Lopera y el Halloween más famoso de la historia del fútbol
Amado y odiado a partes iguales, Manuel Ruiz de Lopera ha pasado a la historia como uno de los presidentes más polémicos y controvertidos de la historia del fútbol. El 23 de marzo de 2024, a los 79 años, se marchó para siempre, no sin antes dejar para el recuerdo un sinfín de anécdotas a cada cual más curiosa.
El detective a Joaquín, las primas en forma de cheques de El Corte Inglés, el multimillonario fichaje de Denilson y su cesión al ‘Flamenco’, el busto junto a Del Nido… La lista de historias rocambolescas es larga e inolvidable, pero, entre ellas hubo una especialmente divertida: la de la fiesta de Halloween más famosa que se ha visto en el mundo del fútbol.
Para recordar aquello, hay que remontarse al año 2001, al inicio de una temporada magnífica del Real Betis, que acababa de ascender a Primera División y en la que terminó en el sexto puesto de la tabla, clasificándose para disputar el año siguiente directamente la Copa de la UEFA (hoy Europa League).
En los 10 partidos que se habían disputado hasta finales del mes de octubre, los béticos habían conseguido ganar 5 y empatar en dos de ellos, cayendo derrotados en otros 3, llegando a ser líderes en la séptima jornada. Y fue entonces cuando tuvo lugar una cena de equipo que derivó en la famosa y multitudinaria fiesta.
El anfitrión de aquella noche de juerga fue el interior izquierdo hispano-ecuatoguineano Benjamín Zarandona, que llevaba en el club verdiblanco desde que llegó en 1998 procedente del Real Valladolid. Junto a él, todo el resto de la plantilla, acompañados a su vez por muchas chicas y por litros y litros de bebida.
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"Estaba previsto que vinieran unas 40 personas, pero se fue corriendo la voz y...", explicó Benjamín a El Periódico, asegurando que pudieron llegar a juntarse hasta 100 personas, una cifra que Joaquín elevó hasta 200, con más invitadas que invitados.
En medio del jolgorio, recibieron la visita más inesperada, la del entonces presidente del club sevillano, Manuel Ruiz de Lopera, que se había enterado de la celebración de semejante sarao, junto al entonces técnico verdiblanco, Juande Ramos.
Benjamín pudo comprobar que, frente a su casa, había aparcado un coche que le resultaba familiar. Se acercó y se encontró de bruces con Lopera y Juande Ramos. "Me volví blanco", recuerda Benjamín en El Periódico.
Joaquín Sánchez, por su parte, recalcó que "estábamos en la gloria y entonces veo venir aBenjamín con la cara desencajada", a lo que también añadió, según contó en La Razón: "Cuando me dijeron que estaba el presidente en el chalet pensaba que era broma... Apareció con rostro serio y me dijo... ‘Ay Joaquín, usted también está aquí...’".
"Estábamos en la terracita del chalet cuando Benjamín irrumpió preguntando: '¿Quién ha invitado al presidente?'". No le creyó, hasta que le vio aparecer, con la mano en el pecho tocando la estampita del Cristo del Gran Poder de la que nunca se separaba. "Subía por aquellas escaleras y parecía iluminado", recordó Capi en El Periódico.
Asustados por la imponente presencia del gran líder bético y como adolescentes huyendo de sus padres, muchos de los jugadores presentes en la fiesta intentaron saltar por uno de los balcones del chalet de Benjamín para que no les viera, mientras que otros eran pillados ‘in franganti’.
Mientras, alucinando con lo que estaba pasando, las invitadas a la fiesta aprovecharon el momento incluso para hacerse fotos con Don Manuel Ruiz de Lopera, principal estrella ‘invitada’.
"Vinieron a avisarnos, Juande Ramos estaba de entrenador, Luis del Sol de secretario técnico. Vamos para allá, nos quedamos en el coche, no dejan de entrar chicas, futbolistas… Le digo a Juande esto qué es, con el partido que tenemos dentro de 48 horas", contó el propio Lopera sobre aquel día en una entrevista en Onda Cero.
Una vez dentro se encontró con el percal y cara a cara con Benjamín: "Vamos a entrar y en la primera habitación al abrir la puerta estaban las chicas haciendo 'ejercicio físico' sin ropa ninguna", recordó el presidente.
"Los jugadores empezaron a tirarse uno por el balcón, el otro por la ventana… para que el entrenador ni nadie viera nada y, claro, aquello era horrible", añadió Lopera.
Joaquín fue uno de los que saltó por una ventana, según Lopera, que puso especial énfasis en uno de los jugadores a los que pilló huyendo por el balcón: "También saltó Denilson, el que costó 33 millones de dólares en aquella fecha. Y el Barcelona puso 31 para llevárselo", dijo entre risas.
Ante semejante percal, el dirigente bético no dudo en dirigirse otra vez más directamente a su entrenador, como contó también en Onda Cero: "Le dije 'Juande, van a marcar los goles de cabeza saltando cuatro metros'".
Otro que alucinaba con todo aquello fue Juande Ramos, pero más por su presidente que por la propia fiesta y es que, según contaba El Periódico, el técnico ciudadrealeño sostiene que él ni siquiera sabía dónde iba: "El presidente, que en algunas cosas era peculiar, me llamó y me dijo que le acompañara, pero no sabía dónde".
La fiesta terminó con todos reunidos en el salón del primer piso del chalet de Benjamín, donde Lopera fue cantando las 40 a sus jugadores uno por uno. "La suerte que tuvimos es que estábamos todos. Si hay tres, hoy estaría poniendo cafés en el bar de mi padre", recordó Joaquín.
Genio y figura. Aquel día, Manuel Ruiz de Lopera desarticuló aquella fiesta ‘subversiva’ de sus jugadores, convirtiendo aquella noche en una anécdota digna de recordar por todos sus protagonistas y una más en el currículum del icónico presidente bético.
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