Los drones suicidas de Putin que arrasan Ucrania
Rusia no logra ganar territorio en la guerra con Ucrania pero, a cambio, redobla sus acciones de castigo. Y los drones suicidas son, ahora mismo, su arma para provocar el terror en las ciudades ucranianas. ¿Cómo son estos drones y dónde se fabrican?
Los drones suicidas con los que Putin está atacando Ucrania proceden, según Estados Unidos, de Irán. Algo que ha provocado protestas como la de la imagen, en Varsovia, donde se pide al régimen de los ayatollahs que cese en su apoyo a Rusia. Dicho régimen niega oficialmente que venda armas a los rusos.
Según The New York Times, miembros de los Guardianes de la Revolución procedentes de Irán estarían en Crimea adiestrando a los rusos en el uso de los drones y coordinando desde este territorio los ataques.
El nombre oficial de los drones que Rusia ha lanzado contra las ciudades ucranianas es Shahed-136 y en un artículo de The New York Times se resumían sus características técnicas del siguiente modo: "Tiene un ala triangular, lleva una ojiva de unas 80 libras (algo más de 36 kilos) y se lanza desde la parte trasera de un camión".
Se estima que un dron Shahed-136 puede alcanzar su objetivo a unos 1.500 e, incluso, 2.000 kilómetros de distancia. En la imagen, resto de un dron suicida en Kiev.
En realidad, hablamos de unas sofisticadas "bombas voladoras" cuya eficacia reside en que pueden ser lanzadas a gran distancia de modo masivo (así lo está haciendo Rusia) provocando daños múltiples y dando una impresión de ataque por todos los frentes.
Según el análisis publicado por The New York Times, fuentes militares aseguran que los drones suicidas vuelan bajo y lento así que pueden ser interceptados fácilmente. Pero Rusia juega la baza de lanzarlos en enormes cantidades, lo cual hace casi imposible detenerlos a todos en su vuelo.
La opción de los drones tiene también para Rusia una ventaja: evitar dolorosas pérdidas humanas y de aviones que podrían producirse mediante bombardeos convencionales con aeronaves de guerra tripuladas.
El efecto explosivo de los drones no es tan grande como el de otras bombas que pude lanzar la artillería, pero cuentan con una ventaja: pueden desplazarse a lo largo del territorio muchos kilómetros y pueden provocar daños graves en infraestructuras básicas. En eso se está centrando Rusia.
Los ataques con drones de Rusia sobre Ucrania han provocado daños en infraestructuras hasta el punto de ver comprometido el suministro eléctrico en muchas zonas del país.
Naturalmente, cuando llegue el frío, esa falta de suministro se convertirá en algo letal para los ucranianos.
También los ucranianos usan drones (se cree que de fabricación turca) capaces de lanzar algún tipo de pequeño misil.
La guerra de los drones explica cómo conflictos armados del siglo XXI son diferentes. No son enfrentamientos de infantería de ejército contra ejército sino algo más complejo.
La guerra sobre el terreno se ha sustituido por una guerra artillera (de bombardeos), ataques con drones, atentados en territorio enemigo y el objetivo de destruir infraestructuras.
Los drones llevan tiempo sofisticándose. El ejército estadounidense los ha utilizado repetidamente en operaciones contra Al Qaeda o el ISIS.
Sin necesidad de piloto alguno, la guerra se libra en los cielos de Ucrania y aparatos como este pueden ser cruciales a la hora de vencer o ser derrotado.