Emanuela Rusta: la árbitra que alza la voz contra el machismo en el fútbol
Poco a poco, las mujeres van teniendo más y más presencia a nivel mediático dentro del mundo futbolístico, no sólo a través del imparable crecimiento del fútbol femenino, sino también dentro del ámbito masculino a través del arbitraje. Sin embargo, queda un largo camino por recorrer y mucho por lo que luchar. Y es por ello por lo que ha alzado la voz la colegiada Emanuela Rusta.
Rusta, natural de Elbasan (Albania), aprovechó el foco mediático que suponía su designación como árbitra principal del encuentro entre el Real Madrid y el Sporting de Portugal de la Champions League femenina, para denunciar la situación de la mujer en el fútbol en una entrevista con la agencia francesa AFP.
La colegiada albanesa es todo un ejemplo dentro del mundo del arbitraje femenino. Fue la primera mujer en vestirse de corto para arbitrar un partido de la Superliga de su país (la masculina), lo que le catapultó al ámbito internacional.
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Sin embargo, ese ascenso meteórico como profesional del arbitraje se ha visto empañado en todo momento por la lacra del machismo -algo muy arraigado dentro del mundo del fútbol- y que le ha tocado sufrir, no solo en los propios campos de fútbol, sino también a través de las redes sociales y los medios de comunicación.
Y es que, tal y como explicó en su entrevista con AFP, han sido muchas las veces que ha denunciado el exceso de atención que se le presta en los medios a su actuación en el campo por el mero hecho de ser mujer.
Y lo que es peor, que, como denunciaba, ha llegado a ser incluso protagonista de titulares sensacionalistas que minusvaloraban su capacidad como profesional del arbitraje, haciendo referencia a temas extradeportivos, muy alejados de su labor en el terreno de juego.
"Deberían centrarse más en mi profesionalidad que en el resto de cosas", advertía Rusta recordando uno de los titulares que más le había molestado a lo largo de su carrera: 'La árbitra sexy que hace subir la temperatura'.
"Hay que luchar mucho para ser aceptada. Hay que hacer volar en pedazos el techo de cristal", destacaba la colegiada albanesa, a la vez que recalcaba que "el arbitraje no es una cuestión de género, sino de competencia".
"Para tomar buenas decisiones es necesario conocer perfectamente las reglas del juego, pero también tener una condición física y una gran capacidad de concentración", aseguraba en la entrevista como claves para ser un buen árbitro, se sea del género que sea.
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En ese sentido, Rusta recalcó que es una apasionada del gimnasio con una sólida formación física, lo que siempre ha acompañado de "un enfoque profesional riguroso". Cuestiones con las que, bajo su punto de vista, cumple en cada uno de sus partidos que dirige.
La árbitra albanesa se inicio en el mundo del deporte lejos del fútbol, jugando al baloncesto en su ciudad natal. Sin embargo, en su época universitaria, estudiando Educación Física se empezó a acercar al mundo del arbitraje, algo que terminó por apasionarla y convertirlo en su profesión.
Comenzó dirigiendo a niños para, posteriormente, arbitrar durante tres años en partidos femenino, lo que sería la llave para convertirse en la primera mujer de su país en dirigir encuentros de la Superliga masculina y, tras ello, partidos internacionales.
Hoy, Rusta compagina su labor dentro del arbitraje con su trabajo como profesora de Educación Física en un instituto, dos ámbitos desde los que, asegura, no ha dejado de luchar por que las mujeres empiecen a tener cada vez más protagonismo a pesar de las barreras que existen, incluyendo ese machismo que le llevó incluso a cerrar su cuenta de Instagram.
"La Asociación de Árbitros (albanesa) siempre se ha centrado en la promoción de la mujer, por lo que mi caso no es casualidad ni el final del proceso. Espero que no esté lejos el día en que seamos cuatro mujeres arbitrando un partido de la máxima categoría masculina", afirmaba
"Aunque aparentemente es un ambiente predominantemente masculino, me siento respetada y apreciada por el trabajo que realizo en el campo. Siempre que lo consideres una relación profesional, seas correcta, objetiva y dedicada, no falta la ayuda ni de los compañeros ni de la Asociación", concluyó.
Su objetivo ahora es que esa sensación de sentirse valorada y respetada se extienda a todos los ámbitos del fútbol y a todos los países, para impulsar que más mujeres como ella puedan llegar a convertirse el árbitro, rompiendo con los estereotipos para dejar claro que el arbitraje no es una cuestión de género, sino de trabajo, esfuerzo y dedicación.
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