Las lesiones más absurdas de la historia del deporte
El deporte profesional lleva el cuerpo a tal extremo que, lógicamente, las lesiones son habituales, más allá del grado de gravedad de las mismas.
Ahora, los deportistas, antes que deportistas son personas y las personas, en ocasiones, tienen mala suerte. Muy mala suerte. Y estos son algunos casos de infortunio que derivaron en las lesiones más absurdas de la historia del deporte. Y ojo que, algunas de ellas, fueron bastante graves o, al menos, muy dolorosas para aquellos y aquellas que las padecieron.
En 2011, en pleno Roland Garros, la tenista belga acudió a la boda de su sobrino, donde acabaría por lesionarse el tobillo durante el baile posterior a la ceremonia. La entonces número 2 del mundo tuvo que abandonar el torneo parisino.
En el año 2012, Banega jugaba en el Sevilla cuando, después de entrenar, fue a echar gasolina pero no puso el freno de mano al coche, que acabó pillándole el pie con la acera. Se rompió tibia y peroné y estuvo seis meses de baja.
El base NBA jugaba en los Celtics (2014-2015) cuando se fracturó la mano tras resbalar en la ducha. O esa fue la primera versión, pues la realidad es que se lesionó saltando en la cama elástica del cumpleaños de su hijo, algo prohibido por contrato.
El ciclista eritreo celebraba la victoria en la décima etapa del Giro de Italia de 2022 con la habitual botella de champán cuando, al abrirla, el corcho de ésta le impactó con violencia en el ojo izquierdo. Al día siguiente, tuvo que abandonar la competición.
El jugador de los Denver Broncos de la NFL se tomó demasiado en serio lo de dar el salto a la televisión. Estaba en su casa cuando resbaló con una bolsa de McDonald's, precipitándose contra la televisión, lo que le provocó varios cortes en el brazo y un tiempo de baja.
Le atravesó una jabalina: la impactante historia del atleta Salim Sdiri
En pleno partido de Wimbledon 2005, el jugador alemán se medía a Janko Tipsarevic cuando se tropezó con una bola suelta que había quedado en medio de la pista, provocándole un esguince y el obvio abandono del torneo.
El portero estaba concentrado con la Selección Española en Jerez, con vistas a viajar al Corea y Japón, donde se celebraba el Mundial de 2002. Tras ducharse en el hotel, fue a echarse colonia pero se le cayó el frasco, seccionándole un tendón del pie, dejándole sin movilidad temporal y, obviamente, sin Mundial.
Cuando aún jugaba en Duke en la NCAA, pero ya tenía al mundo pendiente de su salto a la NBA, Zion se lesionó la rodilla a los 33 segundos de partido, después de que sus deportivas Nike se rompieran. El pívot estuvo meses fuera de la cancha y la firma deportiva perdió 1.100 millones de dólares, tras una caída histórica en bolsa.
Corría el año 2004 cuando, tras anotar un gol para el Servette, el centrocampista suizo se fue a la grada a celebrarlo. La mala fortuna quiso que su alianza se enganchara en la valla de la grada y, al bajar, perdiera el dedo anular de la mano izquierda, donde lo llevaba puesto.
Steve Nash tenía 40 años cuando llegó a los Lakers, allá por 2014 y su historial de lesiones preocupaba a la gerencia, lo que nadie esperaba era que el legendario base se lesionara la espalda... ¡levantando unas bolsas del supermercado! Fue su última temporada en activo.
El quarterback no era un habitual de los touchdowns, por lo que el día que anotó uno, no tuvo otra ocurrencia que celebrarlo dando un cabezazo a un muro, provocando una grave fractura de cuello.
Año 2001, Martín Palermo, fichaje más caro de la historia del Villarreal, anota un gol en Copa del Rey ante el Levante y se va a la grada a celebrarlo. Los espectadores se avalanzan sobre el muro, el muro se cae y caza las piernas del delantero argentino. Doble rotura de tibia y peroné.
El alero de Golden State Warriors se perdió, en diciembre de 2023, un partido tras pillarse el dedo índice con la puerta de su coche. Un accidente más común de lo que muchos pueden pensar.
El mítico central italiano pasaba tanto tiempo jugando a PlayStation que acabó por romperse el tendón de su muñeca cuando jugaba en el Milán. Su afición le costó un mes de baja.
Hubo un tiempo en que Jeremy Lin (en la foto) era una estrella NBA que, además, lucía una cresta capilar que parecía fijarse con cemento en su época en los Hornets. Así, al menos, lo percibió el bueno de Jerryd Bayless, de los Bucks, en 2016, a quien metió la cresta en el ojo, en una entrada a canasta.
El recordado portero del Everton saltaba al campo a jugar contra el Chelsea cuando, en el calentamiento, tropezó con el cártel de 'No pisar el césped' y tuvo que retirarse.
En su primera temporada en Chicago Bulls, el base se comió una manzana en la cama, dejando el cuchillo a un lado tras pelarla. Cuando quiso levantarse a por agua, apoyó el codo en el colchón y se lo clavó. La broma le costó varios puntos de sutura para cerrarlo y una cicatriz con moraleja: los cuchillos, en la mesilla.
La leyenda del Blackburn Rovers y el Newcastle (en el suelo, junto a Alan Shearer) estaba jugando en el patio de su casa con su hijo cuando éste le atropelló con el triciclo. ¿Resultado? Rotura del tendón de Aquiles y varios meses de baja y recuperación.
El base iba a debutar con Toronto Raptors pero unas molestias en la rodilla le llevaron a ponerse algo de hielo y quedarse dormido. El efecto prolongado del frío le provocó daños irreversibles en varios nervios, obligándole a retirarse. Jugó una sola temporada en la NBA.
Uno de los mejores velocistas de la historia, quizás no tan bueno con la Wii. Y es que el ciclista se hizo daño en los gemelos, practicando snowboard en la Wii.
Doloroso a más no poder lo que le pasó al futbolista chileno quien derramó una taza con líquido caliente sobre su zona genital, provocando quemaduras que le mantuvieron dos semanas fuera del terreno de juego.
Foto: Unsplash - Soroush Karimi
El delantero del Aston Villa, allá por 2012, tenía una fea herida sangrante bajo la uña del dedo pulgar de su pie que le molestaba para jugar. Decidió solucionar el asunto taladrando la uña que acabó seccionada e infectada. A pesar de lo aparatoso, solo se perdió tres partidos y mantuvo su dedo.
La confesión de Paige VanZant tras sumarse a una plataforma para adultos