NBA: Allen Iverson fue condenado a 15 años de cárcel con solo 17 años
Brillante y polémico a partes iguales, Allen Iverson fue una de las grandes estrellas de la NBA entre finales de los años 90 y el inicio del nuevo siglo. 'The Answer', apodo que recibió durante su carrera, lideró a los Philadelphia 76ers gracias o su genial talento logrando llevarlo incluso a las Finales del campeonato estadounidense. Una carrera de éxito que pudo quedar en nada…
Y es que, en 1993, tres años antes de que fuera elegido por los Sixers en la primera posición del Draft de la NBA y con sólo 17 años, el talentoso jugador de Hampton (Virginia) fue juzgado y condenado a 15 años de prisión y 10 de suspensión tras un importante altercado junto a otros jóvenes, algo que pudo acabar con su brillante carrera incluso antes de comenzarla.
Los hechos, que se reflejan en el documental 'No crossover' (2010), de Steve James, tuvieron lugar el 14 de febrero en la bolera Sparetimes de Hampton. Allí se encontraba Iverson junto a varios compañeros suyos fundamentalmente afroamericanos de la Bethel High School, que terminaron protagonizando una auténtica batalla campal con otro grupo de jóvenes blancos.
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Según las declaraciones del propio jugador, se trataba de hombres procedentes de Poquoson, un pueblo con una larga tradición racista, que terminaron a golpes con el grupo en el que él se encontraba. Una reyerta que terminó con una mujer herida y numerosos detenidos, entre los que se encontraba el propio Iverson.
Aquella noche, la futura estrella de la NBA terminaría entre rejas junto a otros de sus amigos y, finalmente, acabaría siendo juzgado como un adulto (a pesar de sus 17 años) por unos hechos de los que él siempre trató de desligarse asegurando que nunca había participado en ellos.
Finalmente, terminaría siendo condenado por "linchamiento colectivo" a 15 años de cárcel, de los cuáles, realmente, sólo cumplió cuatro meses en el correccional City Farm de Newport News -gracias a un indulto por "insuficiencia de pruebas" de manos del gobernador de Virginia, Douglas Wilder- antes de volver a ser puesto en libertad.
El caso, por el hecho de tratarse de un menor al que juzgaron como un adulto, de unos hechos con evidentes tintes racistas y porque se trataba del mejor jugador de baloncesto estudiantil del estado, se convirtió en un acontecimiento muy mediático y con gran repercusión social.
Curiosamente, por aquel caso sólo fueron detenidos y juzgados jóvenes afroamericanos -entre ellos él y otros tres compañeros suyos a los que detuvieron una semana después (Melvin Stephens, Samuel Wynn y Michael Simmons), mientras que ninguno de lo miembros del otro grupo implicado llegó a sentarse frente al juez.
En el juicio, por el lado de Iverson, se denunció los insultos racistas que recibieron antes de estallar la pelea, mientras que, desde el otro lado aseguraban que fueron atacados sin razón aparente. Brandon Smith, empleado de la bolera y compañero suyo en Bethel, declaró incluso que el jugador lanzó la silla con la que agredió a la mujer herida.
Para más inri, el juez que llevó el procesamiento tenía mala fama entre la comunidad negra por el elevado número de condenas a ciudadanos afroamericanos a lo largo de su carrera y, en cuanto a los testigos que participaron en el juicio, todos fueron de raza blanca.
En una grabación que se hizo pública a posteriori, se pudo comprobar que fue el grupo de hombres blancos de Poquoson los que iniciaron la pelea, además de que se pudo ver claramente a Iverson abandonando el local antes del comienzo de los altercados.
Durante los cinco meses que separaron el juicio de la sentencia, numerosas asociaciones por los derechos de los afroamericanos mostraron su apoyo a Allen Iverson y sus tres amigos a través de manifestaciones y marchas, e incluso protagonizando disturbios.
Su paso por la cárcel, supuso un serio varapalo para Iverson a la hora de labrarse un futuro como profesional del baloncesto. El base y escolta estadounidense tuvo serios problemas para que alguna universidad le ofreciera una beca con la que seguir su camino y ahí, para poder conseguirlo, su madre fue fundamental.
Fue ella quien convenció al entrenador John Thompson para confiar en él y, finalmente, fue aceptado en la Universidad de Georgetown en 1994. Allí se convirtió en el 'Defensor del Año' de la Big East Conference en dos ocasiones y rookie del año de la Conferencia en 1995, año en el que, además, la Corte de Apelación del Estado de Virginia revocó su condena.
Dos años después de su llegada a Georgetown, Iveron terminó dando el salto a la NBA en 1996, incluso antes de graduarse, iniciando así una carrera en la que brilló especialmente como estrella de los Philadelphia 76ers, pero que lo llevó a jugar también en Denver Nuggets, Detroit Pistons y Memphis Grizzlies, antes de su adiós al baloncesto en el Besiktas de Turquía.
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