Grandes fiascos del Real Madrid: fichajes equivocados
La segunda era galáctica del Real Madrid tenía dos nombres propios: Cristiano Ronaldo y Kaká. El portugués se fue del club haciendo historia, pero el brasileño se fue como uno de los mayores fracasos de su historia. Costó 65 millones de euros y desde que llegó coleccionó lesiones, que nunca le dejaron demostrar su calidad. Tras cuatro temporadas, 120 partidos y 29 goles, la estrella de cristal, rota en mil pedazos, acabó regresando a Milán.
Tras una gran actuación en la Eurocopa Sub-21 del año 2007, donde fue nombrado ‘Golden Player’, el Real Madrid se hizo con sus servicios en una operación que rondó los 13,5 millones de euros. Aquello fue un espejismo y Drenthe nunca brilló en el conjunto blanco. En 2010 fue cedido al Hércules y en 2011 al Everton inglés, hasta que se deshicieron de él vendiéndolo al Alania Vladikavkaz de Rusia.
Un fichaje que nunca nadie llegó a entender. ¿Quién era Faubert? ¿De dónde había salido? ¿Con quién había empatado? En realidad no fue un fichaje en sí, sino una cesión del West Ham, pero que le costó al Real Madrid 1,5 millones de euros. Sus imágenes comiendo, olvidándose de ir a entrenar o durmiéndose en el banquillo dejaron claro el acierto de los blancos y la calidad del jugador.
Con 24 años era una de las mayores promesas del fútbol británico y lo estaba petando en el Newcastle. Por eso, el Real Madrid se fijo en él para reforzar el puesto de central y pagó 22 millones de euros para hacerse con sus servicios. Nada más llegar cayó lesionado y las lesiones se sucedieron hasta el punto de no jugar ni un minuto en su primera temporada. En la segunda, en su primer partido se metió un gol en propia y fue expulsado. Dejó el conjunto blanco disputando solo 10 partidos.
Quique Sánchez Flores había dejado la disciplina blanca después de dos temporadas y el Real Madrid contrató al portugués Carlos Secretário, del Oporto, para ocupar la plaza de lateral derecho que había dejado vacante. El hombre no dio para mucho y apenas disputó 13 partidos bastante discretos. Los blancos respiraron aliviados al dejarle partir de vuelta a Portugal y apostar para el puesto por el italiano Christian Panucci.
Todo hay que decirlo, el gol de Nicolas Anelka de cabeza ante el Bayern de Munich en las semifinales, fue imprescindible para que el Real Madrid llegará a la final y se coronara con su octava Copa de Europa. Sin embargo, los 30 millones de euros que pagaron por él -entonces fue el fichaje más caro de la historia del fútbol español- no compensaron su falta de rendimiento ni su indisciplina. Al final lo traspasaron al PSG… ¡Por 33 millones!
Apodado por algún iluminado como el ‘Rivaldo de los Balcanes’ fue una petición expresa del entonces entrenador, John Benjamin Toshack, y el Real Madrid pagó unos 15 millones de euros por él. Comenzó la temporada en el conjunto blanco con una rotura de ligamentos y fue tal el fiasco que, tras una cesión al Fenerbahçe turco -su equipo de origen-, fue cedido también al Rayo Vallecano, donde también fracasó estrepitosamente, y finalmente se fue libre a Turquía, al Galatasaray.
Siendo en 1991 uno de los futbolistas con mayor proyección de toda Europa, el entonces presidente, Ramón Mendoza, se fijó en él y lo llevó al Real Madrid por 500 millones de pesetas. Su trayectoria se vio empañada por las múltiples lesiones que sufrió -solo jugo 55 partidos en 3 temporadas-, hasta el punto de que se convirtió en un auténtico ‘meme’ de la época por su fragilidad física. En 1994 acabaría siendo traspasado al Real Oviedo.
El propio Cassano lo contó en una entrevista en su país: "En el Madrid hubiese merecido que me matasen, porque era insoportable. Tiré mi vida por la borda por mi mal comportamiento". Sus excesos de peso, sus juergas y su rebeldía, acabaron con su aventura en el conjunto blanco, que lo ficho en el mercado de invierno de 2006 y lo traspasó al año siguiente.
