Auge y caída de un futbolista que lo tuvo todo: qué pasó con Iván Zamorano
Goleador de raza en una época en la que Chile produjo una camada de atacantes de talla mundial, Iván Zamorano se convirtió en uno de los delanteros más temidos por las defensas de toda Europa durante las dos grandes etapas de su carrera, en el Real Madrid y el Inter de Milán.
Ídolo del fútbol chileno, fue capitán y líder de la generación dorada del fútbol del país sudamericano y un referente de su selección, de la que es su segundo máximo goleador histórico solo por detrás de Alexis Sánchez, además de que escribió páginas doradas durante sus años en España y Italia.
Sin embargo, en 2003, a los 36 años, tras 18 temporadas en lo más alto y previo paso por el América de México y el Colo-Colo chileno, ‘Bam-Bam’ -como se le apodaba dentro del mundo del fútbol- decidió colgar las botas y buscar nuevos retos lejos de los terrenos de juego.
¿Y qué ha sido de Iván Zamorano desde entonces? El delantero chileno cambió entonces las botas de fútbol y el uniforme por el traje y la corbata para emprender una nueva e intensa vida en el mundo de los negocios, algo que se fue fraguando ya durante su carrera deportiva.
Sin embargo, durante esos años posteriores a su retirada, Zamorano se enfrentó a una serie de problemas económicos provocados por malas inversiones, por los que, según el medio chileno Portal Deportivo, se vio obligado a vender, en el año 2014, más de 40 de sus propiedades para solventar su millonaria deuda.
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La Ciudad Deportiva USS, propiedad del ex futbolista, ubicada en Las Condes (Santiago de Chile) ha supuesto para él un quebradero de cabeza en el ámbito económico. Según BBC News, en 2007, una de las municipalidades en las que se ubica le reclamó una deuda de unos 53.000 dólares, mientras que, en 2009, el complejo registró pérdidas por valor de 500.000 dólares.
En 2011, Zamorano acabó en los tribunales por una deuda de 1,09 millones de dólares derivada del incumplimiento de contrato con el dueño del centro de salud con el que trabajaban en la Ciudad Deportiva USS, y por la que fue condenado en 2013 a pagarle 300.000 euros.
Además, según la información publicada entonces por BBC News, la deuda del ex jugador chileno ascendía a 3,3 millones de dólares y fue reclamada por tres importantes entidades bancarias: Itaú, Banco de Crédito e Inversiones (BCI) y Santander Chile.
La justicia embargó la residencia habitual de Zamorano, otra de sus viviendas, un depósito, su automóvil particular y dos de sus cuentas bancarias; a lo que se añadió, posteriormente, el resto de las propiedades con las que contaba en territorio chileno y que le podían embargar, según publicó el diario El Mercurio.
Una información a la que otro medio chileno, La Tercera, le sumó la venta de "parte de su patrimonio y de los inmuebles adquiridos por dos de las empresas que representa: las firmas del Inca Sociedad de Inversiones Limitada y la Sociedad de Inversiones Santa Alicia Limitada".
En el año 2016, el nombre de Iván Zamorano fue vinculado a los ‘Papeles de Panamá’, ya que, según la investigación en la que participó el Centro chileno de Investigación Periodística (Ciper), sus derechos de imagen cuando era jugador del Real Madrid fueron "administrados por la sociedad offshore Fut Bam International Ltd. ", constituida en 1992 en las Islas Vírgenes.
La investigación apuntaba que "Fut Bam –que quedó inactiva en 2005- otorgó custodia temporal de sus derechos de imagen al Real Madrid a cambio de un pago total de 195 millones de pesetas (222.150 dólares). El club debía pagar a Fut Bam 45 millones de pesetas (51.265 dólares) en 1993 y otros 50 millones (56.961 dólares) entre 1994 y 1996".
"En mi calidad de futbolista profesional, siempre mis dineros han tenido origen conocido por todos y han tributado en los países que correspondía, apegado a las leyes vigentes en cada uno de ellos", explicó entonces Zamorano en una nota de la que se hizo eco el Diario AS.
