El tremendo error del ídolo mexicano Ramón Ramírez
Poseedor de una destacada velocidad, refinada calidad técnica, aguda visión de juego, preciso pase y potente disparo, Ramón Ramírez se ha consolidado como uno de los futbolistas mexicanos más sobresalientes de la década de 1990 y en la historia del deporte nacional. Apreciado ampliamente en su país, Ramírez se retiró con la nostalgia de no haber alcanzado similar reconocimiento internacional.
Es algo que hemos conocido ahora después de que la leyenda azteca y actual cronista del Grupo Imagen, admitiera en el podcast 'La Capitana', dirigido por Sandra de la Vega, esposa de Andrés Guardado, que en su mejor momento como futbolista tuvo opciones de marcharse a Europa, pero, en aquel momento apostó por quedarse en México.
El destino que podría haberlo acogido entonces fue nada menos que la Seria A, en uno momento en el que el campeonato italiano era, probablemente, el más competitivo del mundo, pero hubo una razón por la que optó por rechazarlo: el miedo.
"En ese momento como que el futbolista mexicano no se la creía. Yo en 1990 sin tener más de 30 partidos en primera división, en una gira por Italia con la Selección Olímpica, un equipo italiano me invitó a que me quedara en Europa y no quise la verdad, me dio miedo, no me la creí, porque en ese entonces la liga italiana era la mejor del mundo", aseguró.
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En ese contexto, Ramírez puso sobre la mesa la razón específica que generó en él ese temor de abandonar la Liga MX para poner rumbo y emprender una prometedora carrera en el Calcio: las grandísimas figuras que por aquel tiempo jugaban allí. ¿Acaso sintió que no se podía haber puesto a su nivel?
"Jugaban Maco Van Basten, Ruud Gullit, Maradona, Frank Rijkaard, Roberto Baggio… Yo decía ‘hace seis meses los veía en televisión’. Entonces preferí venir a México y consolidar mi carrera para buscar una oportunidad y después ya fue más complicado", explicaba el ex futbolista.
Una decisión de la que terminó arrepintiéndose y aún hoy recuerda con nostalgia: "Sí, son de las deudas que me dejó el fútbol: haber jugado en Europa y haber jugado unos Juegos Olímpicos", lamentaba ante Sandra de la Vega.
En la entrevista hizo también una comparativa entre los futbolistas mexicanos de aquella época y los actuales, marcando una importante diferencia entre unos y otros a la hora de emigrar o no para triunfar en el fútbol europeo: los malos hábitos y falta de preparación frente al complejo de inferioridad.
"El fútbol y los futbolistas son como las computadoras, cada vez más inteligentes, más rápidos. Hoy el futbolista realmente es un atleta (…) Muchos jugadores en México no emigran (ahora) a Europa por malos hábitos de alimentación y por una falta de preparación", aseguraba.
Y añadía: "Quienes se han atrevido, como el caso de Andrés Guardado y otros tantos, es porque además de sus condiciones llevan una dosis de preparación que futbolistas de nuestra época no teníamos, además de que hay que reconocer que teníamos ciertos complejos de inferioridad".
Nacido en la ciudad de Tepic, en el estado mexicano de Nayarit, Ramón Ramírez se formó e inició su carrera en 1988 con los Coras de Tepic de la segunda División del fútbol mexicano y no debutaría en la máxima categoría hasta dos años después, en 1990, cuando se estrenó como futbolista de Santos Laguna.
Desenvolviéndose a la perfección desde el extremo izquierdo, defendió los colores de los Guerreros durante cuatro temporadas, en una época en la que ya empezó a destacar también en 'El Tri', con la que disputó la Copa del Mundo de Estados Unidos de 1994 en el verano en el que hizo las maletas camino de Chivas.
Aquella cita mundialista le valió por terminar de dar el definitivo paso en su carrera marchándose a Guadalajara, donde formó una de las mejores duplas del centro del campo del fútbol mexicano junto a Alberto Coyote y terminó alzando el título de la Liga MX en 1997 como jugador rojiblanco
Con Chivas vivió dos etapas. La primera de ellas entre 1994 y 1998 (la más exitosa) -y tras la cual disputó su segundo Mundial, el de Francia 1998- y la segunda, entre 2002 y 2004, entre las cuales jugó para el Club América, en 1999, y con Tigres entre 1999 y 2001.
Tras esos años en el Rebaño Sagrado se enroló a la franquicia de Chivas USA en la MLS para convertirse en la cabeza visible del incipiente proyecto (hoy desaparecido) que había nacido en la ciudad de Los Angeles y del que fue figura y capitán hasta su retirada, con 37 años, en el año 2007.
A lo largo de su carrera, entre todos los clubes en los que jugó disputó nada menos de 522 partidos en los que anotó 52 goles, mientras que con la selección mexicana fue 121 veces internacional y anotó 15 tantos, unos números que ayudaron también a conquistar otros cuatro títulos más: la Copa Confederaciones de México 1999 y tres Copas de Oro (1993, 1996 y 1998).
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