La dura historia del mexicano Héctor Herrera antes de convertirse en futbolista

Una historia sobre el césped y otras tantas fuera
Su historia antes de ser futbolista profesional
Años de lucha y superación por cumplir un sueño
Se marchó de casa con 15 años para ser futbolista
Un ‘periodo de aprendizaje’ duro y complicado
Un reto que hoy le sirve de lección en la vida
Siempre pensando en positivo para seguir luchando
Tiempos de soledad y hambre
Paciencia y perseverancia a pesar de las adversidades
Un momento difícil, pero que recuerda con cariño
Siempre trató de ocultárselo a su familia
Momentos de flaqueza
Entonces jugaba en el filial del Pachuca
Una situación complicada para vivir sin dinero
Trabajar en la construcción en Estados Unidos
Finalmente decidió quedarse y seguir luchando
Al final le llegó su gran oportunidad
Su difícil paso de México al fútbol europeo
Del primer equipo del Oporto a jugar con el filial
Una vez más, supo esperar su oportunidad
Sólida y prolífica aventura futbolística en Europa
Ahora disfruta de una vida acomodada y feliz
Una historia sobre el césped y otras tantas fuera

Además de todo lo que ha ofrecido dentro de los terrenos de juego como futbolista, el mexicano Héctor Herrera ha protagonizado a lo largo de su vida numerosas historias que se circunscriben al ámbito extradeportivo, algunas estrechamente relacionadas con su profesión y otras no tanto.

 

Su historia antes de ser futbolista profesional

Su sorprendente cambio de imagen después de pasar por el quirófano o sus polémicas con la sección azteca, entre las que muchos recuerdan la famosa fiesta con mujeres poco antes de la celebración del Mundial 2018, son buenos ejemplos de ello. Aunque, hay otra historia que no muchos conocen: la que vivió antes de convertirse en futbolista profesional.

Años de lucha y superación por cumplir un sueño

Son muchos los futbolistas que escoden tras sus exitosas carreras historias de lucha y superación y el centrocampista bajacaliforniano, miembro de la llamada 'generación dorada' del fútbol mexicano que ganó el Oro en los Juegos de Londres 2012, es uno de ellos. Y es que su vida, antes de que el balompié se cruzara en su camino, no fue nada fácil.

Se marchó de casa con 15 años para ser futbolista

Herrera, que nació el 19 de abril de 1990 en Rosarito (Baja California), dejó su casa con 15 años para alcanzar su sueño de convertirse en futbolista profesional. Un objetivo para el que tuvo que irse a la Ciudad de México, donde pasaría toda clase de penurias antes de poder cumplirlo.

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Un ‘periodo de aprendizaje’ duro y complicado

"Tuve que pasar un periodo de aprendizaje, lo llamo así. Hoy me río de todo lo que pasé, pero en su momento eran cosas complicadas, aunque yo nunca le vi el sufrimiento o la dificultad que estaba pasando ante mí", contó Herrera en una entrevista con el diario deportivo español Marca.

Un reto que hoy le sirve de lección en la vida

"Siempre lo enfrenté como un reto o como que tenía que sufrir un poco para poder merecer más adelante. Este aprendizaje me hace mucho más fácil pasar situaciones como la que pasé cuando llegué de no jugar y tener pocos minutos", dijo el futbolista.

Siempre pensando en positivo para seguir luchando

Herrera siempre trato de ver el inicio de aquella aventura desde un punto de vista positivo y con la idea clara de que con esfuerzo todo se puede conseguir. "¿Por qué voy a estar mal o enojado todo el tiempo si tengo que trabajar y estar preparado para cuando llegue la oportunidad?", se cuestionaba entonces el jugador.

Tiempos de soledad y hambre

Aquellos difíciles momentos no ahondaban solo en el aspecto deportivo, sino que influían de forma directa en su ámbito personal, pues le tocó lidiar con la soledad de estar lejos de su casa y con el hambre, un peaje difícil camino de cumplir su sueño.

Paciencia y perseverancia a pesar de las adversidades

"En aquel momento comía una vez por día y hoy, gracias a Dios, puedo comer y ofrecerle lo mejor a mi familia. Entonces no veo el por qué enojarme por una situación en la que, aunque obviamente quiero jugar, sé que tengo que ser paciente, que en algún momento llegará la oportunidad y no la tengo que dejar pasar", aseguraba el futbolista mexicano.