Algún ojeador le vio potencial en Colombia -algunos dicen que fue un aficionado de 14 años que se lo chivó a Lorenzo Sanz- y el Real Madrid lo ficho por 5 millones de euros en 1999. Pasó por tres cesiones -Real Valladolid, Vitória de Guimarães y el Toulouse- hasta que se hizo un hueco en el conjunto blanco en la temporada 2001-2002. Un hueco pequeño y en el banquillo, porque no llegó a disputar ni un solo minuto, así que se fue traspasado al Levante.
Como Congo, el brasileño Julio Cesar llegó al Real Madrid en 1996 y también lo cedieron, en su caso al Real Valladolid, donde jugó buenos partidos, así que en 1999 lo incorporaron a la plantilla para cubrir el puesto de central. Sin embargo, la enorme competencia con la que se topó -Hierro, Helguera, Iván Campo y Karanka- y que su calidad no era la mejor, lo dejaron fuera de la ecuación. Jugó 21 partidos y se fue traspasado al Milán al año de llegar.
¡El átomo de los Balcanes! Como gusta poner apodos a los jugadores de los países balcánicos y cuántas veces se equivocaron al ponerlos. El delantero serbio fue otro de los fichajes que el Real Madrid hizo en 1999, pagando al Estrella Roja por él nada menos que 400 millones de pesetas. Tras dos temporadas, 22 partidos y un solo gol, terminó fuera del club camino del Kaiserslautern alemán.
Una buena campaña en el Nápoles le sirvió al centrocampista colombiano para que el Real Madrid se fijara en él y lo fichara por 4 millones de euros en 1995. El futbolista no llegó a adaptarse en ningún momento y, poco a poco, fue perdiendo protagonismo en las alineaciones del entonces entrenador, Jorge Valdano, que fue su gran valedor. Al final de temporada, en la que jugo solo 21 partidos entre todas las competiciones, fue traspasado la Palmeiras brasileño.
‘Il Muro’, como le conocían en la Roma, debió dejarse la puerta abierta a su paso por la Liga española, porque en el Real Madrid no fue, ni por asomo, uno de los mejores defensas del mundo, como se le consideraba por aquel entonces. Lo ficharon por 25 millones y, en la siguiente temporada regresó a Italia, al Inter de Milán, por 16 millones.
Parecía que el Real Madrid había conseguido un chollo aquella temporada. Había dejado buen sabor de boca en Alemania y venía gratis tras terminar contrato con el Bayern de Munich. Pero la cosa no fue como se esperaba. Jugó solo 12 partidos y marcó un gol, unos números que, junto con sus terribles actuaciones, acabaron con él traspasado al Galatasaray al año siguiendo de llegar.
Otro centrocampista, un puesto en el que el Real Madrid ha dado bastantes tropiezos a la hora de fichar. El uruguayo llegó del Osasuna en un traspaso que supuso el desembolso de 5 millones de euros. Su misión era tapar el agujero que dejaba el mítico Claude Makélélé, pero nada. Se le recordará por su dureza, pero no por su calidad ni técnica. Entre 2006 y 2008 fue cedido a Celta y Murcia, hasta que consiguieron colocárselo al PAOK de Salónica griego.
También uruguayo, pero que ejercía sus funciones en el lateral derecho. Era una gran promesa, pero apenas tuvo oportunidades y, las pocas que tuvo, no supo aprovecharlas. A final de temporada se fue cedido al Real Zaragoza con una opción de compra de 5 millones que se ejecutó a la siguiente tras una negociación entre ambos clubes.
El gallego hizo una gran temporada en el Mérida, razón por la cual el Real Madrid lo fichó por nada menos que 4,8 millones de euros en 1996. Además de no tener mucha suerte con las lesiones, su calidad nunca estuvo a la altura del equipo, por lo que acabó la temporada sin ni siquiera debutar en partido oficial. Al año siguiente se iría al Real Valladolid.
De su etapa en el Real Madrid se recuerda más aquella frase de Mourinho -"habláis de Pedro León como si fuese Zidane o Maradona"- que de sus actuaciones sobre el césped. Forjó una mala relación con su entrenador y eso le fue cerrando su sitio en el equipo. En 2011 regresó al Getafe con una cesión con obligación de compra que se extendió hasta 2013, año en el que se desligó definitivamente de su desventura blanca.
El desaparecido futbolista eslovaco, que falleció en el año 2000 ya como jugador del Real Oviedo, pasó por el Real Madrid durante un par de temporadas como una apuesta de futuro por un jugador que llegó con solo 21 años. En la segunda, en la que ganó la Liga, solo participó en cinco partidos y acabó traspasado al equipo asturiano.