A pesar de todo, el que fuera delantero de Real Madrid e Inter de Milán nunca dejó de apostar por nuevos negocios que, a la larga le han generado enormes beneficios, obteniendo ganancias que se estima que se sitúen en torno a los 80 millones de dólares, según publicó Mundo Deportivo.
En la actualidad, apunta Mundo Deportivo, Zamorano cuenta con numerosos negocios vinculados al Holding empresarial Del Inca Inversiones, la Ciudad Deportiva Iván Zamorano, la Fundación Iván Zamorano, la empresa Pass Ball, la empresa de capacitación en alta tecnología IT Training, numerosas inversiones inmobiliarias en Chile y un proyecto de universidad privada.
Pero en esos años, el goleador chileno no solo fue noticia por temas de dinero, sino que también fue objetivo de la prensa sensacionalista chilena por sus relaciones con conocidas modelos del país sudamericano, como Daniella Campos, Titi Ahubert o Paola Camaggi.
Aunque el caso más sonado de aquel entonces fue el de su mediática relación con la modelo María Eugenia Larraín, más conocida como Kenita Larraín, con la que rompió su compromiso en el año 2004 a pocos meses de contraer matrimonio.
Sólo un año después, se casaría con la también modelo argentina María Alberó, con la que continúa compartiendo su vida en la actualidad en su residencia de Miami (Estados Unidos) y con la que tuvo dos hijos: Mía Pascale e Iván de María, que nacieron en 2006 y 2007, respectivamente.
Junto a su esposa vivió también, en Buenos Aires en septiembre de 2015, un aparatoso accidente en el que chocaron frontalmente con otro vehículo y en el que, según publicó AFP, el ex futbolista salió ileso, mientras que Alberó tuvo que ser trasladada en helicóptero hasta un hospital estatal, sin mayores consecuencias, eso sí.
En este tiempo, Zamorano tampoco ha dejado de lado del mundo del fútbol profesional, eso sí, viéndolo desde la barrera, como comentarista de televisión, una labor que inició en Argentina y pasando por cadenas como Univisión y, sobre todo, TUDN USA, donde hace las veces de analista del fútbol mexicano, además de en grandes eventos como fue el Mundial de Qatar 2022.
En estos años también lo hemos visto en su labor de embajador deportivo y embajador de buena voluntad de Unicef en Chile –labor que realiza desde 1998-, además de mentor para las generaciones más jóvenes de futbolistas a través de su Ciudad Deportiva.
Y, no solo eso, porque también lo hemos visto en alguna campaña publicitaria, como la que se hizo en 2007 en Santiago de Chile con el sistema de transportes Transantiago; o en producciones audiovisuales como la película ‘Azul y blanco’ (2004), de Sebastián Araya, donde hacía de sí mismo en un cameo, o en la serie documental de Netflix ‘América vs. América’ (2022).
Atrás quedan ya sus años de gloria (y sus 101 goles) en los que Iván Zamorano arrebató un trocito del corazón de los aficionados madridistas tras sus cuatro años vistiendo de blanco. Un sentimiento que siempre fue recíproco. "Le estoy agradecido a Real Madrid por lo que significó en mi vida. (…) Esa posibilidad que me dio… hay un antes y un después en ese equipo", dijo en TUDN.
También en el Inter de Milán, donde pasó otras cuatro campañas completas en las que anotó 40 goles y que finalizó cuando "perdí esa felicidad que tenía por jugar y tenía que recuperarla", en el año 2001, justo antes de marcharse al América de México y, contó en TUDN, "recuperé mi esencia, la esencia de volver a ser feliz en una cancha de futbol".
Muchos años de gloria futbolística para uno de los mejores goleadores de la década de los 90 y que ha sabido renovarse para seguir viviendo una vida cómoda a pesar de los problemas por los que ha pasado.
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