La verdadera historia de Maradona en México
Diego Armando Maradona probó suerte como entrenador después de brillar como futbolista y pasando del fracaso al frente de la Albiceleste al éxito en Sinaloa. Lo hizo dirigiendo al humilde Dorados de Culiacán donde llegó en 2018.
A tierras mexicanas, el astro argentino llegó con casi 58 años y golpeado por sus excesos, en busca de una redención que logró gracias a su gran amor: el fútbol.
En Sinaloa, el ex futbolista dejó una huella imborrable para los ‘culichi’, los hinchas de Dorados, pero también para la sociedad de este estado de México estigmatizado por la guerra entre narcos y cárteles. Su mera presencia allí puso los ojos del mundo sobre aquellas tierras que dejaron de ser relacionadas con la delincuencia para hacerlo con Diego Maradona.
Maradona acudió sin dudar a la llamada de los Dorados. Fue en un momento en la que era presidente del Dinamo de Brest de Bielorrusia, cargo que ocupaba desde el mes de julio de 2018. Una aventura que sólo duró tres meses antes de comenzar su nueva vida en México.
El 7 de septiembre de 2018, Dorados anunciaba oficialmente la llegada del ‘10’ argentino al club mexicano, después de un año complicado, en el que apenas unos meses antes -en julio-, protagonizó una secuencia para olvidar atendiendo a unos periodistas en su coche, bajo los efectos de la bebida, y haciendo unas declaraciones completamente incomprensibles.
"Este año no ha sido el mejor para él, pero la calma de aquí le vendrá bien", dijo en unas declaraciones de las que se hizo eco la revista española XLSemanal el entonces presidente de Dorados, José Antonio Núñez.
Y no le faltaba razón, porque, a pesar de sus problemas -que fueron físicos, por sus achaques tras una larga vida de excesos, además de algunos extradeportivos por problemas familiares con sus hijas y a nivel futbolístico por sus críticas a Leo Messi-, la estancia de Maradona en Sinaloa fue casi perfecta y lejos de cualquier polémica.
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Según las declaraciones de unas fuentes de Dorados, de las que se hizo eco el diario argentino Clarín, "aquí agarró rutina y horarios. Dejó eso de dormir de día y vivir de noche", además de que volvió a acercarse y reconciliarse con la fe católica propia del lugar, como demostraban sus rezos antes y después de los partidos.
"En el estadio hay una capilla y muchos jugadores suelen orar. Y más que hacerlo de manera obligada, Diego sintió esa sintonía con el ambiente. Se involucró en esa dinámica. Siempre traía su rosario colgando. Estar acá le devolvió la fe en muchas cosas, lo devolvió en cierta forma otra vez a Dios", contaban en Clarín.
En un ciclo de entrevistas del portal ‘The Coaches’ Voice’ realizado en 2022, el que fuera su ayudante de campo y ex compañero suyo en la selección argentina, Luis Islas comentó: "La adaptación a Sinaloa resultó diferente. Ahí es donde surge la capacidad del entrenador. Si bien el fútbol es igual en todos los rincones del mundo; las maneras y los estilos no lo son. Uno como extranjero tiene que acostumbrarse".
"Yo conocía México porque ya había jugado y dirigido. Y es más accesible en relación a los Emiratos (donde entrenó antes Maradona). Pero también todo lo que genera Diego se multiplicó por 100 en México. No hay presión que uno no pueda soportar. Todo eso me sirvió muchísimo. En cada entrenamiento, ¡había 10.000 o 15.000 personas! Imagínate", añadió Islas.
Con los Dorados, el ‘Pelusa’ dirigió 34 partidos, en los que consiguió 18 victorias y 8 empates, cayendo derrotado en sólo 8 de sus partidos, y alcanzando dos finales en sus dos años en la Liga de Ascenso MX (hoy conocida como Liga Expansión MX). Y, aunque no pudo conseguir el gran objetivo del ascenso, se hizo un hueco para siempre en el corazón de los ‘culichi’.
Ya en sus inicios como técnico del equipo mexicano, saltaron las alarmas por su estado de salud, ya que su imagen era la de un hombre al que le costaba caminar y lo hacía ayudado por muletas. ¿La causa? El intento dolor que le producía en sus rodillas el haberse quedado sin cartílagos.
En una entrevista con el diario español El Confidencial, su cirujano, el colombiano Germán Ochoa, recalcó que "Diego sufre una severa erosión en las rodillas, que destruyó sus cartílagos. Esto hace que los huesos choquen entre sí; el fémur con la tibia y el peroné, lo que le provoca mucho dolor e inflamación".
