Brasil debuta con fútbol, golazos y un susto que puede tener consecuencias
Brasil se presentaba en Qatar como máxima favorita a llevarse el Mundial y esto siempre es una presión añadida. Menos para Brasil, visto lo visto.
En su estreno ante Serbia, el combinado de Tite ha arrasado con un fútbol vertical, un dominio abrumador y un partido que ha podido acabar en goleada.
Al final, la mala puntería de sus jugadores, el partidazo de Milinkovic y las maderas han dejado el resultado en un escaso 2-0, gracias a dos zarpazos de Richarlison quien, por cierto, anotó el gol del torneo en su segunda diana.
Ahora, si Richarlison fue el brazo ejecutor carioca, Vini Jr. se erigió en el jefe de operaciones atacantes de Brasil.
El jugador del Real Madrid asumió galones, ante un despistado Neymar Jr., y por él pasaron todas las ocasiones del combinado brasileño.
De hecho, el primer gol llega tras el rechace de un disparo suyo y el segundo, tras una asistencia maravillosa con el exterior desde la banda.
No obstante, lo que tiene Brasil arriba asusta: Richarlison, Vini Jr., Neymar, Paquetá, Raphinha, Rodrygo... Se les caen los goles y el día que estén acertados, el resultado puede ser escandaloso.
Mientras, Casemiro volvió a demostrar lo que es ser un jerarca. Él solo sujetó el centro del campo brasileño y dejó claro que en las grandes citas nunca falla.
En el lado serbio, poco que contar. Aguantaron como pudieron la primera parte pero se vinieron abajo en la segunda.
Vlahovic y Kostic, dos de sus estrellas, han llegado tocados al Mundial. El primero, salió en el minuto 65 pero fue intrascendente. El segundo, ni jugó. Así es muy complicado.
Y hablando de lesiones, está por ver qué ocurre con Neymar, quien salió del campo con el tobillo dañado y acabó llorando en el banquillo.
Los servicios médicos quieren dar 24 horas al tobillo y esperar a que baje la hinchazón para ver el alcance de la lesión, aunque Tite confía en que sea algo leve.
La realidad es que en este tipo de torneos cortos, una pequeña lesión puede ser fatal, no sólo por los partidos que implica perderse, sino por perder el ritmo de competición tras varios días parado.