La historia no contada de la tumultuosa vida de Janis Joplin
Janis Joplin, oriunda de Port Arthur, Texas, y nacida en 1943, emergió como la primera gran figura femenina del rock, ganándose el apodo de la dama blanca del blues. Su trascendencia en el mundo de la música la catapultó a la categoría de leyenda, aunque su vida estuvo irremediablemente teñida por severas adicciones y desmedidos excesos.
Ella no cantaba; ella bramaba, suspiraba, gritaba sus letras. Lo que sin duda cautivó al público por su forma de transmitir y de sacar el dolor que llevaba dentro en canciones que ya son inmortales como 'Me And Bobby McGee' o 'Move Over'.
Y aunque su vida fue corta, vivió intensamente, dejando una historia que merece la pena volver a revisar.
La tragedia en la que se convirtió su vida comenzó en la infancia, donde sufrió episodios de bullying en el colegio tanto por su apariencia física como por su comportamiento, poco convencional (sobre todo en el pueblo cristiano de Texas en el que se crio), lo que le generó problemas de autoestima que acompañó durante buena parte de su vida.
Además era amiga de personas negras en un tiempo en el que todavía se seguía segregando racialmente, aunque esto a su vez le permitió acceder a influencias musicales que marcarían su estilo y su particular forma de cantar.
Durante su adolescencia se refugió precisamente en la música. Cantaba en un coro y, debido a su contacto con la comunidad afrodescendiente, tuvo acceso a discos de artistas de blues como Lead Nelly, Odetta, Billie Holiday o Big Mama Thornton.
Comenzó a estudiar Bellas Artes en la Universidad de Texas en Austin a la vez que comenzó a cantar de forma habitual en bares con el grupo Waller Creek Boys, lo que propició su complicada relación con el alcohol.
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Pero su relación de excesos con el alcohol y otras sustancias ilegales le metieron de lleno en un espiral de autodestrucción.
Siempre sintió que no encajaba, persiguiendo una constante validación. Y puede que por ello viviera turbulentas relaciones sentimentales y sexuales tanto con hombres como con mujeres.
Lo que estaba claro es que era toda una 'beatnik' (cuando todavía había quien no sabía ni lo que ello significaba). Y en 1963, en el inicio de la revolución hippie, se mudó a San Francisco, donde se unió a la vibrante escena musical y contracultural que reinaba en la ciudad.
En San Francisco, a partir de 1966 formó parte de la banda Big Brother And The Holding Company, con la que saltó definitivamente a la fama tras su rotundo éxito en el Festival Internacional de Música Pop de Monterrey de 1967, considerado el primer gran festival de todos los tiempos.
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El 16 de agosto de 1969, actuó con enorme éxito en el festival de Woodstock. Y comenzó también una gira europea.
Joplin creó luego su propio grupo, la Kozmic Blues Band (que luego se llamaría The Full Tilt Boogie Band). En 1969 lanzó 'I got Dem Ol´Kozmic Blues Again Mama', su primer disco en solitario, influido claramente por el blues y el R&B. Supuso todo un éxito de ventas y le dio a la cantante una gran popularidad.
Nunca asimiló bien su condición de estrella y esto acabó afectando a su vida privada. Una vida absolutamente caótica en todos los sentidos.
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El último capítulo de su trágica historia se escribió un 4 de octubre de 1970, cuando murió de una sobredosis a los 27 años, pasando a formar parte de ese grupo de estrellas malditas que fallecieron a esta misma edad.
Aquel día había quedado en ir al estudio para grabar la voz de la última canción del que sería su nuevo disco, ‘Pearl’, pero no acudió a su cita. Fueron a buscarla a la habitación del hotel en el que se hospedaba, el Hollywood Highland Gardens (por aquel entonces conocido como Landmark Motor Hotel) y la encontraron sin vida, tirada en el suelo, con sangre en la nariz y la boca.
Su cuerpo fue encontrado encajado entre la cama y la mesilla de noche. Había muerto horas antes de una sobredosis de heroína.
Desde luego hizo suyo aquel lema de los 60 que decía el lema de los 60 “vive intensamente, muere rápido".
Había dejado a sus amigos 2.500 dólares para que celebraran su fallecimiento brindando en su honor en una de esas fiestas salvajes de las que ella misma tanto había disfrutado.
Según su voluntad, fue incinerada y sus cenizas fueron arrojadas al océano Pacífico, cerca de San Francisco. Pero todavía hoy su recuerdo sigue muy vivo.