Durante cuatro meses desde su llegada a México, Maradona vivió en una de las habitaciones del lujoso Hotel Lucerna de Culiacán, situado en una de las zonas más exclusivas de la ciudad y desde donde acudía cada día a sus entrenamientos o sus partidos acompañado de su particular séquito de agentes de seguridad.
En diciembre de 2018, finalmente, se trasladaría a su residencia definitiva en la capital de Sinaloa, en una zona residencial cercana al Estadio Dorados, antes conocido como Estadio Carlos González y Gonzálezy Estadio Banorte.
En un reportaje que el periodista estadounidense Kevin Baxter hizo para Los Angeles Times dos meses después de la llagada de Maradona a los Dorados, aseguraba que el argentino inspiró innumerables reacciones, "desde el respeto y la adoración hasta la compasión y el desprecio, a menudo al mismo tiempo".
Según escribió Baxter, "los amigos afirman que venir a Culiacán le ha dado a Maradona un nuevo propósito: una razón para levantarse por la mañana y, lo que es más importante, para irse a la cama en lugar de a un bar por las noches. Sus días de fiesta, asegura él mismo, han terminado".
"Emocionalmente siento que estoy en el mejor momento de mi vida. (…) Quiero darle a Dorados lo que perdí cuando estuve enfermo... Quiero ver el sol y quiero dormir por la noche", le dijo a los periodistas en el momento de su presentación, según recordó Baxter en su reportaje.
En lo deportivo, a su llegada, Dorados era el último clasificado de la segunda división del fútbol mexicano, con sólo tres puntos en su casillero. Una situación a la que Maradona supo darle la vuelta dando un giro de 180 grados: ganaron 6 de sus últimos 8 partidos, terminando la fase regular con 6 partidos sin perder y clasificándose para la liguilla.
En la liguilla llegaría incluso a la final, pero el sueño del ascenso no llegó a cumplirse, pues terminó cayendo derrotado por el que fuera su bestia negra de aquellos dos años en Sinaloa: el Atlético San Luis.
En el partido de ida de aquella primera final que disputó como técnico de los Dorados, el equipo llevó la esperanza del ascenso a sus aficionados después de vencer con un gol en el minuto 73, aunque el encuentro no acabó bien para Maradona, pues fue expulsado después de una acalorada discusión con el técnico rival, Alfonso Sosa, y el equipo arbitral.
En el encuentro de vuelta, sin ‘El Pelusa’ en el banquillo, los Dorados se pusieron 2-0 en el minuto 32, que pasó a 3-1 en el 56. Sin embargo, una serie de fallos con el comunicador entre el argentino y su equipo en el momento crucial del encuentro, lo que provocó una desorganización que hizo que San Luis remontara llevándose la eliminatoria.
"Tengo claramente que esa final se perdió porque Diego no estuvo en la banca y no pudo dar la indicación directa porque los radios se distorsionaron", dijo a ESPN Mario García, auxiliar de Maradona en su paso con los Dorados.
Tras aquella gran primera campaña, saltaron los rumores de su más que probable marcha del club de Culiacán, pero su compromiso con el él y su equipo fue claro y permanecería otro año más como técnico en una campaña en la que volvió a rozar la gloria.
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En esta segunda temporada con los Dorados, el equipo de Diego Maradona alcanzaría la liguilla de forma clara, terminando la fase regular con 8 partidos sin perder. Y, de nuevo, volvería a alcanzar la final, en la que su rival y verdugo fue de nuevo el Atlético San Luis.
En el partido de ida de aquella final, Dorados y Atlético San Luis empataron (1-1), pero en la vuelta, un gol del central español Unai Bilbao en el tiempo de añadido terminó por dar el título de la Liga de Ascenso MX al club de San Luis de Potosí.
El final de aquella temporada coincidiría con el final de la estancia del argentino en Sinaloa, aunque su marcha no fue para entrenar a otro club, sino para poder operarse de los graves problemas que venía arrastrando en sus rodillas y uno de sus hombros. En un momento crítico de su vida en lo personal, Maradona decidió apostar por su salud.
Ya antes de su adiós a los Dorados, Maradona tuvo que someterse a una operación para controlar los sangrados estomacales ocasionales que le producía un baipás gástrico que le colocaron en el año 2005, pero sus problemas con las rodillas y el hombro serían cruciales para abandonar finalmente el club de Culiacán el 13 de junio de 2019.
En su rodilla derecha, Maradona sufría una sinovitis aguda y artrosis, dos afecciones que le impedían moverse con facilidad, además de provocarle fuertes dolores. Algo por lo que fue imagen habitual durante ese periodo verlo caminando con muletas.
