Recordando a María de Villota: vida y muerte de una piloto
María de Villota llevaba el automovilismo en la sangre. Era hija del expiloto madrileño Emilio de Villota y, desde muy pequeña, se empezó a interesar por este deporte a través de la escuela que él mismo creó. Su empeño le llevaría a convertirse en profesional de la Fórmula 1 y también a una trágica muerte que impactó a toda España.
Fue a los 16 años cuanto Maria de Villota compitió por primera vez en karting, repitiendo la experiencia un par de veces más antes de unirse, junto a su hermano Emilio, al programa de selección de Jóvenes Pilotos de Movistar para participar en la Fórmula Toyota Castrol.
Fue ahí donde la piloto española demostró la gran valía que atesoraba para formar parte del mundo dela Fórmula 1. Y es que, tras superar las diferentes pruebas organizadas, llegó a la final y fue seleccionada como piloto reserva del programa entre 1.500 candidatos.
Entre 1999 y 2005, María de Villota se estrenó y compitió sobre un monoplaza en el Campeonato de España de Fórmula 3, pasando por escuderías como Skualo Competición, Meycom, GTA Motor Competición y Racing Engineering.
Pasaría después tres años con la vista puesta en otros horizontes como las 24 Horas de Daytona de 2005; los 1.000 kilómetros de Hyundai en el Circuito del Jarama, en 2006; el ADAC Procar en Alemania, en 2007; diversas carreras de GT, e incluso, fue invitada en 2006 y 2007 a competir en las rondas del circuito valenciano ‘Ricardo Tormo’ de la World Touring Car Cup(WTCR).
Pero a María de Villota lo que siempre le llamó la atención fue la Fórmula 1, por lo que en 2008 regresó al volante de un monoplaza para disputar una carrera de la Euroseries 3000 en sustitución del italiano Matteo Cozzari. Sería el primer paso previo a entrar, en 2011 a formar parte del mundo de la Fórmula 1.
El sueño de María de Villota se empezaba a hacer realidad ese año 2011 cuando se convirtió en colaboradora del equipo Renault F1 para representarlos en eventos corporativos, llegando a disputar con ellos un test en el circuito Paul Ricard de Francia con un coche de la temporada 2009.
Con 32 años, el 7 de marzo de 2012, la piloto madrileña fue contratada como piloto de pruebas de la escudería rusa Marussia. Comenzaba así una ilusionante nueva etapa en su carrera que, sin embargo, no duraría mucho…
Apenas cuatro meses después de aquello, saltó al circuito del aeródromo de Duxford (Cambridgeshire, Reino Unido) a los mandos de su Marussia MR01, para realizar una vuelta de instalación, con tan mala suerte que al regresar a boxes el coche no se frenó completamente y chocó.
La pista estaba mojada por el agua de la lluvia y, al parecer, el sistema anticalado del monoplaza que pilotaba María de Villota no funcionó correctamente, por lo que no pudo frenar en condiciones e impactó contra una rampa de un camión que se había quedado desplegada, justamente, a la altura de su cabeza.
Un periodista de la BBC que fue testigo del accidente aseguró que el monoplaza iría a una velocidad de entre 50 y 65 kilómetros por hora en el momento del impacto y sus consecuencias fueron terribles: heridas en la cabeza y la cara, además de que tardaron una hora en sacarla del interior del vehículo, por lo que llegaron a temer por su vida.
En 2015, la BBC hizo público un informe sobre el accidente realizado por 'Health and Safety Executive (HSE)' en el que se decía que, si bien el equipo no fue el responsable del accidente, la piloto no recibió información sobre cómo parar el coche en boxes, así como de otros sistemas del vehículo.
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De este modo, tras completar dos vueltas en pista, entró en boxes y debido a un incorrecto engranado de las marchas y el sistema anticalado de su coche, María De Villota fue empujada contra el camión.
En el Hospital Addenbrooke, de Cambridgeshire, donde fue trasladada inmediatamente tras el siniestro, se la sometió a tres intervenciones quirúrgicas que duraron en su conjunto más de 30 horas, además de permanecer cinco días de coma antes de mostrar síntomas de mejoría.
El impacto que tuvo aquel accidente fue físico y psicológico. Por suerte para ella no sufrió secuelas neuronales, pero perdió su ojo derecho y el olfato, a lo que se sumó que también perdió su capacidad de percibir en condiciones las distancias y, con ello, el sueño de seguir en la alta competición dentro de la Fórmula 1.
A finales del mes de noviembre de 2012, se sometería a una nueva operación de reconstrucción craneal y ocular para comenzar una nueva vida alejada de la competición y con el característico parche con el que se la pudo ver en todos los actos en los que apareció desde entonces.
Desde marzo de 2013, estuvo encargada de la Categoría de Monoplazas de la Comisión de Pilotos de la FIA, la Federación Internacional del Automóvil, junto a Karun Chandhok y Nigel Mansell.
La ya expiloto madrileña comenzaba a reestructurar su vida y el 28 de julio de 2013, contraería matrimonio con su novio, Rodrigo García Millán -con quien comenzó su noviazgo algo antes de sufrir el accidente- en la ciudad de Santander.
Licenciada en Ciencias de la Actividad Física y Deporte, también ejercía como responsable de la Escuela de Pilotos Emilio de Villota, representante y embajadora del día de la Mujer de la Comunidad de Madrid y embajadora contra la Violencia de Género.
A lo largo de 15 meses, se centró en promover la seguridad vial a través de charlas, ayudó a niños con enfermedades neuromusculares y mitocondriales a través de la Fundación Ana Carolina Díez Mahou y a mujeres en situación de violencia y escribió un libro titulado ‘La vida es un regalo’.
Sin embargo, para sorpresa de todos, el 11 de octubre de aquel año 2013, el cuerpo sin vida de María de Villota apareció en un hotel de Sevilla donde estaba alojada con motivo de su participación en el congreso ‘Lo que de verdad importa’, donde iba a presentar su libro.
Según la autopsia, su muerte se produjo por causas naturales y como consecuencia de las lesiones neurológicas que María de Villota había sufrido, a causa del accidente en el Reino Unido.
"No es tremendo ni morboso: es como la vida; increíble, sorprendente, dura y bonita. Esta noche me he levantado de la cama para contaros esto. Me he levantado de la cama porque, como muchas otras noches, siento un dolor en el pecho que no calman mis medicinas. Así que no solo vivir es decidir. Yo diría, desde mi vivencia, que morir hasta cierto punto también es decidir", escribió en la introducción de su libro.
Hoy, el legado de María de Villota está más vivo que nunca, junto a su eterna sonrisa y su lucha por formar parte de un mundo de hombres como es la Fórmula 1. Una vida para recordar e imitar a pesar de que, para ella, quedó truncada cuando estaba a punto de alcanzar su gran sueño.
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