En imágenes: la increíble vida de los uros, un pueblo que vive en islas flotantes creadas por ellos mismos
Lago Titicaca. Un paisaje donde destacan islas artificiales construidas con totora, un tipo de junco que proliferan en el área. Estas formaciones son el resultado de milenarias técnicas de ingeniería desarrolladas por comunidades ancestrales.
Los uros son un grupo indígena que vive en el entorno del lago Titicaca, en la frontera entre Perú y Bolivia. Son conocidos por su capacidad única para construir sus peculiares hogares.
La totora, la planta con la que cimentan los uros sus islas flotantes, es resistente al agua y crece en el lago, siendo la principal herramienta de este pueblo para fabricar embarcaciones, techos y colchones, así como sus propias viviendas.
Toda esta ingeniería comenzó hace muchos años, motivada por la necesidad de defenderse de posibles ataques de otros pueblos.
Hace unos cinco siglos, los uros vivían en tierra firme pero su territorio comenzó a ser invadidos por el Imperio Inca y, en respuesta, comenzaron a construir estas islas flotantes.
De esta manera, pudieron internarse más profundamente en el lago Titicaca, lejos del peligro, según relata la BBC en una extensa crónica.
El Titicaca se encuentra a una altitud de 3.821 metros, lo que lo convierte en el lago navegable más alto del planeta. Está rodeado por la Cordillera de los Andes, y cuenta con unas aguas claras y tranquilas.
Imagen: Unsplash / Karla Villaizán
En este increíble paisaje hay aproximadamente 120 islas flotantes que albergan a unas 1.300 personas.
Cada isla alberga entre dos y seis familias de forma segura y durante muchos años. Alexei Vranich, profesor de arqueología de la Universidad de Varsovia, citado por la BBC, explicó que la plana que utilizan "es un material muy resistente y estable que también es flexible, pero evita que se doble".
Cuando un hijo se casa y forma una familia, construye una nueva isla. Este proceso implica la creación de una estructura flotante separada para albergar la nueva unidad familiar, ampliando así el conjunto de islas habitadas, según recogía el medio brasileño O Globo.
El investigador Alexei Vranich dijo que, para construir las islas, los Uros juntan grandes bloques de raíces de totora, que se agrupan formando una capa de 1 a 2 metros de espesor.
Luego, las cañas se secan al sol de una a cuatro semanas y se atan con cuerdas de nailon, ya que las cuerdas utilizadas en el pasado se deterioraban rápidamente, tal y como informaba la BBC.
Las islas están ancladas por bloques de juncos que, cada 2 o 3 semanas, se pudren y deben ser reemplazados, para asegurar así la supervivencia de los pueblos.
La vestimenta tradicional de la región es confeccionada con lana de oveja debido a las bajas temperaturas provocadas por la altitud.
La pesca y la caza de aves siempre han sido esenciales para la alimentación en las islas, donde los Uros también crían patos y crían aves acuáticas para ayudar en la pesca y recolectar huevos.
Sin embargo, después de una tormenta en 1986, que provocó la pérdida de algunas de las islas, los uros se desplazaron a Puno, más cerca del continente. Esto conllevó una transición de su medio de vida, centrada en la pesca, hacia el turismo, la venta de su artesanía y la exhibición de su forma de vida a los visitantes.
Hoy en día, en las islas se pueden observar influencias urbanas, como paneles solares para la luz y televisores. A pesar de esto, los visitantes todavía pueden aprender acerca del estilo de vida tradicional y los métodos de construcción de los uros, aunque estos también están cambiando con la creciente atención al turismo.
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