Finalmente, fue operado de su rodilla, donde le colocaron una prótesis, pero no así del hombro, pues en noviembre de 2020 tuvo que ser intervenido de urgencia de un hematoma cerebral en Buenos Aires. Fue pocos días antes de su muerte, el 25 de ese mismo mes, a causa de un paro cardiorrespiratorio.
Un par de meses antes, en septiembre de 2020, había comenzado la que sería su último (y fugaz) proyecto como entrenador, en el Gimnasia y Esgrima La Plata, apareciendo por última vez con ellos coincidiendo con su cumpleaños número 60, el 30 de octubre de 2020.
Su paso por Dorados fue, por tanto, su última gran aventura en los banquillos. Dos años en los que dejó tras de sí muchas anécdotas y un legado inolvidable entre los sinaloenses, que le han homenajeado y recordado en numerosas ocasiones.
Nada más llegar a Culiacán, el grupo Millenial Music Revolution presentó una emotiva canción dedicada a Maradona para darle la más cálida de las bienvenidas. Se hizo un mural con el como protagonista, se fabricaron camisetas especiales en su honor; el guardameta Gaspar Servio hasta se hizo un tatuaje con su rostro; y, hoy, además una gran imagen del ‘Pelusa’ preside el Estadio Dorados.
Y como Maradona es Maradona, tampoco le faltó alguna que otra polémica, algo que vivieron especialmente los medios de comunicación, con los que no tuvo la mejor de las relaciones, regateando sus preguntas o, directamente, no contestándolos.
Y es que los medios no lo trataron tampoco de la mejor manera, pues, según el periodista mexicano Enrique Beas, de El Universal, muchos "lo utilizaron como una piñata por su forma de hablar, de bailar, de festejar", algo por los que, sentenció, "muchos mexicanos le deben una disculpa".
"Al principio, la construcción fácil, principalmente de los jóvenes y a partir de su enfermedad, era decir que Maradona venía a la ciudad simbólicamente vinculada al narcotráfico a 'despacharse con la cuchara grande', o sea, a atascarse de adicciones en lugar de dirigir. Con el tiempo pudo demostrar que venía a trabajar", dijo Beas en Clarín.
Tampoco le faltó la multa de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) por mezclar política con fútbol. Y es que al técnico argentino se le ocurrió dedicar una de sus grades victorias al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, al tiempo que llamaba "sheriff del mundo" a Donald Trump.
Pero si por algo será también recordado Maradona en Sinaloa es por las comparaciones que muchos hicieron entre él y Jesús Malverde, un personaje conocido allí, primero como el "ángel de los pobres" y, segundo, como el "santo patrono de los narcotraficantes", según contó Kevin Baxter en Los Angeles Times.
Una comparación por una trayectoria vital parecida, que arrancó en un barrio pobre hasta alcanzar el éxito y ganar muchos millones, sin olvidar por ello a los más humildes. Algo que Maradona demostró con su cercanía a los más pobres de Culiacán, para los que organizó, por ejemplo, una recaudación de fondos destinada a las víctimas del huracán Willa de 2006.
"Maradona no fue alguien perfecto, pero hizo cosas buenas. Hizo muchas obras caritativas en Sinaloa. Hubo un huracán en ese estado e hizo una recaudación de fondos para la gente que se quedó sin dinero después del huracán. La gente lo quería porque creo que encajaba en eso, en el hombre malo que hacía cosas buenas", dijo Baxter en su reportaje.
Su vida fuera del fútbol en Culiacán no pudo ser más placentera, ya que como cuentan en la serie documental de Netflix ‘Maradona en Sinaloa’ (2019) y publicó el diario Clarín, "en Sinaloa Diego tuvo cierta relación con la libertad de ir al supermercado como cualquier vecino. Podía disfrutar del acto de recorrer las góndolas, sin ser tironeado para la selfie cada cinco segundos".
Tras su muerte, en noviembre de 2020, el ‘Gran Pez’, apelativo con el que también se conoce a los Dorados, escribió un emotivo mensaje en redes en su recuerdo: "Cuando llegaste a Sinaloa ya eras una leyenda. Gracias por regalarnos tu mejor versión, por todo el amor que nos diste y por enseñarnos a disfrutar el fútbol como sólo tu pudiste hacerlo, esperamos haberte regresado un poco de lo mucho que nos diste".
Una buena muestra de la huella que Diego Armando Maradona dejó durante su paso por una tierra a la que siempre se ha observado con temor e indiferencia, pero a la que la leyenda argentina puso en el centro de las miradas, dándole un vuelvo en lo deportivo y lo social.
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