Las cláusulas (casi) secretas que Maradona firmó en Nápoles
Después de dos agitadas temporadas en el F.C. Barcelona, en lo que significó su aterrizaje en Europa desde su Argentina natal, en el verano de 1984, Diego Armando Maradona llegó al Nápoles, el gran equipo de su carrera y donde regaló sus mejores años. Se cumplen 40 años de aquel sonado traspaso…
Su etapa como azulgrana no fue la mejor. En su primera temporada se perdió tres meses por una hepatitis y la segunda, la comenzó con una grave lesión en su tobillo izquierdo que le mantuvo tres meses y medio lejos de los terrenos de juego, terminándola con tres meses de sanción por una batalla campal en la final de la Copa del Rey contra el Athletic de Bilbao.
Esto, sumado a las críticas del entonces presidente azulgrana, Josep Lluis Núñez, por todo lo relacionado con su vida privada en Barcelona, en la que abusó de la vida nocturna de la ciudad y comenzó a consumir sustancias ilegales, como se cuenta en ‘La Mano de Dios’, biografía escrita por Jimmy Burns, terminó con el genio argentino haciendo las maletas camino de Nápoles.
Y si fue sonado aquel traspaso, más lo es su intrahistoria. El fichaje de Maradona por el club italiano tuvo su miga, empezando porque el objetivo no era hacerse con sus servicios, sino jugar un partido amistoso con el Barça para que los aficionados napolitanos pudieran ver al ‘Pelusa’ en Italia.
Lo contó en una entrevista exclusiva para Goal el presidente que ató al jugador argentino en aquel año 1984, Corrado Ferlaino: "El Barcelona estuvo de acuerdo en disputar ese partido", sin embargo, "preguntamos entonces si Maradona iba a venir y nos dijeron que no, que estaba enfermo".
La realidad no era esa, sino que el equipo español no estaba dispuesto a que su estrella, a la que estaba dispuestos a vender al mejor postor, pudiera sufrir alguna lesión como las que había tenido en los últimos tiempos que pudiera comprometer su venta por un buen puñado de millones.
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Ferlaino no tenía interés alguno en la presencia del Barça en el estadio de San Paolo -hoy Diego Armando Maradona- sin la presencia del astro argentino, por lo que, según explicó en Goal, se puso inmediatamente en contacto con su representante, Jorge Cyterszpiller, para saber qué estaba sucediendo de manos de otra fuente distinta al club azulgrana.
Fue entonces cuando Cyterszpiller pronunció las palabras que lo dinamitaron todo, según Ferlaino: "Me dijo que si no jugaba era, más bien, porque estaba enfadado con la directiva del Barcelona". Fue en ese momento cuando desde el Nápoles vieron opciones y decidieron abordar su fichaje.
Para muchos, aquel traspaso era una completa locura, una quimera. La temporada anterior el conjunto napolitano estuvo luchando por la permanencia en la Serie A y, de un momento a otro, pretendían fichar al mejor jugador del momento y, a la postre, uno de los mejores (si no el mejor) jugadores de la historia.
Y para que ese traspaso pudiera finalmente llevarse a cabo hubo una figura fundamental: la del propio Diego Armando Maradona. "La postura de Maradona fue determinante para venir, estaba tan decidido a hacerlo como a abandonar el Barcelona", dijo Ferlaino a Goal.
Y todo ello ante un Barcelona que torpedeó todo lo que pudo aquella operación, probablemente para sacarle el mayor rédito económico posible. "Hasta el último momento no tuvimos nada claro que se fuera a cerrar, incluso el mismo día que lo cerramos, tuvimos que estar hasta la madrugada después de que nos llamara el Barcelona para decirnos que ya no querían traspasar a Maradona. Pero al final lo logramos", añadió.
La historia terminó con su particular final feliz. Maradona consiguió abandonar la entidad azulgrana después de dos aciagos años allí, el Nápoles logro hacerse con la gran estrella sobre la que construyó uno de los mejores proyectos de su historia y el F.C. Barcelona se embolsó la cifra récord para la época de 1.300 millones de pesetas (unos 8 millones de euros).
Tras la firma con el Barça, Ferlaino vivió una divertida anécdota en Barcelona que contó ESPN: "Estaba tomando un whisky con hielo y un camarero me preguntó si era napolitano. Le dije que sí. Y me dijo 'Hoy le hicimos una buena jugarreta al Nápoles, le vendimos a Maradona por un montón de dinero. Maradona está gordo, jugará un año y no jugará más'". Y nada más lejos de la realidad…
Finalmente, el 29 de junio de 1984, se confirmó el pase de Maradona al Nápoles. Tenía sólo 23 años y allí pasaría un total de 7 temporadas, la mejor época futbolística del genio de Lanús, en la que consiguió llevar a los italianos a lo más alto, con una Copa de la UEFA, dos campeonatos de la Serie A, una Copa y una Supercopa italiana.
Su llegada estuvo a la altura del personaje. El 4 de julio de 1984 en Roma, Maradona pisaba por primera vez suelo italiano, en medio de un impresionante dispositivo de seguridad compuesto por 200 agentes de policía y, desde allí, lo trasladaron en coche a Nápoles donde se sometió al pertinente reconocimiento.
Tras pisar por primera vez el césped de San Paolo, no fue en las instalaciones del estadio del Nápoles donde plasmó la firma de su contrato, sino en un yate que llevaba por nombre Silfra II y con el que viajó junto a los dirigentes del club hasta la isla de Capri.
Aquel contrato, por sus particularidades, fue otro capítulo destacado dentro de esta controvertida operación. Un contrato en el que, según el diario AS, firmó por 4 años a razón de 800.000 dólares por temporada, es decir 3,2 millones de dólares, pero que incluía ocho cláusulas más…
Maradona exigió para él el 15% del valor de su traspaso, una villa con piscina junto al mar, una casa para su representante, dos automóviles, el 25% de las ganancias pactadas para todos los partidos amistosos que jugaban, diez billetes de avión entre Nápoles y Buenos Aires, un premio doble por partido ganado y entre el 50 y el 80% de los ingresos publicitarios por las imágenes difundidas por el club.
El día de su presentación, unos 80.000 tifosi abarrotaron el estadio de San Paolo para recibir a su estrella, previo pago de 1.000 liras (28,50 euros) por su entrada, y más de 200 periodistas de todo el mundo estuvieron presentes, para uno de los grandes acontecimientos futbolísticos que se vivieron en los años 80.
Su gloriosa etapa en Nápoles, -259 partidos, 115 goles y 81 asistencias-, sólo se vio sólo empañada por sus adicciones y una suspensión por dopaje que le tuvo fuera de los terrenos de juego 15 meses y que desembocó en otros problemas con la justicia, por los que Maradona decidió alejarse de Italia y recalar en 1992 en el Sevilla, dando por finalizados aquellos años de éxito.
Genio y figura. Diego Armando Maradona ha sido siempre un foco mediático de referencia dentro del mundo del fútbol, hasta el punto de ser considerado por muchos como el mejor de todos los tiempos, a pesar de sus excesos y sus polémicas. Y su llegada a Nápoles, hace ya 40 años, fue uno de los grandes momentos de su vida como futbolista.