Kate Bush, la estrella rebelde que no quería serlo (o sí)
Dentro del universo musical, pocas figuras son tan enigmáticas como la de la cantante británica Kate Bush (Bexleyheath, Kent, 30 de julio de 1958), representante de un estilo experimental y ecléctico que alterna música clásica con punk, folk, pop, reggae o rock psicodélico, entre otros, plagado de influencias literarias y cinematográficas.
Una artista única que plasmó su personalidad, ideario y espíritu libre tanto en sus letras y canciones como en sus poéticos y oníricos videoclips o sus coreografías y vestuario.
Kate Bush siempre dejó claro que no pretendía encajar en los moldes diseñados por la industria musical. Y, a pesar de ello, consiguió un éxito estratosférico.
Un legado musical que sigue vigente, como demostró el 'boom' que supuso que la serie 'Stranger Things' rescatase para su cuarta temporada (2022) uno de sus temas más icónicos, la canción 'Running Up That Hill' (1985).
Ello vuelve a traer a esta artista al presente para conectar con nuevas generaciones que también disfrutan de un estilo único e inclasificable que parece no tener fecha de caducidad.
Tal fue el éxito del tema que, casi cuatro décadas después, a raíz de su utilización en 'Stranger Things' alcanzó el número 1 de las listas de éxitos en países como Reino Unido, Australia, Suiza, Noruega, Suecia, Países Bajos o Austria. Además se convirtió en la canción más escuchada en Spotify.
El tema se publicó en 1985 y se trataba del primer 'single' de su quinto álbum, 'Hounds of Love' (1985), que ella misma compuso y produjo en gran parte con ayuda de un Fairlight CMI, el primer 'sampler' digital de la historia
Pero ¿quién era esta "genia" de la música y dónde residen las claves de su éxito?
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Nació el 30 de julio de 1958 en Bexleyheath, Kent (Reino Unido). Respecto al resto de la familia, se sabe que su padre era médico y su madre enfermera, pero en la granja familiar donde se crío, la música formaba parte de su día a día. Sus hermanos John y Paddy también eran músicos. Por esta razón, Blush aprendió muy pronto a tocar el piano y el violín, y a componer sus propias canciones.
Comenzó a escribir letras con 11 años y en poco tiempo ya había creado más de 100 temas, aunque sus comienzos no fueron fáciles, pues tuvo que enfrentarse a más de un portazo de las discográficas, que no consideraban su música comercial.
Hasta que el vocalista, guitarrista y compositor de Pink Floyd David Gilmour apostó por ella. Gracias a él grabó en una maqueta con algunas de sus primeras canciones y pronto consiguió su primer contrato con EMI. No obstante, antes de lanzar al mercado su primer disco, 'The Kick Inside', estuvo tres años recibiendo clases de mimo, danza y canto.
“David Gilmour estaba haciendo 'scouting' y vino a verme. Y puso dinero para que hiciera un demo adecuado, con arreglos y una selección de temas”, contó ella misma en el pasado en una entrevista concedida a la televisión británica.
Su carrera arranco definitivamente en 1978, con el éxito del sencillo 'Wuthering Heights' ('Cumbres Borrascosas'), que estaba inspirado en la trágica historia de amor de Cathy y Heathcliff, personajes de la novela 'Cumbres Borrascosas', de la la autora inglesa Emily Brontë. No obstante, hay que recordar que Kate Bush hacía a través de su música y estilo una reivindicación de la cultura victoriana.
Con 'Wuthering Heights' alcanzó el número 1 en las listas musicales británicas durante cuatro semanas. Un hito, pues se convirtió en la primera cantautora en alcanzar al número 1 en Billboard.
Tras 'The Kick Inside', llegaron otros nueve álbumes de estudio cuando ella consideró que tenían que hacerlo. Hablamos de 'Lionheart' (1978), 'Never for Ever' (1980), 'The Dreaming' (1982) 'Hounds of Love' (1985), 'The Sensual World' (1989), 'The Red Shoes' (1993), 'Aerial' (2005), 'Director's Cut' (2011), '50 Words for Snow' (2011).
Y es que hay que recordar que nunca persiguió la fama ni el dinero y su producción no estuvo nunca ligada a las demandas de la industria o de su propio público, sino a su propio impulso creativo y visión artística.
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A lo largo de su carrera, la autenticidad y rebeldía de Kate Bush le sirvieron para explorar sonidos, temas y narrativas que desafiaban las convenciones musicales de aquella época. Y ello fue sin duda la clave de su éxito planetario, convirtiéndola en una "rara avis" dentro de la industria. “Ir al estudio todos los días con ella era como entrar en una tierra de fantasía”, llegó a reconocer el productor inglés Nick Launay a la BBC.
Tras su primera gira, 'The tour of life', decidió bajarse de los escenarios y centrarse en crear y experimentar musicalmente, concediendo conciertos de forma puntual.
Hasta que en 2014 sorprendió con 'Before The Dawn', una serie de recitales concedidos en en Londres tras 35 años desde su primera y última gira, celebrada entre abril y mayo de 1979.
Aquello fue una gran noticia para sus fans, pues parte de ese enigma que envuelve a Kate Bush siempre ha residido en sus escasas entrevista o apariciones públicas.
Sea como fuera, y a pesar de que su último trabajo fue en 2011, su música sigue vigente y estilo ha influenciado a músicos de ayer y de hoy como Björk, Ellie Goulding, Coldplay, Adele, Lady Gaga, Florence Welch o Fiona Apple.
Porque no cabe duda que su estilo musical ecléctico y esa creatividad sin medida ha colocado a Kate Bush como una de las figuras más importantes en la industria de la música desde finales de los años 70.