La trágica historia de Andrés Escobar: asesinado por un gol en propia puerta
Un mundial de fútbol es, para muchos aficionados y aficionadas, el evento más importante del mundo de este deporte. Naciones enteras se unen para apoyar a sus selecciones y su capacidad para unir a personas es inigualable en una sociedad como la que vivimos. Pero, a la vez, es algo que puede llevar a algunos a la obsesión y la locura más enfermiza.
Andrés Escobar fue un futbolista colombiano que creía en el poder del fútbol pagando el precio más alto posible tras su participación en el Mundial de Estados Unidos de 1994: acabaría siendo brutalmente asesinado por unos mafiosos.
Andrés Escobar nació el 13 de marzo de 1967 en Medellín, Colombia. Comenzó pronto a jugar al fútbol y se reveló como una gran promesa de este deporte en su posición de defensa. Comenzó su carrera profesional con el Atlético Nacional en 1987, donde ganó varios títulos nacionales, incluida la Copa Libertadores de 1989.
En 1990, Escobar se mudó a Europa para jugar en el club suizo del Young Boys. Pasó allí dos temporadas antes de regresar a Colombia para jugar nuevamente en el Atlético Nacional. En 1993, ayudó al equipo a ganar el campeonato colombiano y fue nombrado además como el mejor defensor de la temporada.
El logro más significativo de Andrés Escobar se produjo en 1994, cuando fue seleccionado para jugar y capitanear a Colombia en la Copa del Mundo que se celebrada en los Estados Unidos.
En aquella época, como nación, Colombia atravesaba un período difícil, ya que los cárteles luchaban violentamente por el control del mercado de exportación de sustancias ilegales tras la muerte de Pablo Escobar en 1993. Pero la selección nacional de fútbol hizo, en cierta manera, olvidar todo aquello y devolver la esperanza al pueblo colombiano.
Escobar creía que el deporte podría ayudar a poner fin a la violencia y el caos en su país. "Veía el fútbol como una escuela de vida para enseñar valores y tolerancia. (...) Aprender a ganar, a perder, a abrazar el deporte como un santuario de unidad. Andrés siempre se mantuvo fiel a esa creencia", aseguró a 'The Irish Times' su amigo César Mauricio Velásquez.
Colombia llegaba a aquella cita mundialista llena de optimismo por su gran actuación en la fase de clasificación. La selección colombiana se encontraba en una forma sin precedentes y algunos la llegaron a considerar como una de las favoritas para ganar el torneo.
Sin embargo, el periodo previo a la disputa de aquel Mundial no fue precisamente ideal. Aumentaron los rumores de que sindicatos de apuestas y cárteles ejercían su influencia sobre la selección colombiana. Incluso se dio la noticia de que su entrenador, Francisco Maturana, recibió amenazas de muerte para presionarlo. Además, Gabriel Jaime Gómez Jaramillo (conocido como Barrabás) dejó el equipo, presumiblemente por amenazas, y Hernán Gaviria ocupó su lugar.
En su estreno en aquel Mundial, no se sabe si afectados por la presión externa que sufrieron, los jugadores de Colombia parecían una sombra de ellos mismos y cosecharon una sorprendente derrota por 3-1 contra Rumanía en el Pasadena Rose Bowl, el 18 de junio de 1994.
Las cosas empeoraron en el segundo partido de la fase de grupos contra Estados Unidos. El delantero Faustino Asprilla le dijo al Irish Times que todos los jugadores del equipo estaban nerviosos antes del partido. Y aquello fue algo que también se reflejó sobre el césped.
“Seguíamos atacando, pero no pudimos marcar”, se lamentaba el centrocampista Leonel Álvarez, según informó The Guardian en 2014.
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Fue entonces cuando llegó el minuto 22 del partido. Buscando cortar un centro raso del centrocampista estadounidense John Harkes en el área pequeña, Escobar se lanzó al suelo para golpear el balón y despejarlo a córner, con tan mala suerte que el esférico fue directo a la portería engañando al portero, Óscar Córdoba, y acabó en el fondo de la red.
Escobar se lamentó sobre el suelo después de aquel terrible error, el primer gol en propia meta de su carrera. Se levantó consternado, pero continuó recuperando la compostura para terminar el partido más difícil de toda su carrera, en el que todo el mundo era consciente de la importancia de aquella terrible jugada.
El gol en propia puerta de Andrés resultó ser el factor decisivo en la derrota por 2-1 ante Estados Unidos. Colombia quedó eliminada del torneo y el equipo regresó a casa decepcionado tras una victoria intrascendente por 2-0 contra Suiza en el tercer partido de la fase de grupos. Sabiendo lo que aquello significaba para el equipo y para toda Colombia, Escobar escribió una declaración en El Tiempo de Bogotá.
“La vida no termina aquí. Tenemos que seguir. La vida no puede terminar aquí. No importa lo difícil que sea, debemos volver a levantarnos. Sólo tenemos dos opciones: o dejamos que la ira nos paralice y la violencia continúe, o nos sobreponemos y hacemos todo lo posible por ayudar a los demás. Es nuestra elección. Por favor, mantengamos el respeto. Mis más cordiales saludos a todos. Ha sido una experiencia increíble y rara. Nos volveremos a ver pronto porque la vida no acaba aquí”, escribió Escobar.
Su impulso apasionado por la paz y la comprensión finalmente caería en saco roto cuando Escobar fue asesinado a su regreso a Medellín, apenas 10 días después de abandonar el Mundial.
En la madrugada del 2 de julio de 1994, Andrés Escobar fue interceptado por un grupo de hombres en el exterior de un club de Medellín. Se burlaron de él por el autogol, pero el capitán colombiano trató de razonar con ellos desde su coche, insistiendo en que fue un simple error.
Según los informes, que fueron publicados por la CNN, los testigos oculares vieron cómo uno de los hombres sacó una pistola calibre 38, disparó a Escobar seis veces y lo mató, gritando “gol” cada vez que apretaba el gatillo. Tenía 27 años.
La noche siguiente, la Policía arrestó a una persona que creían que fue el responsable de los disparos: Humberto Castro Muñoz, guardaespaldas y chofer de los hermanos Galón, una pareja de poderosos delincuentes y narcotraficantes.
Se cree que los hermanos Galón habían perdido mucho dinero apostando a que Colombia ganaría el Mundial y culparon a Escobar del fracaso del equipo. Muñoz fue sentenciado a 43 años de prisión, pero solo cumpliría 11 antes de ser liberado por buena conducta. Los hermanos Galón, por su parte, fueron absueltos.
La muerte de Andrés Escobar conmocionó a la nación y su funeral atrajo a más de 100.000 personas, que siguieron al vehículo que transportaba su cuerpo hasta el cementerio. En su funeral, el presidente de Colombia, César Gaviria, dijo que el futbolista fue víctima de la "violencia absurda" que afecta al país, mientras los fans gritaban "¡Justicia!".
A pesar de las palabras que escribió tras el Mundial, su vida acabó ahí. Un final triste para un futbolista brillante y querido que creyó en el fútbol como una herramienta para unir en lugar de dividir, pero que no fue justo con él.
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