La vida llena de excesos de Mario Balotelli
Existen numerosas opiniones que sostienen que Mario Balotelli podría haber alcanzado mayores logros en el ámbito futbolístico. Sin embargo, se considera que su marcada personalidad, comportamientos impredecibles y tendencias extravagantes han impedido que el futbolista italiano logre un éxito pleno en los diversos equipos por los cuales ha transitado a lo largo de su carrera deportiva.
Su carismática y difícil personalidad y sus continuas salidas de tono siempre han sorprendido allá donde ha estado sin que muchos pudieran entender por qué se comportaba como lo hacía. Pero no hay más que echar un vistazo a su pasado para ver que la dura infancia que le tocó vivir y el racismo que vivió en Italia pudo tener mucho que ver en su conflictivo carácter.
Balotelli nació en la ciudad italiana de Palermo el 12 de agosto de 1990. Hijo de Rose y Thomas Barwuah, inmigrantes ghaneses, se marchó al poco de llegar al mundo desde allí a vivir a Bagnolo Mella (Brescia, Lombardía) junto a sus tres hermanos, Abigail, Enoc y Ángel.
En su nuevo destino, tuvieron que vivir en la más absoluta pobreza, junto a otros 20 inmigrantes y en un lugar donde la salubridad brillaba por su ausencia, tal y como contó su madre años después en el Daily Mail.
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A ello se sumó que, con sólo dos años, al pequeño Balotelli lo detectaron una enfermedad intestinal que padecía desde el momento de su nacimiento y por la que tuvieron que operarlo en varias ocasiones. Motivo por el cual, sus padres, faltos de recursos, decidieron que fueron los servicios sociales los que se hicieran cargo de él.
Finalmente, el pequeño fue custodiado por los servicios sociales italianos hasta que el Tribunal de Brescia encomendó su custodia -en régimen de acogimiento renovable a plazos- a la familia formada por Francesco y Silvia Balotelli, con la que se crio y gracias a la cual hoy lleva su nombre desde que, a los 18 años, cambió su apellido y adquirió la nacionalidad italiana.
"Vivíamos con otra familia africana en un estudio húmedo y lleno de moho. Fui a los trabajadores sociales, le dije que tenía un hijo enfermo, me dijeron que sería mejor confiar a Mario a algún familiar en la zona, pero no teníamos ninguno. (…) Fueron los propios asistentes quienes contactaron con la familia Balotelli", contó Rose Marwuah al Daily Mail.
Con su nueva familia se marchó a Concesio, un pueblo a sólo cuatro kilómetros de Brescia, donde comenzó a jugar a fútbol y, muy pronto, a demostrar que estaba hecho para triunfar en ese deporte, como quedó demostrado con su debut como profesional con sólo 15 años jugando en el Padova.
Tras ello, llegarían Inter de Milán, Manchester City, Milán, Liverpool, Niza, Olympique de Marsella, Monza, Adana Demirsport y Sion. Una larga carrera en la élite marcada más por sus polémicas que por el fútbol.
Durante todos esos años, sus padres biológicos trataron de volver a tener relación con su hijo, pero Mario Balotelli nunca quiso tenerla, porque siempre consideró que se habían desentendido de él y hasta llegó a acusarlos de que sólo lo buscaban por dinero, desde el momento en el que empezó a despuntar como futbolista.
"Si no me hubiera convertido en Mario Balotelli, entonces el señor y la señora Barwuah no se habrían preocupado por mí en absoluto. (…) ¿Por qué nunca pidieron a los tribunales que me aceptaran de regreso una vez que me recuperé de la enfermedad? Mis padres adoptivos solían llevarme allí para verlos, pero nunca estaban en casa. (…) Ahora soy un jugador de la Serie A y quieren venir a buscarme", contó el jugador en el Daily Mail.
Desde el otro lado, sin embargo, los Barwuah aseguraron que todo fue culpa de sus padres adoptivos. "Pensamos que, en algún momento, una vez que las cosas se hubieran arreglado, Mario volvería con nosotros. Pero en cambio, cada vez que intentábamos recuperarlo, los Balotelli seguían ampliando el tiempo de acogida", dijo su madre al diario británico.
"No podíamos permitirnos abogados que lucharan por nosotros, por lo que Mario se volvió cada vez más distante. (…) Queríamos que volviera durante más de 10 años, pero cada vez que lo intentábamos, los tribunales lo bloqueaban y, a medida que pasaban los años, se volvía más frío con nosotros. Los Balotelli conocen a la gente y son influyentes y nosotros no pudimos hacer nada", añadió.
A su drama personal, se unieron, además, los episodios racistas que tuvo que vivir en Italia ya como futbolista, incluso con sus propios aficionados, algo que también lo marcó. "Las personas racistas son pocas y no se puede hacer nada para cambiarlas. Puedes hablar, puedes hacer lo que quieras, pero no puedes hacer nada porque sólo son personas estúpidas", llegó a decir.
Una vida complicada que dieron paso a una personalidad difícil y conflictiva que nunca dejó de generar situaciones polémicas como las que tuvo en su etapa inicial en el Inter. Nada más salir de la cantera del equipo neroazurro, apareció en televisión con una camiseta del Milán. Sus aficionados se lo recriminaron y él respondió encarándose con ellos tras marcar un gol.
En el mismo año en el que se marchó al Manchester City, 2010, fue retenido por intentar colarse con su hermanastro Enock con su coche en una cárcel de mujeres de Brescia y, sólo un año después, recién aterrizado en Inglaterra, fue noticia en los medios británicos por mantener relaciones con tres mujeres en poco tiempo.
Lo de Manchester fue una locura: incendió su casa tirando fuegos artificiales dentro; le fue desleal a su pareja Raffaela Fico con una actriz de cine para adultos; lo cazaron de fiesta en varias ocasiones antes de los partidos; lanzaba dardos para divertirse a los juveniles del club; y tuvo serios problemas con su entrenador, Roberto Mancini, y su compañero Micha Richards, con el que acabó a golpes en un entrenamiento.
Ya en el equipo citizen dejó entrever también su afición por el tabaco, razón por la que tuvo problemas en Manchester, Milán y Brescia; y ya en el equipo rossoneri, le implantaron un código ‘militar’ de conducta para alejarlo de sus vicios (incluido tabaco, bebida y fiestas) y que no vistiera con ropas extravagantes.
A lo largo de sui vida, además, ha acumulado numerosas multas de tráfico. Hasta 27 veces siniestró su coche en Manchester y, en Italia, tuvo un incidente con agentes de la Policía por estacionar mal su vehículo, otro por meterse con su Ferrari en una pista de karts, y otra más por conducir a 109 km/h por una zona limitada a 50.
Más de uno -sobre todo en Inglaterra- recuerda a Balotelli por aquel mensaje que sacó en la camiseta después de marca un gol en el que decía "Why always me?" (¿Por qué siempre yo?), una frase que mostró con la mayor de las soberbias y que define muy bien su agitada vida rodeada de polémica.