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Un momento difícil, pero que recuerda con cariño

"Pues sí, era duro, ahora me río, pero en su momento era difícil porque vivía con otros jugadores que estábamos todos juntos y era difícil pasar ese tipo de cosas. Pero lo disfrutábamos, lo pasábamos bien y nos decíamos 'quizás mañana comeremos mejor' o alguna cosa así", apuntaba Herrera.

Siempre trató de ocultárselo a su familia

Fue una situación que incluso quiso ocultar a su propia familia, para que esa no fuera una razón por la que abandonar: "Mi madre cuando lo supo me quería llevar a casa, pero le dije que no, que quería seguir e intentar ser jugador de Primera y que lo iba a conseguir", recordó.

Momentos de flaqueza

Y, a pesar de todo, también dudo. Hubo algún momento de flaqueza y, siendo aún jugador de las categorías inferiores de Pachuca, como confesó en su entrevista a Marca, estuvo a punto de dejar el fútbol para siempre y marcharse a los Estados Unidos para trabajar en la construcción con su padre.

Entonces jugaba en el filial del Pachuca

Herrera había pasado por los equipos Venados de La Magdalena Contreras y el D. Cuautla en la Tercera División del fútbol mexicano antes de jugar con el Tampico Madero -filial del Pachuca- en la Segunda División, equipo donde empezó a dejarse notar y a destacar, hasta el punto que terminaría siendo convocado por el primer equipo.

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Una situación complicada para vivir sin dinero

"En algún momento el Pachuca me prestó a Segunda división, fui a jugar seis meses a Tampico Madero, pero no nos pagaban, no teníamos nada y yo ya vivía con la que hoy es mi esposa. Ella quedó embarazada y ahí en esa situación pensaba en dejar el fútbol y ponerme a trabajar porque tenía obligaciones y deberes y yo no sabía qué futuro iba a tener", apuntó.

Trabajar en la construcción en Estados Unidos

"Mi padre trabaja construyendo casas. Yo iba a ir a lo que fuera, a lo que saliera, no tenía una profesión fija", recordó el futbolista, quien agregó que, entonces, "sí lo pensé un poco y como trabajaba en Estados Unidos pensé en irme con él y en que todo iría bien".

Finalmente decidió quedarse y seguir luchando

Pero al regresar a Pachuca para saber qué iba a pasar fue cuando Héctor Herrera decidió quedarse y seguir trabajando por un fututo dentro del mundo del fútbol, entrenando con el filial, lo que muy pronto le llevaría a hacerlo también con el primer equipo del club mexicano.

Al final le llegó su gran oportunidad

"Al final dentro de mí me decía que no, que tenía que esperar, que llegaría una oportunidad y que la tenía que aprovechar. Esperé un poco más y por suerte surgió esa oportunidad de quedarme en Pachuca y jugar en Primera", concluyó.

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Su difícil paso de México al fútbol europeo

Ya como futbolista, Héctor Herrera también ha vivido momento complicados, como fue su paso de México al fútbol europeo, cuando en el verano de 2013 fichó por el Oporto de Portugal, equipo con el que le tocó volver a empezar y a luchar por llegar a lo más alto.

Del primer equipo del Oporto a jugar con el filial

"En el fútbol siempre hay ese tipo de momentos buenos y malos. No todo ha sido bueno. Cuando llegué a Oporto también me costó jugar, en los primeros seis meses jugaba muy poco y me tocó irme con el B. Yo me lo tomaba bien, con la mejor disposición del mundo", destacó.

Una vez más, supo esperar su oportunidad

"Sabía que, si no tenía participación con el primer equipo, yendo con el filial no perdía ritmo, que en cualquier momento podía tener la oportunidad y que la tenía que aprovechar". Y así fue. Pronto comenzó a ser regular en su juego y, en el mes de octubre ya alcanzó su primera titularidad con el conjunto portugués.

Sólida y prolífica aventura futbolística en Europa

Fue su último gran escollo antes de consolidarse en la élite del fútbol mundial. Jugaría seis temporadas en el Oporto antes de marcharse en 2019 a La Liga española, donde pasaría tres campañas más en el Atlético de Madrid. Años en los que, además, ha sido uno de los grandes referentes de 'El Tri'.

Ahora disfruta de una vida acomodada y feliz

Sus últimos tres años los ha pasado en Estados Unidos, donde aterrizó con 32 años para reforzar la plantilla de los Houston Dynamo (donde, al principio, también sufrió problemas de adaptación). Hoy, allí, disfruta de una vida acomodada después de poder cumplir con ese sueño de ser futbolista que tanto esfuerzo le supuso años atrás.

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