Reino Unido se acerca peligrosamente a China: ¿pero a qué coste?
El primer ministro del Reino Unido, Sir Keir Starmer, es uno de los pocos líderes occidentales que se ha negado a condenar las impactantes sentencias de cárcel impuestas a 45 activistas pro-democracia en Hong Kong.
Poco después de reunirse con el presidente chino Xi Jinping durante la cumbre del G20 en Brasil, Starmer fue preguntado en dos ocasiones sobre si condenaría las sentencias en Hong Kong, a lo que respondió negativamente.
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"Sir Iain Duncan Smith, exlíder Conservador, acusó en The Guardian al gobierno de estar tan desesperado por el comercio que estaría dispuesto a ignorar futuras atrocidades".
Existe la preocupación de que el Reino Unido, que anteriormente disfrutaba de una destacada posición comercial con Estados Unidos, la Unión Europea y China, ahora enfrente un escenario complicado. Las consecuencias del Brexit, junto con la amenaza de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos y el deterioro de las relaciones con China, han generado un panorama incierto para la economía británica.
En un contexto de recuperación de influencias previas, la importancia de China en la agenda política del Reino Unido ha escalado notablemente. No obstante, surge la interrogante: ¿a qué coste?
En un reciente encuentro, Keir Starmer reveló que mantuvo conversaciones "directas" con Xi Jinping sobre la restricción de los derechos civiles en Hong Kong. No obstante, se abstuvo de abordar el tema públicamente para no poner en riesgo los progresos alcanzados.
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Downing Street informó que Sir Keir también abordó la situación del ciudadano británico y magnate de medios prodemocracia Jimmy Lai, arrestado y que enfrenta cadena perpetua en Hong Kong, según informa la BBC.
"Estamos buscando una asociación económica más estrecha... Sin embargo, esto no implica que no existan diferencias, ni que dejaremos de ser claros al respecto," declaró Starmer en el Financial Times.
"Es imperativo aprovechar la oportunidad de fortalecer nuestra economía a través de una asociación mejorada para la cooperación en asuntos económicos y comerciales", señaló.
La tensión con China se origina en disputas anteriores relacionadas con los derechos civiles en Hong Kong y Xinjiang, además de amenazas cibernéticas dirigidas a entidades del Reino Unido, según informa la BBC.
Starmer se convirtió en el primer líder británico en reunirse con el presidente chino en seis años, con el objetivo de reparar las relaciones bilaterales en un momento en el que el Reino Unido enfrenta graves desafíos económicos. La última en hacerlo fue Theresa May.
De acuerdo con The Financial Times, el lenguaje corporal del líder chino no fue amistoso en la cumbre del G20, aunque Xi concluyó su reunión afirmando que ambos países estaban preparados para "abrir nuevos caminos".
Analistas destacan que Starmer necesita desarrollar una estrategia contundente para gestionar las relaciones con China, definiendo límites precisos, especialmente en temas de derechos civiles.
"Indudablemente, seguirán existiendo diferencias, como su respaldo a la guerra de Rusia y a la situación en Hong Kong", afirmó Starmer. "No obstante, es imprescindible que mantengamos el diálogo. El mundo se vuelve más seguro cuando los líderes se comunican."
Iain Duncan Smith tiene una perspectiva distinta. "Parece que estamos regresando al fallido proyecto de la 'era dorada' de David Cameron, pero esta vez de rodillas", declaró en The Guardian.
Una nación que en tiempos pasados se consideraba poderosa ha comprometido su integridad a cambio de beneficios cuestionables. Resulta vergonzoso encontrarse en esta coyuntura, especialmente cuando aquellos que requerían nuestro apoyo observan cómo les estamos fallando.