El delantero uruguayo fue, sin duda, un fichaje fallido del entonces presidente Lorenzo Sanz. Llegó del Atalanta italiano después de una buena temporada en el Calcio, pero su rendimiento en el Real Madrid dejó mucho que desear y se fue a final de temporada al Racing de Santander después de jugar solo dos partidos.
Vista su trayectoria en Alemania, resulta complicado de entender que pasó con el jugador brasileño a su paso por el Real Madrid. Llegó al club en1997 procedente de la Portuguesa como recambio de Roberto Carlos y, no pudo ni mirarle a la cara, además de que nunca contó con la confianza suficiente de Fabio Capello. De él también se recuerda que tardó medio año en incorporarse al club por su boda. Finalmente fue vendido al Flamengo.
Tras el fiasco de Zé Roberto, el año siguiente llegaría otro, el del ‘todocampista’ croata Robert Jarni. Había hecho tres temporadas increíbles en el Real Betis y, tras un fichaje fantasma por el Coventry City inglés, acabó fichando por el Real Madrid en el verano de 1998. Pasó completamente desapercibido, sin dar la mínima sensación de ser el futbolista que fue en Sevilla, así que, una temporada y a Las Palmas.
Otro balcánico -serbio, en su caso- y con apodo. Petkovic era nada menos que ‘Rambo’ y el tío bombardeó el Bernabéu a base de malas actuaciones (no muchas, eso sí, ya que solo jugó cinco partidos). Llegó del Estrella Roja en 1995 y acabó encadenando cesiones, al Sevilla y Racing de Santander, hasta que se fue traspasado al Vitória brasileño.
Era un portero joven y había explotado en la Liga argentina con el Racing de Avellaneda. Esto hizo que el Real Madrid lo fichara en 1999 como un portero de futuro, pero en la capital de España se encontró con dos muros: Iker Casillas y Bodo Illgner. Y no solo eso, sino que varias actuaciones irregulares, en las que tuvo dos importantes errores en el juego aéreo, acabaron sentenciándolo. Al año siguiente, se fue al Real Valladolid.
Parecía que se daba otro golpe al Barcelona al más puro estilo Figo con su fichaje. 'El Pibito' venía gratis y venía de fracasar en el club catalán. ¿Por qué iba a triunfar en el Real Madrid? ¿Por revancha personal con su exequipo? Pues nada más lejos de la realidad, otro fracaso sonado. Sin apenas minutos y sin hacer goles. Su destino sería el Benfica portugués.
El centrocampista brasileño había hecho cuatro temporadas muy completas en el Deportivo de La Coruña. Su fichaje se convirtió en el segundo más caro de la historia del Madrid, después del del Figo, tras desembolsar por él 4.100 millones de pesetas. Sin embargo, no llegó a hacerse un hueco en el equipo ni a mostrar su calidad, también en parte a causa de las lesiones, por lo que fue finalmente traspasado al Borussia Dortmund alemán.
Otro centrocampista brasileño que venía de triunfar en la Juventus. Fabio Capello se encaprichó por él y el Real Madrid acabó haciéndose con sus servicios en 2006. Su baja calidad y su bajo rendimiento no gustó nada a los aficionados. Se dice que llegó incluso a pactar con su entrenador no jugar los partidos de casa para que no lo pitaran. A final de temporada se fue traspasado al Milán.
Se le fichó del Racing de Santander por 5 millones de euros como la gran promesa joven del fútbol español que era. Llegó además bajo el paraguas del entonces entrenador, José Mourinho, pero fue perdiendo su favor acusado de falta de intensidad -en los partidos y los entrenamientos-, por lo que fue desapareciendo del equipo. Al final de la temporada acabó con muy pocos partidos disputados (10) y traspasado al Valencia.
¿Quién no recuerda la ‘Gravesinha’? Era un tipo duro, un peleón, pero la calidad y la técnica no eran sus fuertes. Todo era gracioso en torno a Gravesen, pero su rendimiento y ‘sus cosas’ no lo fueron tanto. “Es un poco particular”, dijo de él Capello, una particularidad que Robinho vivió en sus carnes cuando casi se lo carga en una pelea durante un entrenamiento. Fuera de sus excentricidades, al año de llegar acabó traspasado al Celtic de Glasgow.
