El presidente más polémico de la historia del fútbol: Bernard Tapie
Hombre multifacético que pasó por mundos tan dispares como el empresarial, el político o el artístico (entre otros) Bernard Tapie también lo hizo por el planeta fútbol como el presidente que lideró aquel Olympique de Marsella campeón de la Copa de Europa en 1993. Sin embargo, no sólo será recordado por sus éxitos, también por sus polémicas y escándalos con la justicia.
Como empresario, Tapie saltó a la fama por su gran negocio en torno a la archiconocida marca deportiva Adidas, comprando en 1990 el 78% de sus acciones estando en ruinas para posteriormente venderla, lo que le llevó a lidiar con varios pleitos con al banco público Crédit Lyonnais, por los que, en 1992 le fue embargada y en 2015, se vio obligado a devolver 403 millones de euros.
Su negocio, o más bien el de su empresa, Groupe Bernard Tapie (GBT) era sencillo. Compraba sociedades en bancarrota, las saneaba y luego las vendía con plusvalía, como fue el caso de Adidas, aunque, en eso en particular, no todo fue tan claro y sencillo…
En el caso de Adidas, se investigaron irregularidades en la concesión de una indemnización millonaria a cargo del erario público francés por parte del Gobierno de Sarkozy para Bernard Tapie tras el embargo de Adidas a favor de Credit Lyonnais y que llegó a salpicar a varios colaboradores de la entonces ministra Christine Lagarde.
En cuanto a su carrera en el mundo de la política, arrancó en el año 1992, cuando fue elegido diputado de la Asamblea Nacional de Francia y posteriormente reelegido en 1993. Encabezó siempre formaciones de izquierdas como Énergie Sud o Énergie radicale, llegando a ser ministro con el presidente socialista François Mitterrand y eurodiputado entre 1994 y 1997.
En 2007, sin embargo, cambió de chaqueta y manifestó públicamente su apoyo al candidato Nicolas Sarkozy, líder del partido conservador Unión por un Movimiento Popular (UMP), frente a su rival socialista Ségolène Royal.
Pero fue quizás en el ámbito deportivo en el que la mayoría de los franceses lo recuerdan, al convertirse durante un periodo de casi una década, desde 1986, en el propietario y presidente del Olympique de Marsella.
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No fue la primera vez que lo intentó con el mundo del deporte profesional, ya que antes del Olympique ya irrumpió fundando en 1984 el equipo de ciclismo La Vie Claire, en el que militaron figuras de la talla de Bernard Hinault y Greg Lemond (ganadores del Tour con la camiseta del club de Tapie), aunque fue con el fútbol con lo que marcó su leyenda (para bien y para mal).
Su paso por el mítico club del sur de Francia no pudo ser más exitoso, ganando cuatro ligas consecutivas, llegando a una final de la Liga de Campeones en 1991 y a otra en 1993 en la que levanto finalmente ese título al derrotar en la gran final por 1-0 con gol del defensor de origen marfileño Basile Boli al AC Milán, por aquel entonces uno de los equipos más poderosos del continente europeo.
En aquel recordado torneo, el Olympique de Marsella alcanzó la fase de grupos de la Liga de Campeones después de deshacerse en primera ronda del Glentoran del Irlanda del Norte por 0-8 (0-5 y 0-3); y del Dinamo de Bucarest de Rumanía en segunda ronda por 0-2 (0-0 y 0-2).
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En la fase de grupos, los marselleses quedaron primeros del Grupo A, con 9 puntos (3 partidos ganados y 3 empatados) por delante de Glasgow Rangers, Brujas y CSKA de Moscú; mientras que el AC Milán quedó igualmente primero del Grupo B con 12 puntos (pleno de victorias) dejando atrás a IFK Göteborg, Oporto y PSV Eindhoven.
Aquello fue todo un hito, no solo para el Olympique de Marsella, sino para el fútbol francés que, por primera vez en la historia conseguía que uno de sus equipos alzara el más importante de los trofeos continentales de clubes.
Y todo ello con la figura de Bernard Tapie en la presidencia del club que, sin embargo, aparte de por el éxito, también se vio salpicada por los escándalos, uno de ellos muy relacionado con aquella gloriosa final europea.
Y es que, la semana anterior de la disputa de aquel partido, con la ayuda de Tapie, el club marsellés se vio implicado en un caso de amaño de partidos después de que se conociera que se había arreglado todo para que el partido que disputaron con el Valenciennes en la última jornada de la Ligue 1 se jugara sin apretar el acelerador, para que se dejaran ganar y que el encuentro terminara sin lesionados en las filas del Olympique.
