¡Atención! Tu heladera está matando al planeta y así se puede evitar
Publica la BBC que la industria de la refrigeración representa alrededor del 10% de las emisiones globales de CO2 a la atmósfera (eso incluye electrodomésticos como aires acondicionados, refrigeradores industriales y domésticos), lo que supone tres veces la cantidad producida por la aviación y el transporte marítimo juntos.
Según datos recopilados por Statista, el mercado mundial de heladeras ha alcanzado los 108.5 millones de dólares y está previsto que las ventas alcancen los 195 millones entre 2012 y 2025, con un aumento anual constante.
No sorprende el dato, ya que la refrigeración doméstica cambió la producción, el envasado, la distribución, la venta al por menor, la compra y el consumo de alimentos. Y también simplificó el transporte de medicamentos vitales, como vacunas o antibióticos.
¿Cómo mantienen las heladeras las cosas frescas? Para ello utilizan condensadores, compresores y serpentines llenos de gases llamados refrigerantes que se mueven constantemente dentro de sus paredes. Eso los hace perjudiciales para el medio ambiente por dos razones principales: energía y contaminación.
Este proceso puede ser muy exigente en lo relativo al consumo de energía. Según un informe de 2018 de la Agencia Internacional de Energía, recopilado por The New Yorker, la refrigeración representó alrededor del seis por ciento del consumo mundial de energía en 2016. La mayor parte de esta energía se genera quemando combustibles fósiles.
Además, algunos de los refrigerantes utilizados en el interior de los electrodomésticos son contaminantes. Muchos usan químicos llamados hidrofluorocarbonos. Según el reportero de Inside Climate News, Phil McKenna, estos son súper contaminantes: producen gases de efecto invernadero miles de veces peores para el clima que el dióxido de carbono.
El refrigerante no afectará a los alimentos dentro de la heladera ni se escapará de su interior de ninguna manera durante su vida útil, sin embargo, cuando se deseche el aparato, el producto químico podría liberarse a la atmósfera. Según McKenna, "la eliminación adecuada ocurre en menos de 600.000 de los aproximadamente 9 millones de refrigeradores y congeladores desechados en los Estados Unidos cada año".
Los fabricantes ofrecen algunas alternativas que cada año son más accesibles. Los más comunes son los refrigeradores que reemplazan los hidrofluorocarbonos por isobutano. Sin embargo, esta opción es solo parcialmente segura ya que el isobutano tiene más o menos el mismo impacto climático que el dióxido de carbono...
Otro problema es que a medida que avanza el calentamiento global y se suceden los veranos y primaveras más calurosos, aumentan la necesidades de refrigeración y de aires acondicionados (que utilizan los mismos sistemas).
Afortunadamente, investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley y la Universidad de California desarrollaron el enfriamiento ionocalórico, lo que supone una nueva forma de refrigeración que podría permitir a los fabricantes dejar de usar refrigerantes peligrosos y contaminantes.
La energía se libera o almacena cuando un material cambia de fase, como cuando el hielo se convierte en agua o se evapora, lo que puede cambiar la temperatura a su alrededor. Por ejemplo, cuando un cubo de hielo comienza a derretirse, puede sentir el aire frío a su alrededor si acerca la mano lo suficiente.
Los investigadores aprovecharon este proceso: es posible derretir cosas sin energía agregando algunas partículas cargadas al material, llamadas iones. Los iones ayudarán a cambiar el estado del material. Un ejemplo es cómo la sal puede evitar que se forme hielo en las carreteras.
El equipo desarrolló un modelo para mostrar cómo este sistema podría competir o mejorar lo que tenemos hoy. Tendría un material que puede cambiar de fase y una corriente movería los iones en él para cambiar su punto de fusión y cambiar la temperatura.
Luego realizaron un experimento usando sal elaborada con yodo y sodio para derretir carbonato de etileno. Es un disolvente orgánico que se produce a partir de dióxido de carbono.
Al usar carbonato de etileno, los investigadores se aseguran de que sea seguro y que no contribuye al calentamiento global (miden qué tan contaminante es una tecnología) de cero a negativo, lo que ayuda al medio ambiente.
Hasta ahora, el panorama de los refrigerantes ha sido un problema sin resolver. Nadie ha desarrollado con éxito una solución alternativa que haga que las cosas se enfríen, funcionen de manera eficiente, sean seguras y no dañen el medio ambiente", dijo Drew Lilley, del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley en California, a Science Alert.
Sin embargo, ahora que el equipo ha demostrado que su método funciona, el siguiente paso es impulsarlo más y hacerlo más atractivo para la industria. "Ahora es el momento de la experimentación para probar diferentes combinaciones de materiales y técnicas para enfrentar los desafíos de la ingeniería", dijo Ravi Prasher, uno de los investigadores, a Science Alert.