El otro protagonista de la pelea, el delantero brasileño Robinho, fue uno de los fichajes más caros de la historia del Real Madrid, que se lo compró al Santos por 24 millones de euros. Tenía calidad en sus botas y tras un estreno estelar en el Ramón de Carranza se frotaban las manos con él. Sin embargo, acabó fracasando con un rendimiento muy irregular. Eso sí, su venta no fue precisamente un fracaso: 43 millones y con un lacito al Manchester City.
Como sucede con otros jugadores, las grandes actuaciones del centrocampista ghanés en sus anteriores equipos, Olympique de Marsella y Chelsea, le abrieron las puertas del Real Madrid. Llegó con una cesión con opción de compra y con la misión de sustituir a Lass Diarra. Sin embargo, el Essien del Madrid no fue el de antaño y, al final de temporada, no se ejerció la opción de compra y volvió al Chelsea (junto a Mourinho).
Un jugador al que apenas se vio en el Bernabéu. El centrocampista brasileño llegó en el mercado de invierno de 2015 procedente del Cruzeiro por 14 millones de euros, pero fue un visto y no visto en la casa blanca. En su primera temporada disputó apenas 9 partidos en los que no demostró nada y, tras ello, vivió de cesión en cesión hasta que lo vendieron al Gremio brasileño en 2020.
Había sido el mejor jugador del año en la Bundesliga y campeón con el Borussia Dortmund. Era un centrocampista joven y con mucha calidad y el Real Madrid se hacía con sus servicios por 10 millones de euros. La apuesta no fue buena. Nada de lo que se vio en Alemania llegó a España. Una lesión le impidió debutar hasta pasado tres meses y, tras esto, no demostró nada destacable. Su final en el Madrid estaba escrito y su salida fue el Liverpool.
Cuando se le fichó hablaban de él nada menos que como el nuevo Xabi Alonso y el Real Madrid pagó por hacerse con él 40 millones de euros a la Real Sociedad. Su rendimiento en el conjunto blanco dejó bastante que desear y nunca consiguió ganarse la titularidad. Y aunque sí contó bastante para las rotaciones del equipo, tras dos temporadas, regresó a San Sebastián.
Puede haber discusión de si Bale ha sido un fichaje fallido o no. Cierto es que ha marcado goles importantes que han dado títulos al Real Madrid, pero en su conjunto, la etapa del galés en el conjunto blanco ha sido un fracaso. Venía para ser un nuevo Cristiano Ronaldo -y costó casi como él, en torno a 91 millones de euros-, pero nada de eso. Ni le apetecía aprender español, ni casi jugar al fútbol… Prefería el golf. Ya sabéis “Gales, Golf, Madrid. In that order”. Ahora le toca disfrutar de Los Ángeles…
El delantero serbio logró unos grandes registros en la temporada 2018-2019, con 17 goles y 6 asistencias en la Bundesliga y 10 goles en 11 partidos en la Europa League, donde fue además nombrado tercer mejor jugador del torneo. Antes estos números, el Real Madrid se hizo con sus servicios por 60 millones de euros y 6 temporadas de las que solo se ha cumplido una. Ni continuidad, ni calidad, ni acierto. En enero de 2021 se fue cedido al Eintracht de Frankfurt y en 2022 traspasado a la Fiorentina.
El defensa vasco llegó de la Real Sociedad al Real Madrid tras cuajar allí un par de buenas temporadas a cambio de 35 millones de euros. Sin embargo, nunca ha conseguido encontrar su hueco en el equipo y, desde enero de 2020 ha sido protagonista de dos cesiones para que siguiera puliéndose, a Bayern de Munich y Fiorentina. Este año ha regresado a la disciplina blanca y ya que no se le encontró una salida este verano, tendrá que buscar él un hueco que parece bastante complicado.
No es que el Real Madrid no lo quiera soltar, es que no son capaces de quitárselo de encima. El jugador que pasó por la cantera blanca y triunfó en el Olympique de Lyon, regresó al conjunto blanco en 2018 por 22 millones de euros (a ellos se lo vendió el Madrid por 8 millones). Desde entonces es el dueño y señor del banquillo y el último a la hora de alinear un delantero. Un auténtico fiasco.
Llegó al Real Madrid como una superestrella y le costó como tal, en torno a 100 millones de euros (a pesar de que le quedaba un año de contrato con el Chelsea). Desde que llegó le han perseguido las lesiones, además de que se le ha acusado de no cuidarse al verle en muchas ocasiones pasado de peso. El caso es que, sobre el campo no ha demostrado nada, convirtiéndose en otro de los fichajes fallidos más sonados de la historia blanca.