Aquel acto considerado ilegal por el Federación de Fútbol de Francia supuso una sanción al club marsellés por la que, además de perder el título de campeón francés de 1993, también le prohibieron jugar competiciones internacionales durante todo un año y el descenso automático a la segunda división.
Esta tremenda sanción impidió al Olympique de Marsella poder disputar la Supercopa de Europa o la Copa Intercontinental que se había ganado sobre el césped y que lo iba a enfrentar a los brasileños del São Paulo, aunque, por suerte para ello, no supuso la pérdida de aquella corona europea.
Todo aquello, a Bernard Tapie le supuso una condena por complicidad de corrupción y soborno de testimonios por los que en 1997 pasó 165 días en prisión, además de que se le prohibió ejercer cualquier actividad directiva en ningún club deportivo “por irregularidades económicas y deportivas durante su gestión”, como contó la agencia France Presse.
Fue un año antes, en 1996, cuando el tribunal correccional de París le condenó a 18 meses de prisión (seis de prisión firme) por fraude fiscal y a treinta meses más por desviación fraudulenta de fondos societarios del Club Med, sociedad especializada en vacaciones Premium de la que era propietario, hacia el yate de lujo Phocéa.
En 2006, un antiguo jugador del Olympique, Jean Jacques Eydelie, lanzó nuevas acusaciones contra él de corrupción organizada durante su mandato. Tapie respondió con una querella por difamación, que fue desestimada por la sala 17.ª del tribunal correccional de París.
Eydelie aseguró que todos los futbolistas salvo Voller se doparon antes de la final de la Copa de Europa 1993 que ganaron.
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“Lo que dice es lo que muchos de nosotros pensábamos en su momento. Fue el peor periodo en el fútbol francés. El interior estaba podrido e infectado por la influencia de Tapie” declaró el entrenador francés Arsene Wenger al respecto.
“Vivíamos en un periodo de corrupción y dopaje. Traté de advertir a las autoridades, pero no tenía pruebas. (…) Hablé con algunos jugadores sobre eso. Pero uno no puede probar nada. Eran un equipo magnífico con futbolistas excepcionales. Podrían haber ganado por sus propios méritos”, añadió el entonces técnico del Arsenal.
En respuesta a aquellas declaraciones, La Liga profesional francesa afirmó en un comunicado que hubo cuatro controles antidopaje después de la final de 1993 con resultados negativos en todos los casos.
Una cuestión que contrasta con lo que sucedió en medio de aquella final, cuando el propio Bernard Tapie montó un gran escándalo en el vestuario del estadio de Múnich donde se jugaba la final gritando desaforado que había que hacer controles, porque “los italianos (del AC Milán) estaban dopados”.
En 2019, Marc Fratani, exdirectivo del Olympique de Marsella entre 1986 y 1996, contó en Le Monde que, durante la presidencia de Bernard Tapie, se produjo también la compra de un árbitro y se llegó incluso a drogar a jugadores del PSG en un enfrentamiento con su equipo.
“Una vez participé en la compra de un árbitro. Fue en un partido contra el PSG en París. Al día siguiente del partido quedé con él en un lugar discreto que acordamos. En aquel partido, también desestabilizamos al rival con una droga psicotrópica: Haldol. Usando jeringas de aguja ultrafinas, el producto se inyectó en botellas de plástico”, contó Fratani.
Dos años después de su fallecimiento a causa de un cáncer el 3 de octubre de 2021, la plataforma de streaming Netflix estrenó el documental ‘Bernard Tapie’ (2023), un biopic ficticio sobre el francés, al que definen como “un hombre de clase obrera con una ambición desmedida que se convierte en una de las figuras públicas más polémicas de Francia”.
Su adiós no cayó en saco roto y fueron muchos los que se acordaron de Tapie entonces. Fue el caso de la clase política francesa (de todos los colores) representada en el comunicado que Emmanuel Macron, entonces presidente de la República hizo público y en el que lo recordó como un icono popular y un símbolo “cuya ambición, energía y entusiasmo fueron una fuente de inspiración para generaciones de franceses”.
También los quisieron recordar desde el Olympique de Marsella a través de un comunicado en redes en el que decían: “(El club) se enteró con profunda tristeza de la desaparición de Bernard Tapie. Dejará un gran vacío en el corazón de los marselleses y permanecerá para siempre en la leyenda del club. Nuestras condolencias a su familia y seres queridos".
Calificado por el propio presidente Macron como “el hombre de las mil caras”, Bernard Tapie ha pasado a la historia como uno de los presidentes más polémicos de la historia del fútbol. Un tipo amado y odiado a partes iguales que dejó tras de sí una vida de luces y muchas sombras.
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