Historia de escándalo en el fútbol mexicano: el día en el que los radicales vencieron
El fútbol mexicano ha sufrido numerosos episodios de violencia protagonizados por sus hinchas. El último de gravedad tuvo lugar a principios de 2024, a las afueras del Estadio Territorio Santos Modelo tras el partido entre Rayados y Santos Laguna, que terminó con una mujer muerta. Pero este no es el suceso más grave que se ha vivido en los últimos tiempos…
"La violencia no se genera en los estadios. La violencia es estructural. Nos la llevamos a los estadios, a las casas, a los espacios públicos", explicaba al diario AS tras el suceso de Monterrey el Dr. Alfredo Morales, investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Coahuila.
"Es una violencia estructural y no tienen por qué pagarlo las familias que van a un sano esparcimiento, donde el Estado está obligado a velar por la integridad física", agregaba Morales, advirtiendo que se trata de un problema sistemático y que requiere de atención integral entre los actores y todos los órdenes del Gobierno mexicano.
Pero si este caso de 2024, para contextualizar esas palabras no hay mejor ejemplo que los incidentes que tuvieron lugar dos años antes, el 5 de marzo de 2022, en el Estadio Corregidora de Querétaro, durante la celebración del encuentro de la novena jornada del Torneo Clausura de la Liga MX que enfrentaba al equipo local con el Atlas de Guadalajara.
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Tras décadas de violencia, aquel día se pudieron presenciar los hechos más tristes y lamentables que se recuerdan de la historia del fútbol azteca, después de que miembros de ambas aficiones se enfrentaran con gran violencia con el resultado de 26 heridos, 3 de ellos de gravedad.
Las imágenes de la batalla campal que se produjo fueron retransmita en directo por los medios mexicanos que, en medio de la confusión, llegaron incluso a informar de que se habían producido víctimas mortales entre los aficionados implicados, algo que tuvieron que desmentir rápidamente y que generó una enorme polémica.
Los hechos se iniciaron en el minuto 60 de partido, cuando un grupo de aficionados del Querétaro, burlando a los miembros de seguridad del estadio, invadieron el terreno de juego, una situación que terminó por descontrolarse y en la que se vieron envueltos hinchas de ambas aficiones.
En las imágenes emitidas por televisión, se pudo ver cómo se producía un gran moviendo de aficionados desde la grada sur al césped en el lado de la portería que entonces defendía el guardameta del Querétaro FC, lo que obligó también a evacuar del graderío a las familias presentes para evitar males mayores.
"Durante el enfrentamiento en la tribuna sur-poniente, gran parte de la afición se vio obligada a saltar a la fosa que rodea la cancha, buscando con ello protegerse de la confrontación", explicaban desde la Federación Mexicana de Fútbol (FMF).
"Aproximadamente al minuto 60 del partido, elementos de protección civil decidieron abrir las puertas de los accesos que dan a la cancha para que el resto del público se resguardara en la misma", agregaron.
La violencia terminaría extendiéndose a las inmediaciones del estadio, donde se pudieron ver imágenes de extrema violencia, en las que algunos aficionados agredían a otros con objetos contundentes como palos e incluso sillas. La Comisión Disciplinaria de la FMF terminó advirtiendo de la presencia de "diversos aficionados que se encontraban tirados en el suelo totalmente inconscientes, seguían recibiendo golpes, patadas en la cabeza y cuerpo con diferentes tipos de objetos, incluso fueron despojados de su ropa, demostrando con ello, el nivel de salvajismo con el que se agredieron".
La misma Comisión Disciplinaria de la FMF, que fue muy criticada por la escasa seguridad ante un partido de alto riesgo por la alta rivalidad entre ambos conjuntos, puso en marcha una investigación sobre estos acontecimientos, resolviendo que en ella se habían presenciado actos de "brutalidad nunca vistos" que pusieron en riesgo la integridad de algunos aficionados.
Desde las instituciones internacionales competentes, FIFA y Concacaf, se condenaron estos hechos que calificaron de "actos de violencia y vandalismo lamentables" y expresaron públicamente su preocupación por todo lo sucedido y alentaron a las autoridades a tomar las pedidas y aplicar las sanciones que fueran necesarias.
La respuesta de la Liga MX a este terrible episodio de violencia fue la suspensión y reprogramación de todos los partidos de aquella jornada liguera e inició también una investigación sobre lo sucedido, además de que el Querétaro se vio a obligado a disputar sus partidos en casa sin público hasta un año después.
"Nos falta educar a través del deporte para una nueva y una mejor ciudadanía. Dentro y fuera de los estadios, el deber ser (...) Debemos buscar otro tipo de mecanismos más permanentes, más sensibilizadores", recalcaba en AS el Dr. Alfredo Morales.
"De tanto buscarle, le vamos a encontrar el punto para hacer del aficionado un aficionado, no un fanático. Y del aficionado, un nuevo barrista. Como lo hay en varias partes del mundo. Ya emerge un barrismo social, al que la directiva y los ayuntamientos le dan poca o nula importancia. El barrista se integra a eventos de carácter humanitario, a construir sociedad civil", concluía.
La tragedia del Estadio Corregidora ha pasado a la historia como uno de los peores episodios de violencia del balompié mexicano, pero no es anecdótica, como demostraron los incidentes de Monterrey de 2024 y los numerosos episodios de violencia que siguen empañando cada año la fiesta del futbol en la Liga MX.
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