escuela mendocina de boxeo. Así conoció este deporte y empezó a entrenar con 8 años.

Su entrenador

En el gimnasio Mocoroa conoce a Paco Bermúdez, su entrenador. Paco era muy estricto. Dicen que si Nicolino no le hacía caso, Paco le tiraba de las orejas.

Entrenaba poco

Había un detalle que podía poner en peligro su prometedor futuro. Era vago. No entrenaba. Si el entrenador le mandaba correr 10 kilómetros, a los 5 cogía un atajo. Al volver, se mojaba el pelo en una fuente para que pareciera que había sudado.

Fiestero

Le gustaba el juego. La noche más que el día. Los cabarets más que los gimnasios. Quizá por eso parecía mucho más mayor de lo que era y a los 20 años parecía un hombre de 50 años.

Luna Park

Tras años de imbatibilidad en Mendoza, Nicolino se alza con el título nacional de Argentina al derrotar al campeón, Jaime Gine, en 1961. Entonces fue a Buenos Aires, al Luna Park, templo mundial del boxeo en los años 60.

El antiboxeo

Al presentar su estilo ante un público experto y exigente, le miraban con incredulidad. Al principio no les gustaba. Era el antiboxeo. A veces pasaba un round entero sin que le pegaran y sin pegar él un solo golpe. No había agresividad, ni knock outs, ni sangre. No peleaba, decían.

La leyenda

Se convierte en el nuevo rival a batir. Todos los grandes boxeadores de la época quieren pelear con él. Joe Brown, Ismael Laguna, Carlos Ortiz. Sandro Lopopolo… Ninguno de ellos pudo tocar a Nicolino. Los argentinos lloraban de emoción. En USA estaba Mohammed Alí. En Argentina, Nicolino Locche.

A por el mundial

En 1968 nadie era mejor que el japonés Takeshi Fuji. El campeón mundial invicto. El periodista Ernesto Cherquis Bialo lo llamó “el temible kamikaze con fama de Samurai”. Si quería ser el mejor, Nicolino tenía que salir del Luna Park y pelear fuera de casa.

El gran combate

Como era de esperar, Fuji salió al ataque. Locche, a la defensiva. Pero esta vez se jugaba un título mundial. En esta pelea Locche pegó más que nunca, tanto que le cierra los ojos al japonés. En el octavo round el japonés le da el único golpe de toda la pelea.

Campeón del mundo

Locche crecía y Fuji se hacía cada vez más pequeño, hasta que en el décimo asalto decide abandonar y tirar la toalla. Nicolino es campeón del mundo. Argentina enloquece.

La caída

Defendió su título del mundo cinco veces. En 1973 rompe con su entrenador, Paco, y pierde su siguiente combate, contra Alfonso Frazer. No estaba en condiciones, era la sombra de Locche. Y pierde el título del mundo. Lo dejó a los 37 años.

El fin de una leyenda

Ingresó en el Salón Internacional de la Fama del Boxeo en 2003. Falleció en Mendoza en 2005 a los 65 años. Antes de ello, María Rosa, su segunda mujer, escuchó su último sueño. Quería volver a pelear en el Luna Park.

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