El lado más trágico de la Fórmula 1: la muerte de Senna y otros fatales accidentes

En el circuito de Imola han ido sucediendo una serie de tragedias a lo largo de los años que no solo han marcado la historia de la Fórmula 1 sino del mundo del deporte en general.

Es imposible no recordar aquel fatídico 1 de mayo de 1994, cuando el piloto tres veces campeón del mundo Ayrton Senna, perdió la vida a causa de un accidente en la curva conocida como 'Tamburello' en el Gran Premio de San Marino.

Todavía muchos recuerdan el viaje en helicóptero desde aquella curva hasta el hospital en el que desafortunadamente para el piloto no se pudo hacer nada. Ayrton Senna murió en la undécima planta del hospital Maggiore de Bolonia en la unidad de reanimación a las 18:37 de la tarde.

En el diario deportivo 'La Gazzetta dello Sport' se podían leer las declaraciones de Giovanni Gordini, en aquel momento responsable del 118 de Bolonia y hoy director de la Unidad de Reanimación y de Urgencias: "Me llegó el mensaje de Mauro Sacchetti (entonces coordinador sanitario del 118) por radio que consistía en solo tres palabras: 'Senna, accidente, Tamburello'".

Giovanni Gordini recuerda trasladarse inmediatamente al lugar del accidente, muy preocupado por aquella curva y por la situación que pudiera encontrarse. Pero enseguida se dio cuenta de que "las maniobras de reanimación ya habían empezado, pero el piloto no daba señales de vida. Todos entendimos enseguida la gravedad de la situación".

Desgraciadamente, la carrera en helicóptero no había servido para salvar la vida de Senna: "En las primeras imágenes (del tac) nos dimos cuenta de cómo de crítica era la situación y nuestras sospechas se confirmaron con el electroencefalograma, que era plano, su cerebro no respondía a los estímulos eléctricos. La hemorragia era muy abundante y estaba por todas partes. […] El cerebro de Senna se había apagado, lo que nosotros llamamos 'silencio eléctrico'".

Lamentablemente, el del piloto brasileño no ha sido el único accidente grave en el circuito de Imola, de hecho, aquel domingo marcó el final de un fin de semana muy doloroso para el mundo del deporte.

El trágico fin de semana comenzó con el gravísimo accidente de Rubens Barrichello el 29 de abril de 1994, durante los entrenamientos del viernes del Gran Premio de San Marino, dos días antes de la muerte de Senna.

A las 13:15, tan solo un cuarto de hora antes de las pruebas de clasificación, el monoplaza de Jordan de Barrichello voló sobre las barreras de protección a 200 km/h. "Era como una bomba", así lo describieron los espectadores de los alrededores, según recoge la revista 'Formula Passion'.

El coche de Barrichello se desintegró completamente, sin embargo, el piloto salió ileso. Aunque en su caso, la ayuda también fue necesaria y fue en el hospital cuando llegaron las buenas noticias: "Aparte del shock inicial, Rubens ha tenido muchísima suerte y solo se ha fracturado la nariz y tiene algunas contusiones en una mano y en las costillas", cita 'Formula Passion' mencionando un artículo del periódico 'La Stampa' del 30 de abril de 1994.

El circuito de Imola aquel fin de semana, definido por algunos como el más trágico de la historia del deporte, se convirtió en el escenario de otro accidente mortal. La víctima, el austriaco Roland Ratzenberger.

Ocurrió el sábado 30 de abril de 1994 durante las pruebas de clasificación del Gran Premio de San Marino. El piloto en un trompo anterior había ya dañado su coche, pero, no siendo consciente de la gravedad del estado del vehículo, decidió hacer un giro con mucha velocidad.

Sin embargo, el Simtek de Ratzenberger no le permitió girar y el piloto se chocó a 314,9 km/h contra el muro exterior de la curva bautizada como 'Gilles Villeneuve' (otro piloto que falleció en 1982 durante la clasificación para el GP de Bélgica). Ratzenberger fue trasladado al hospital Maggiore de Bolonia, desde donde solo pudieron certificar su fallecimiento.

Y aunque estos son, sin duda, los sucesos que más han marcado la historia de la Fórmula 1 y del circuito de Imola, la curva 'Tamburello' ha sido la protagonista de otros accidentes similares en el pasado.

En 1992, el piloto Riccardo Patrese se vio envuelto en un accidente durante la tercera jornada de entrenamientos en el asfalto del famoso autódromo. Por suerte, para él todo quedó en un susto. A pesar del choque, Patrese consiguió salir por su propio pie del monoplaza.

"He tenido un momento de miedo. Si no me he hecho más daño es gracias a mi forma física", comentaba el piloto tras el suceso, según un artículo del diario 'La Repubblica' del 9 de mayo de 1992.

Pero ha habido más accidentes, en esta ocasión fue el piloto Michele Alboreto en el año 1991, el que, durante las pruebas previas al GP de San Marino, estampó su Footwork-Porsche.

El vehículo, tras quedar destrozado a causa del golpe, se prendió fuego. El piloto consiguió salir del automóvil por sus propios medios y solo presentó una herida en la pierna derecha.

Una vez más, unos años antes, el 23 de abril de 1989, el piloto austriaco Gerhard Berger también sufrió un accidente que por suerte solo acabó en susto.

Gerhard Berger pilotaba su Ferrari 640 en la tercera vuelta del circuito cuando a una velocidad de 200 km/h chocó, sin posibilidad alguna de girar, contra la curva de 'Tamburello'.

El piloto finalmente solo sufrió algunos rasguños y quemaduras, pero Ferrari decidió también retirar su otro coche pilotado por Nigel Mansell, ya que había una posibilidad de que el accidente se hubiese producido por un fallo mecánico.

También en el Gran Premio de Imola de 1987, durante los entrenamientos, se produjo otro accidente. Esta vez protagonizado por Nelson Piquet quien también fuera tricampeón mundial de F1.

Durante los entrenamientos libres del viernes en su Williams Honda, Piquet, tras una pirueta, acabó con su vehículo en la curva de 'Tamburello'. Por suerte, nadie salió herido, aunque el piloto no pudo participar en la carrera. A pesar de todo eso, ese año Piquet ganó el mundial.

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