Los momentos más desgarradores de la historia de los Juegos Olímpicos
Los Juegos Olímpicos son el mayor acontecimiento en el que un atleta puede participar para alcanzar la gloria deportiva pero, lamentablemente, no es algo que se celebre con mucha frecuencia, por lo que, cuando uno de ellos se cae es difícil no sentir angustia o tristeza por él.
Con la sangre, el sudor y las lágrimas puestas por cada atleta participante a lo largo de los cuatro años que separan unos Juegos Olímpicos de otros, hay mucho en juego, por lo que cualquier balón suelto, desliz o lesión que trunque su sueño puede ser devastador para cualquiera de ellos. Éstos son algunos de los momentos más desgarradores de la historia olímpica...
Muhammed Ali fue uno de los atletas más emblemáticos del siglo XX, conocido por su carisma, su carácter extraordinario y su habilidad en el boxeo de élite. Su aparición pública en 1996 dejó a todos emocionados.
Ali recibió la antorcha olímpica en los Juegos Olímpicos de 1996 en Atlanta, pero todo el mundo se quedó devastado al ver el cuerpo tembloroso del mítico genio del boxeo a causa de la enfermedad de Parkinson que padecía y que, probablemente, contrajo debido a su búsqueda del éxito eterno dentro de su deporte.
Un año después de perder a su esposa en un accidente de tráfico, el haltera austriaco nacionalizado alemán Matthias Steiner, contra todo pronóstico, consiguió su única medalla de oro olímpica en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
Para ganar el oro, Steiner tuvo que superar su marca personal en diez kilos en su último levantamiento. Finalmente lo consiguió y, en el momento en el que lo hizo, se desplomó sobre el suelo entre lágrimas de emoción. La cosa no quedó ahí y, en el momento de recibir la medalla, levantó una fotografía de su esposa en señal de homenaje hacia ella.
Mientras corría en una semifinal de 400 metros en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, el velocista británico Derek Redmond se paró en seco cuando llevaba recorrido poco más de la mitad de la carrera, echándose la mano a la parte posterior del muslo derecho.
Después de un largo historial de lesiones y de pasar 13 veces por el quirófano Redmond notó que volvía a romperse después de llegar a aquellos Juegos totalmente en forma y como uno de los favoritos para los 400 metros. Lo que ocurrió después fue uno de los momentos más conmovedores de la historia del deporte...
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Redmond rechazó la atención médica para completar la carrera pero, después de sentirse incómodo, su padre, Tim, lo ayudó sosteniéndolo entre sus brazos para cruzar la línea de meta. Una imagen de lucha y superación que emocionó al mundo entero.
La corredora de maratón británica Paula Radcliffe es, quizás, la mejor corredora de maratón de todos los tiempos y los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 fueron la mejor oportunidad que tuvo en su carrera de ganar un oro olímpico en esa disciplina.
Cuando quedaban algo menos de cinco kilómetros para llegar a meta, corriendo bajo un sofocante calor, Radcliffe se vio obligada a retirarse después de sufrir una lesión en su pierna. En un momento de todo desgarrador, Radcliffe se sentó sobre el césped y se puso a llorar sabiendo que su sueño olímpico no se haría realidad.
El levantador de pesas húngaro János Baranyai vivió un momento desgarrador en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, cuando se dislocó el codo después de intentar levantar 148 kilos con su barra de halterofilia.
Sus gritos de dolor cuando se lesionó y los 148 kilos de la barra que intentaba levantar cayeron sobre su espalda resonaron en el pabellón donde se celebraba su prueba dejando en silencio y en estado de 'shock' a todos los presentes. Afortunadamente para él, pudo recuperarse de aquella terrible lesión.
El velocista chino Liu Xiang fue el ícono nacional de su país en los Juegos Olímpicos de 2008, después de ganar una medalla de oro en Atenas 2004.
Justo antes de volver a pelear por el oro en los 110 metros vallas, Xiang tuvo que abandonar estando aún en la línea de salida debido a una lesión en el tendón de Aquiles. Aquel momento dejó conmocionados a todos los aficionados chinos, a los que se pudo ver llorando desconsolados por que su héroe no pudiera luchar una vez más por la medalla olímpica.
Con los Juegos Olímpicos de París a la vuelta de la esquina -se celebrarán el próximo año 2024-, seguramente se puedan ver nuevos casos en los que la felicidad de unos se mezclará con la angustia y tristeza de otros. Fuertes emociones producto de cuatro años de dedicación y esfuerzo por la gloria olímpica.
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