Chelsea vs Barcelona : quizá el mayo robo de la historia del fútbol que benefició al Barça
El 6 de mayo de 2009, el Chelsea enfrentó al FC Barcelona en Stamford Bridge durante el partido de vuelta de las semifinales de la Champions League. Después de un empate sin goles en el primer partido, el equipo de Londres estaba obligado a buscar una victoria.
El oponente al que se enfrentaban era el FC Barcelona de Pep Guardiola, en el que jugaban Lionel Messi, Samuel Eto'o, Sergio Busquets, Xavi y Andrés Iniesta, entre otros; un equipo considerado por muchos como uno de los mejores de la historia y que parecía imparable.
Por parte del Chelsea, el entrenador Guus Hiddink había preparado un ambicioso 11 con un ataque liderado por Drogba, Anelka y Malouda, y un extraordinario centro del campo con Ballack, Lampard y Essien.
Tras una ida sin goles, todos estaban expectantes ante el festival de fútbol que se iba a vivir aquella noche. Las celebraciones comenzaron en el minuto 9 cuando Michael Essien metió el primer tanto gracias a una extraordinaria volea.
Los españoles no podían creerlo, en el minuto 24 Florent Malouda escapa por el lateral izquierdo y Dani Alves comete una falta en el área de penaltis.
Todos están convencidos de que es un penalti, todos excepto el árbitro Tom Henning Ovrebo. El noruego pita la falta, pero cree que se ha producido fuera del área y manda sacar al Chelsea desde allí, que no consigue mucho de esa ventaja. Se trata del primer momento decisivo del partido.
Dos minutos más tarde, fue Didier Drogba quien profundizó en el área rival. En el duelo con Eric Abidal, los dos jugadores de Costa de Marfil chocan, pero una vez más, el árbitro no pita el penalti cuando la falta se produce en el área. Se trata del segundo momento decisivo del partido en menos de dos minutos.
Al descanso, los dos equipos se dirigen a los vestuarios de Stamford Bridge. A pesar del gol, nadie se ha olvidado de las decisiones cuestionables que ha tomado Henning Ovrebo en el arbitraje. La tensión, como lo que se juegan, está al máximo nivel.
En el minuto 56, Didier Drogba (otra vez) se infiltra en el área del Barça. En una acción similar a la del minuto 26, el jugador cae tras el duelo con el defensa Yaya Touré. Sin embargo, al contrario que en las dos situaciones anteriores, la falta no es tan obvia.
El estadio enfurece, al igual que Drogba que no puede creerlo. El Chelsea sigue liderando el marcador por 1 gol a 0. En el minuto 66, Nicolas Anelka es derribado por Eric Abidal cuando se preparaba para chutar.
El árbitro le muestra tarjeta roja al defensa francés, una decisión controvertida, pero justa. Es la primera decisión arbitral favorable para el Chelsea. El Barça está con un jugador menos y con un gol en contra.
En el minuto 74, Michael Essien engancha su bota con el gemelo de Andrés Iniesta. El árbitro decide lanzar una advertencia al de Ghana con una tarjeta amarilla.
Cinco minutos más tarde, Anelka que llega al área, es agarrado del brazo por Yaya Touré. Una falta grave que, una vez más, el árbitro no pita como penalti. Stamford Bridge explota.
Pero de todas las decisiones arbitrales, la más escandalosa llega en el minuto 82. Tom Henning Ovrebo no tiene ya el control del partido y está totalmente perdido cuando Anelka llega otra vez al área.
Con un toque, evita a Gérard Piqué que golpea el balón con su mano. Este es quizás el penalti más obvio del partido. Todo el estadio lo ve, todo el mundo lo ve… menos el árbitro. El estadio se une en un rugido y los espectadores no pueden creer lo que están viendo.
Cuando el Chelsea ya tenía todo para disputar la final de Champions contra el Manchester United sin haber recibido ningún gol en contra durante el encuentro, ocurre lo que nadie se podía imaginar. Asistido por Lionel Messi, Andrés Iniesta catapulta el balón hacia la esquina izquierda de la portería de Petr Cech. En el minuto 93, el Barça se clasifica para la final.
Pero en ese partido, las cosas aún no habían acabado. En la última jugada del encuentro, Ballack dispara una bola que es bloqueada por el brazo de Samuel Eto'o. Fue en ese momento cuando el árbitro le da la espalda a lo ocurrido, pero es perseguido furiosamente por los jugadores del Chelsea.
Tom Henning Ovrebo pita el final del partido en la siguiente jugada y el estadio entero se incendia. En ese momento final, Didier Drogba se acerca a las cámaras mientras abandona el estadio y pronuncia, entre dientes, las siguientes palabras que han pasado ya a la posteridad: "Ha sido una vergüenza".
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